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RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
sábado, 5 de mayo de 2012
Lorenzo Meyer - Indochina y nuestro '5 de mayo'
POLÍTICA COMPARADA
Y alguien se preguntará: ¿qué tiene que ver nuestro "5 de mayo" con Indochina? Pues mucho, ambos comparten una misma raíz: el imperialismo francés. México y Vietnam atrajeron al mismo tiempo el interés de la Francia de Napoleón III. En Asia los franceses tuvieron éxito pero no en México. En el largo plazo, naufragó en ambos lugares.
EL 5 DE MAYO DE 1862
La intervención de los franceses en México en la segunda mitad del siglo XIX duró exactamente 1,915 días: del desembarco en diciembre de 1861 a la salida de las últimas tropas de la fuerza expedicionaria -que llegó a contar con 39 mil hombres, un quinto del ejército francés- a inicios de 1867.
La batalla del 5 de mayo no fue una acción mayor pero tampoco fue insignificante. La fuerza francesa en México se componía de 6 mil 48 hombres comandados por el general Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, y habían llegado a Veracruz como parte de la acción tripartita de España, Francia e Inglaterra para obligar a México a pagar lo que se debía a sus nacionales. Ingleses y españoles se retiraron tras negociar el pago, los franceses no. El 5 de mayo de 1862, en las afueras de Puebla, 4 mil franceses se toparon con una fuerza mexicana equivalente. Tras cinco horas y media de combate el comandante mexicano, el general Ignacio Zaragoza, dio parte de su victoria. Según las cifras oficiales, las bajas francesas fueron 476 muertos y 345 heridos, es decir el 20.5% de los atacantes. Zaragoza dijo tener sólo 83 muertos, 250 heridos y 12 desaparecidos: 7.3% de sus efectivos.
La lucha -mezcla de guerra internacional y civil- seguiría y, a mediados de 1863, los franceses, ya muy reforzados, ocuparon Puebla y luego la Ciudad de México. Los invasores se impusieron, pero en 1867 debieron retirarse sin haber logrado consolidar al Segundo Imperio encabezado por Maximiliano de Habsburgo. Así pues, perdieron la guerra y no pudieron evitar la caída y fusilamiento del emperador austriaco al que habían pretendido imponer, ni el fracaso de su proyecto imperial.
EL SISTEMA MUNDIAL
Imperialismos siempre ha habido, pero el moderno, el que se nutrió de la fuerza de la revolución industrial capitalista y globalizadora y de la ideología liberal, es de origen europeo y norteamericano. Los imperialismos centrales del siglo XIX fueron el inglés y el francés, pero no hay que menospreciar al alemán, al belga, al holandés, al norteamericano, ni al italiano, portugués y español.
En su estudio sobre el concepto moderno de imperialismo, Richard Koebner y Helmut Dan Schmidt señalan que fue precisamente en la Francia de Napoleón III donde se acuñó el término, aunque sería en la Inglaterra victoriana donde adquiriría su pleno significado y dimensión. En el inicio, el concepto de imperialismo se refería básicamente a una forma interna de gobierno autoritario revestido de gran proyecto en el exterior: la búsqueda de la grandeza y del prestigio nacional de Francia por medio de sus acciones militares, ya fuese en Argelia, Crimea, China, Indochina, México, África, etcétera (Imperialism. The story and significance of a political word, 1840-1960, Londres: Cambridge U. Press, 1965, pp. 1-26). Más adelante el término se afinó y se refirió exclusivamente a la imposición, por la fuerza, de la autoridad e intereses económicos de un Estado nacional desarrollado sobre sociedades lejanas y disímbolas que aún no llegaban a un estadio de capitalismo maduro o que ni siquiera lo habían iniciado.
Esa ola imperial de las economías industriales de Europa y Estados Unidos en el siglo XIX llegó a su punto culminante en la lucha por el dominio de toda África y de partes de Asia. Sin embargo, sus logros se desvanecieron después de la Primera Guerra Mundial y finalmente se perdieron después de concluir la Segunda Guerra Mundial. Francia se resignó a abandonar el grueso de sus colonias en África y Asia pero se resistió a salir de Argelia y Vietnam. En Argelia, Francia llegó a mantener un ejército de ocupación de medio millón de efectivos pero finalmente los argelinos -dirigidos por el FLN- se independizaron en 1962, tras ocho años de lucha feroz.
