Actualmente estamos viviendo el proceso de una nueva elección presidencial, en donde se están aplicando tanto la guerra sucia, como la intervención presidencial, en este caso, de una manera menos exagerada que en la elección anterior, pero palpable. Adicionalmente, se han incluido tres nuevos elementos nocivos para nuestra democracia, uno de ellos, muy preocupante.
Tradicionalmente, cada candidato presidencial, como parte importante de su campaña, visita tantas ciudades como puede, o le conviene, y se presenta en mítines, realizados en espacios públicos apropiados para albergar a sus simpatizantes. Mientras mayor sea la asistencia, mayor es la muestra de su posible éxito, por consiguiente, se procura “ayudar” a aumentarla con los llamados “acarreados”. Esta práctica, iniciada por el PRI, también la han imitado los demás partidos. Como es lógico suponer, solo asisten (o debieran asistir) a esos mítines quienes simpatizan con el candidato o los que son llevados, con algunos ofrecimientos atractivos, para incrementar su cantidad.
Como en esta votación, la ventaja del PRI, se había considerado muy difícil de superar (ya no lo es tanto, si hacemos caso a la propaganda actual), en el tiempo restante de las campañas (menos de un mes), una de las novedades es infiltrar en sus mítines a grupos de personas, con preferencias diferentes a las de dicho partido, con el objeto de que se manifiesten “pacíficamente” en el mismo lugar, con pancartas y gritos en contra de su candidato. El objetivo evidente es que se resalten las inconformidades en las reseñas y videos realizados por los medios de comunicación y, de esta manera, crear un ambiente de descontento, en beneficio de su causa. Lógicamente, estas provocaciones han dado lugar a algunos enfrentamientos, a pesar de la petición de EPN, a sus simpatizantes, de no caer en ellas. Según escuché, hace unos días , algo similar hacía el famoso “Maquio”, uno de los elementos más destacados del PAN, reconocido por propios y extraños; él hacía una manifestación, al mismo tiempo que la del PRI pero, y esa es la gran diferencia, en otro lugar. En la actualidad, evidentemente, con este tipo de provocaciones, se están afectando los derechos de terceros a manifestarse libremente pero, como a nadie parece importarle, el resultado ha sido la generalización de este tipo de provocaciones, en donde ya participan grupos de los tres principales partidos. Lógicamente, estas intromisiones no solamente alteran el orden público sino, lo más preocupante, han propiciando el encono entre los simpatizantes de los diferentes partidos, cuya simple rivalidad electoral ha evolucionado, en algunos casos, hasta convertirlos en enemigos declarados, augurando nada bueno en el futuro, gane quien gane. Si alguien lo duda, le bastaría leer la mayoría de los comentarios de los participantes en las redes sociales. Con el agravante de que, uno de los candidatos, supuestamente, está preparando el terreno para una impugnación, de alcances no previstos, en el caso de no ganar la elección. El movimiento yosoy132, originado e “inflado” por quienes no desean el regreso del PRI (como se hará evidente más adelante), se manifiesta en todas las reuniones las que asiste su candidato, llegando al increíble, muy reprochable y muy inquietante extremo, de agredir con manotazos al vehículo que transportaba a EPN y a su esposa (extremo al que, seguramente, no llegarían sus rivales), anticipándonos ya muestras muy claras del “espíritu cívico” con que actuarán posteriormente. ¡Vaya grupo de fanáticos “fabricado” por la desesperación de no poder ganar la próxima elección presidencial democráticamente! Al tratar de impedir, como lo manifiestan claramente los integrantes de dicho grupo, que EPN sea nuestro próximo Presidente, están afectando los derechos de la gran mayoría de sus compatriotas de poder elegir libremente a su candidato, es decir, están afectando los derechos de terceros. Como, seguramente, no conocen nuestra Constitución, a continuación transcribo una parte del Artículo 6º:
“La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público…”
También ha sido una práctica común que los candidatos se presenten en las universidades, en recintos cerrados, respondiendo a invitaciones, con el fin de informar a los alumnos y profesores sobre sus planes, y promesas de gobierno. Adicionalmente, en la parte correspondiente, contestan a sus preguntas e inquietudes. Todos sabemos lo sucedido a EPN en la Ibero, en donde, después de haber contestado a todas las preguntas que le hicieron, a satisfacción o no de quienes lo interrogaron, a su salida del reciento correspondiente, fue objeto de insultos por parte de un grupo de estudiantes. Este tipo de incidentes no son algo nuevo, han ocurrido en varias ocasiones, en diferentes centros de estudio, en contra de varios candidatos y personalidades y, seguramente, también se presentarán en el futuro. Sin embargo, existe una gran diferencia, en relación con todas las ocasiones anteriores: el comportamiento de los estudiantes que participaron en este tipo de manifestaciones, en donde proliferaron los insultos, fue duramente criticado por los medios de comunicación y por el público en general. No siendo así en este caso, en el cual, anteponiendo intereses partidarios a la razón, se justificó la actitud agresiva de quienes se comportaron, de una manera muy diferente a la esperada de los jóvenes que han dedicado gran parte de su vida a su formación como ciudadanos útiles a la sociedad y de quienes se espera expresar sus inconformidades de una manera civilizada.
