EL MEOLLO
Paul Krugman, premio Nobel de economía, asegura que la próxima elección
presidencial en Estados Unidos -una entre el republicano y millonario
Mitt Romney y el demócrata y actual presidente Barack Obama- es una
lucha entre los intereses de los ricos y los del resto del país (The New
York Times, 15 de julio). Lo mismo sucede con la elección que acabamos
de tener en México. En los discursos del PRI o del PAN la contienda
nunca se puso en esos términos -tampoco en el discurso republicano en
Estados Unidos-, pero como en el país del norte, las plataformas de PRI y
PAN -en particular sus propuestas de reformas energética, fiscal y
laboral- implican, básicamente, reforzar el arreglo en que se sostiene
la actual desigualdad social.
Lo irónico de nuestra elección es que una buena parte de los votos a
favor del PRI se dieron en regiones que se caracterizan por su bajo
nivel de desarrollo. Por eso lo que hoy se discute es esa contradicción,
¿cómo explicar que en una buena parte de las zonas donde se encuentran
los menos favorecidos se votase fuerte por el PRI, un partido bajo cuya
dirección adquirió forma el actual sistema social mexicano, que se
caracteriza, entre otras cosas, por su desigualdad y que a la pobreza no
busca combatirla sino administrarla?
·LEGITIMIDAD
Frente a quienes cuestionan su triunfo del 1o. de julio, Enrique Peña
Nieto sostiene que éste es legal y legítimo (La Jornada, 13 de julio).
Con relación a la legalidad es probable que, como en 2006, el TEPJF
declare válido el proceso. La legitimidad es otra cosa: otorgarla o no
es algo que no corresponde a los tribunales sino al ciudadano y no se
puede conferir por mandato. Depende de cada individuo el darla o
negarla.
En política, legitimidad implica que la aquiescencia del súbdito o
ciudadano con relación a los ocupantes de los cargos de autoridad
depende de que ese súbdito o ciudadano esté o no convencido de que aquel
que detenta un cargo público, en especial el más importante -el
monarca, primer ministro o presidente- tiene derecho al puesto, a sus
privilegios y responsabilidades. Si el individuo de a pie llegara a
considerar que quienes ejercen la autoridad no tienen derecho a ello, es
posible que de todas formas tenga que resignarse y someterse, pero lo
hará sin convicción, porque sabe que de resistirse la autoridad empleará
los medios de coerción de que dispone el Estado para imponer su
voluntad y que, en ese caso, el precio del desacato será alto.
Ninguna estructura de autoridad puede imponerse por largo tiempo si sólo
depende de su capacidad de coerción, le es indispensable que la mayoría
le considere con visos de legitimidad. En una democracia, la fuente
básica de esa creencia son las elecciones. Y para que una elección
genere el máximo de legitimidad, es necesario que el vencido acepte que
perdió en buena lid. El rechazo del vencido a levantarle la mano al
vencedor pudiera no ser un gran problema si aquel representa a una
minoría marginal y sin medios para hacer sentir su oposición. Sin
embargo, si los inconformes son capaces de movilizar recursos y mover
conciencias entonces el proceso político se vuelve accidentado,
disfuncional.
·RECURSOS INACEPTABLES
El Grupo Financiero Monex sostiene que es una institución financiera
honorable (Reforma, 15 de julio). Su director dice no ser responsable de
que tarjetas de débito emitidas por su banco hayan ido a parar a manos
de operadores del PRI en vísperas de la elección presidencial. La
credibilidad no es hoy el fuerte de los banqueros aquí, en Estados
Unidos, España o Inglaterra, pero aceptando sin conceder lo que dice
Monex, se debe aclarar cómo recibió depósitos millonarios de empresas
cuyo domicilio no corresponde al declarado o tienen actividades que no
requieren de esas tarjetas (los datos a ser dilucidados fueron expuestos
en el noticiero de Carmen Aristegui del 13 de julio y en Reforma, 14 de
julio). Las tarjetas de Soriana y otras en los estados también demandan
explicación, pues su proliferación da pie a las acusaciones de que esos
plásticos sirvieron al PRI para una compra masiva de votos en zonas
populares. En internet circulan videos que muestran, inmediatamente
después de la elección, a multitudes haciendo efectivas sus tarjetas en
supermercados. Los jóvenes del movimiento #YoSoy132 basan parte de su
rechazo a Peña Nieto en esa supuesta compra masiva de votos.