INDOCHINA
Lo que en la segunda mitad del siglo XIX y hasta 1950 se conoció como la Indochina francesa (Vietnam, Laos y Camboya) era un entramado muy antiguo y complejo de sociedades con influencias de India y China, dominadas por monarquías políticamente inestables y que terminaron cayendo bajo el dominio de Francia. La vieja forma de autoridad persistió pero el verdadero poder pasó a manos del gobernador general francés; en Vietnam del sur -la Conchinchina-, el dominio francés fue directo hasta que en 1940 apareció otro imperialismo: el japonés. Al concluir la Segunda Guerra, los franceses ya no pudieron recuperar el control efectivo de Indochina y fueron remplazados en el empeño por los norteamericanos. Sin embargo, en 1975, y con la toma de Saigón por el Ejército Popular de Vietnam, también estos imperialistas debieron abandonar la empresa.
La intervención francesa en Indochina se inició como defensa de las misiones católicas en esa región. Como en México, la acción francesa inicial contó con apoyo español. Y, entre 1858 y 1862, aprovechando la situación de inestabilidad política local, Francia consolidó la primera etapa de su conquista. Siglos atrás los vietnamitas ya habían expulsado a los invasores chinos, pero el desgaste por sus conflictos internos les impidió la cohesión interna necesaria para hacer frente con efectividad a los europeos; lo mismo sucedió en México. La resistencia militar inicial de los vietnamitas en Danang se puede comparar a la mexicana en Puebla, pero finalmente resultó inútil. En Indochina, Francia pudo usar desde el inicio y a fondo su superioridad naval, lo mismo en el Golfo de Tonkin que en el delta del Mekong y es de notar que la resistencia fue más sistemática entre las clases populares que entre los mandarines, ¿como en México? (Neil L. Jamieson, Understanding Vietnam, Berkeley, U. of California Press, 1995, pp. 42-49). La ocupación de Saigón por los franceses tuvo lugar en 1859 y el dominio francés se inició justo el mismo año que los mexicanos se enfrentaron a las tropas del general Lorencez: 1862. La resistencia vietnamita nunca cesó del todo, aunque a partir de 1867 -justo cuando los franceses dejaron México- dejó de ser efectiva. Para 1885 el control de los imperialistas de la región era un hecho.
El fracaso francés en nuestro país fue un catalizador que permitió arrancar la verdadera construcción de la actual nación mexicana. En Vietnam el proceso sería igual aunque más largo, complicado y sangriento.
MÉXICO, NACIÓN A MEDIO HACER
Tras la Independencia, la imposibilidad de lograr un consenso entre las élites en México acabó con el Primer Imperio. Esa falta de unidad fue también determinante en perder la posterior guerra contra Estados Unidos y esa ausencia de unidad llevó a la Guerra de Reforma. Este ambiente de desunión y de precariedad de recursos para el gobierno federal llevó a los conservadores a pedir la intervención de un poder externo europeo para superar su imposibilidad de construir la hegemonía que poco antes habían supuesto que conseguirían con Antonio López de Santa Anna. Sin esa división de las elites mexicanas, Napoleón III no hubiera concebido intervenir en nuestro país.
EL FACTOR AMERICANO
El empeño colonial francés en Vietnam buscó crear una zona donde los intereses franceses dominaran y excluyeran los de las otras potencias imperiales (Dennis J. Duncanson, Government and revolution in Vietnam, Londres: Oxford U. Press, 1968, pp. 82-87). En el caso de México, el empeño francés también era excluyente: aprovechar la guerra civil norteamericana para hacer de México un "Estado tapón" e impedir la expansión y consolidación de los intereses norteamericanos al sur del Río Bravo. El término "Latinoamérica" se acuñó entonces para identificar a la parte sur de nuestro continente con Francia. Desafortunadamente para este proyecto, la guerra civil de Estados Unidos la ganó la Unión y de inmediato Washington reimpuso los principios de la "Doctrina Monroe" y Francia no pudo acabar a tiempo con la resistencia mexicana. Nada similar ocurrió en Vietnam, donde el proyecto francés continuó hasta que fue sustituido por el norteamericano como parte de la Guerra Fría.
EN CONCLUSIÓN
No es común que la lucha antiimperialista mexicana simbolizada por el "5 de mayo" se vea como parte de un proceso antiimperialista que involucró la derrota francesa de Dien Bien Phu (1954) y la norteamericana de Saigón (1975). Pero ese fue el caso.
Leído en Reforma
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