Con el pretexto de unas declaraciones del presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, en una entrevista, en la cual, supuestamente, afirmó que los insultos a EPN los habían externado porros y alborotadores, que se infiltraron en dicha universidad, se generó una respuesta airada de varios estudiantes de la Ibero, quienes al recibir, en las redes sociales, innumerables alabanzas y muestras de apoyo a su reprochable comportamiento, se responsabilizaron, muy orgullosos, de dichos actos, proporcionando sus nombres y los números de sus credenciales. A dicha respuesta se incorporaron, además de los participantes de las redes sociales contrarios al PRI y a su candidato, también la candidata del PAN, quien los exhortó abiertamente a salir a las calles a manifestarse en contra de EPN y el candidato del PRD que hizo lo mismo pero, “por abajo del agua”, según lo evidencia una boleta que circuló por internet y ha recibido regular difusión. Adicionalmente, varios columnistas, con preferencias electorales diferentes al PRI, guardaron en un cajón su ética profesional, mucha o poca, según la persona, y se apresuraron a escribir múltiples elogios a este bochornoso comportamiento, algunos tan exagerados que rayan en lo ridículo; entre ellos, se les reconoció por su “valentía”, al haber insultado a una persona indefensa, aprovechando el ser parte de una multitud, corriéndolo de su plantel, no obstante el haberlo invitado previamente, solo faltó que los condecoraran en una ceremonia solemne. Si algún acto podría calificarse de valor civil es el de un profesor de dicha institución quien, posteriormente, no obstante la hostilidad en el ambiente, manifestó que deberían disculparse ante EPN por haberlo insultado, desde luego que, no logró nada al respecto, salvo el justificar la libre expresión que debe prevalecer en las universidades, como si los insultos y las difamaciones fueran parte de la misma. Con el pretexto mencionado al principio de este párrafo y entre vítores de los ya descritos y algunos más, se inició el movimiento “yosoy132” pero, ¿Cuál es la realidad?
El dirigente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell es egresado de la Ibero y fue maestro en la misma, por consiguiente, la conoce perfectamente. Cuando le preguntaron, en el noticiero del mediodía de Milenio, si eran porros e infiltrados quienes habían insultado a EPN, contestó que no lo sabía y no tenía elementos para saberlo y, en todo caso, correspondería a las autoridades el averiguarlo. Su respuesta, para su sorpresa, fue modificada radicalmente, al reproducirse por Internet, con el objeto de indignar a los alumnos participantes en dichos actos, pero está grabada y obra en los archivos de Milenio.
Existen tres opciones para lograr que las personas se comporten como queremos: motivándolas (la única positiva), amenazándolas o engañándolas, cuando utilizamos esta última, las estamos manipulando, y esa fue, precisamente, la empleada por quienes “fabricaron” el engaño y complementaron su tarea aclamando a los protagonistas por su comportamiento, muy censurable, si actuáramos correctamente, llenándolos de alabanzas y haciéndolos sentirse muy orgullosos de su “hazaña”.
El movimiento generado posteriormente y su acelerado crecimiento, tiene como características principales el haber sido originado por el engaño y la manipulación a unos alumnos de la Ibero, por rivales del PRI, a quienes no creo necesario identificar, un principio nada encomiable, aprovechando también su ignorancia manifiesta, tanto de nuestra historia como de la situación económica y política actual pero, no se trata de un movimiento de los “jóvenes”, como pretenden hacernos creer sino, solamente, de un grupo de estudiantes, a quienes se han incorporado, en gran cantidad, los de otras universidades y grupos diversos, aprovechando la oportunidad para captar reflectores.
