martes, 29 de mayo de 2012

Una nueva visión del campo por Lorenzo Servitje S.

El crecimiento económico de nuestro país exige que todas las actividades económicas crezcan y se desarrollen. Una de ellas que más lo requiere es la que tiene que ver con el campo, especialmente la agrícola y pecuaria.

Este sector es uno de los más rezagados de México, sino el que más. Sólo representa el 3.5% del PIB nacional y tiene aproximadamente el 20% de la población ocupada. ¿A qué se debe este retraso?

Se debe a que la mayor parte de la población campesina, especialmente los ejidatarios y comuneros, suelen ser muy poco productivos. Y el campo solo recibe el 1.5% de la inversión productiva.

¿Qué se debería hacer?

A mi juicio habría que pugnar por que una buena parte de ese sector aumentara su baja producción y esto es posible porque hay muchas buenas experiencias que han logrado avances importantes por el aumento de su productividad.

Numerosos ejemplos de esto es el trabajo que han venido desarrollando varias organizaciones privadas dedicadas a promover el desarrollo de los campesinos de bajos ingresos.

Una de ellas, entre muchas, es el programa "Educampo" de la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural que ha conseguido notables resultados en los últimos años en diversos proyectos en algunos estados de la República en grupos de campesinos de bajos ingresos.

Esto se ha conseguido por el apoyo que se les ha prestado a los campesinos que estén dispuestos seriamente a lograr su desarrollo personal y progreso económico.

El programa incluye desde luego una capacitación técnica para una mayor productividad, pero sobre todo un proceso educativo a fin de que los campesinos sean los verdaderos autores de su desarrollo mediante el fortalecimiento de su autoestima y confianza y la capacidad de trabajar asociados con otros con un auténtico sentido de empresa.

Todo esto acompañado de un paquete tecnológico que consiste en proporcionarles semillas mejoradas, fertilizantes, plaguicidas y seguro contra riesgos en la cosecha y a ser pagados hasta que se recoja la misma. Además a asegurarles su compra al precio que rija en el mercado que es lo que se ha llamado la agricultura por contrato.

Los resultados en los estados de Chiapas, Campeche y Veracruz, en pocos grupos todavía, han sido muy alentadores. Por ejemplo, donde antes se conseguía una cosecha de maíz de escasas dos toneladas por hectárea se llegaron a obtener hasta casi seis y en un último caso en Jalisco, verdaderamente excepcional, la producción en algunos casos llegó a ser hasta de 10 toneladas, con un ingreso para los campesinos de hasta ocho salarios mínimos.

Sin embargo este esfuerzo de ayudar a los grupos de campesinos de bajos ingresos para que aumenten su productividad no es suficiente para incrementar de manera significativa la producción del campo que requiere vitalmente el crecimiento económico del país.

Aunque va a costar aceptarlo, el reparto agrario que tuvo su mayor difusión en los años treinta, con el entonces Presidente Lázaro Cárdenas, cuando el país tenía 65% de su población en el campo y su aportación al PIB era del 19%, hoy ya no tiene sentido. ¿Qué debe hacerse?

Se ha demostrado que el agente más eficaz para el crecimiento económico de un país son los empresarios que, con sus recursos, conocimientos y eficiencia, logran resultados importantes.

Un ejemplo de esto es Brasil, que con una población en el campo del sector primario del 14% tiene una participación en el PIB del 6%.

Hay muchísimos campesinos con parcelas de reducido tamaño que sólo sobreviven con lo que producen para su autoconsumo y con la ayuda de subsidios oficiales. Y muchos otros desearían dejar el campo e ir a las ciudades con más servicios y mayores oportunidades.

En el período del Lic. Carlos Salinas de Gortari se dio la facilidad de que los ejidatarios pudieran vender su ejido. Actualmente sólo se requiere que las resoluciones se adopten por 2/3 partes de los asistentes a la asamblea. Habría que modificar esto reduciendo los requisitos de asistencia para quórum y mayoría cualificada y con ello se evitarían esos casos en que los ejidatarios vendan sus tierras indebidamente haciendo ejidatarios a los compradores.

Muchos de los ejidatarios ya están en las ciudades y rentan sus tierras. Además de la venta de sus ejidos se les podría dar un incentivo para facilitar este tránsito a otras ocupaciones.

La entrada importante de empresarios agrícolas privados al campo debiera facilitarse para modernizar su producción con alta tecnología como el estudio de los terrenos por satélite, el uso racional del agua, la mecanización, otros recursos y la inclusión de nuevos cultivos con mayor valor agregado. Y esto implicaría también que se revisaran las disposiciones sobre la extensión de la propiedad individual que les permitieran tener legalmente mayores superficies.

Todo esto tropezaría sin duda con muchos obstáculos, pero hay que hacerlo si queremos realmente que la producción del campo contribuya al crecimiento económico de nuestro país. México por su orografía no puede ser un gran productor, pero se ha dicho que la producción actual en la superficie disponible, con estos cambios, no sólo puede duplicarse sino aún mucho más.

Hoy sin remedio nuestros gobernantes deben entrarle a resolver nuestros problemas crónicos y nuestros rezagos y carencias, tomando las medidas drásticas y aun impopulares que sean necesarias. Será ese el mejor futuro que los mexicanos merecemos y exigimos.


El autor es empresario, ex presidente de Grupo Bimbo



Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/659/1316627/

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