Según la últimas encuestas publicadas por el Grupo Reforma (el 3 de abril del año pasado) sobre las preferencias electorales de los jóvenes entre 18 y 29 años, 7 de cada 10 estaban a favor de EPN, de los cuales, considerando los votantes con estudios universitarios: 55% a favor del PRI, 24% a favor del PRD y solamente el 18% a favor del PAN. Como me preocupa mucho el destino de nuestro país, procuro estar bien informado y estas son las últimas estadísticas de este segmento de los votantes de que tengo conocimiento. Posiblemente existan algunas más recientes sin embargo, dudo mucho que se hayan modificado radicalmente, como nos quieren hacer creer. De cualquier manera, el actual movimiento, debido a la exagerada propaganda que ha tenido, sí podría tener un efecto sensible en las mismas, pero dudo mucho que las revierta. Es verdad que los jóvenes estudiantes que se han anexado a movimiento yosoy132, se cuentan por decenas de miles, pero no todos los jóvenes son estudiantes, ni todos los estudiantes comparten sus convicciones. Para tener una buena idea de su impacto en la próxima elección presidencial, los jóvenes entre los 18 y los 29 años representan el 30.3% de los posibles votos y suman un poco más de 24 millones (que sí son muchos) de un total de cerca de 80. Como puede verse, sus preferencias, definitivamente, pueden marcar el rumbo en la próxima elección pero, falta saber si los demás jóvenes cambiarán sus preferencias, en función de la propaganda actual.
Al asegurar que una de las características de los jóvenes estudiantes es su ignorancia de nuestra historia, no lo estoy expresando como insulto, sino porque es lo más natural en esa etapa de la vida. Yo también fui estudiante de una carrera profesional y de una maestría y, al igual que los millones que han estado en esas condiciones, gran parte de mi tiempo lo dedicaba a estudiar las materias de mi carrera y el resto, a aprovechar mi juventud para divertirme al máximo de mis posibilidades. Nunca observé, a ninguno de mis compañeros, adicionalmente, estudiar nuestra historia y comentarla, no teníamos tiempo para eso. Desde luego que leía los periódicos y estaba al tanto de las noticias del momento, pero esa información no es suficiente para poder opinar con certeza sobre nuestros problemas nacionales. Dos preguntas que me hacía en ese tiempo las pude contestar años después, al haber estudiado nuestra historia y leer algunos libros sobre economía: por qué estábamos más atrasados que otros países y por qué nuestros vecinos habían avanzado mucho más que nosotros.
También aseguro que no conocen bien nuestra situación política y económica actual y me baso en sus propias declaraciones y peticiones. En una segunda parte presentaré mis fundamentos al respecto.
Aunque dicho movimiento fue “fabricado” y manipulado inicialmente, se ha ido independizando de sus precursores (aparentemente anónimos pero, muy fáciles de identificar), desafortunadamente, también se ha ido contaminado con la inclusión de otros grupos, como son los del SME, el CNTE, el sindicato de la UNAM y varias agrupaciones más que no se han especificado, siendo imprevisible y preocupante su influencia en el futuro de nuestra patria, por su falta de preparación para, efectivamente, colaborar en la solución de los múltiples y graves problemas que nos aquejan. El no estar debidamente capacitados lo suplen con creces con una actitud soberbia, al creerse superiores al resto de la población y, en consecuencia, entre muchas otras cosas, nos van a enseñar a emitir un voto “razonado”. Se les ha comparado con movimientos generados en otros países, pero el de ellos es muy diferente, al unirse a las preferencias electorales de la minoría de la población, tratando de impedir el triunfo democrático del candidato de la gran mayoría de los mexicanos. Por más que lo disfracen y lo adornen, se trata de un movimiento para destruir, de un solo golpe, el largo camino que hemos tenido que recorrer hacia la democracia. Entre sus consignas hay algunas muy preocupantes, como por ejemplo: “Si hay imposición habrá revolución”. Califican de “imposición” los deseos de la gran mayoría de sus compatriotas ¡Vaya absurdo! , olvidando las palabras del considerado como Benemérito de las Américas: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Recordado hacia ellos, sin ninguna advertencia de represalias (que deben ser reprimidas, a toda costa, si las hubiere, en beneficio de nuestro futuro), solamente expresando mi ferviente deseo de que no cumplan con su amenaza.
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