Hace más de 70 años una observadora de la diversidad cultural de México,
Lesley Byrd Simpson, argumentó que para entender a nuestro país había
que partir de un supuesto: que la geografía mexicana albergaba a varios
Méxicos (Many Mexicos, Nueva York: Putnam, 1941). Setenta y un años más
tarde esa observación sigue siendo válida; el correr del tiempo no ha
llevado a que la histórica desigualdad social mexicana aminore sino a
que se afirme y sigamos, como sociedad, muy alejados de una cierta
homogeneidad. En la pasada jornada electoral, se volvió a ver que el
derecho al voto se ejerce de manera diferente dependiendo del México que
se trate.
El país de las élites económicas vota en privado antes y después de la
elección, presionando al nivel más alto de la estructura política en
favor de su candidato (véanse las observaciones de un testigo
privilegiado en torno a este tema en la elección de 1988: el ex
secretario de Gobernación Manuel Bartlett, La Jornada, 15 de julio). En
el México de las clases medias urbanas ya se disfruta de un voto más o
menos libre aunque muy influido por una televisión monopólica y sesgada.
Es en el México de la pobreza donde se encuentra el terreno más fértil
para que influya en la preferencia política esa televisión sesgada ya
que es casi la única fuente de información y donde también se pueden
intercambiar votos por dinero, bienes o favores. De acuerdo con un
muestreo de Alianza Cívica en 21 estados, el 28.4% de los votantes
aseguraron haber estado expuestos a algún tipo de intento de coacción o
compra de su voto y en el 71% de los casos el intento fue de operadores
del PRI-PVEM (Boletín de prensa, 3 de julio). En el análisis del
suplemento Enfoque del periódico Reforma, del 15 de julio, aparecen
cifras que muestran una notable correlación entre pobreza y voto por el
PRI y datos sobre cómo pudo haber funcionado esa conexión.
En un estudio clásico de Eric Wolf y Edward Hansen sobre la naturaleza
de las relaciones clientelares, se señala que el elemento fundamental de
este tipo de estructura de poder es el intercambio informal de bienes y
servicios -obsequios, objetos, dinero, canonjías, influencias o las
meras promesas de éstos. Y en estos intercambios incluso hay un elemento
de legitimidad y de moral -desde luego distinta de la democrática y
electoral: la reciprocidad entre los seres humanos. Y el intercambio no
sólo significa transferencia de valor sino que también es símbolo del
poder, y hasta de legitimidad, de quien lo da, en este caso un partido y
un personaje: su candidato. El beneficiado, pese a su posición de
debilidad, debe dar algo en reciprocidad que muchas veces es sólo una
actitud: la lealtad, que puede definirse "como el obsequio de la propia
persona por un tiempo más o menos limitado" ("Caudillo politics: a
structural analysis", Comparative Studies in Society and History, V. 9,
No. 2, 1967, p. 175).
Las bases de la relación clientelística, que es el fundamento del
caciquismo y el caudillismo de siglos pasados, aún pervive y funciona en
el México rural y en el urbano donde, debido a la precariedad, la
cultura política dominante mantiene todavía estos rasgos. Una estudiante
universitaria que en mayo-junio trabajó en Chimalhuacán como promotora
del PRD se topó ahí con el rechazo de "Antorcha Campesina" (AC) que se
define como "la organización de los pobres de México" y ligada al PRI.
Chimalhuacán es una de las plazas más fuertes de AC y ahí los
antorchistas simplemente obstaculizaron la actividad proselitista de sus
adversarios partidistas con actitudes y argumentos de clientelismo
puro: como AC había conseguido de las autoridades, entre otras cosas,
títulos, agua, luz, drenaje y pavimento, entonces los adversarios de
esas autoridades -el PRD- no tenían derecho ni siquiera a deambular por
ahí (el PRD tiene un equivalente a AC: los "Panchos Villa", aunque AC es
más fuerte).
·CONCLUSIÓN
Los supuestos bajo los que el IFE sostiene que se llevó a cabo la
elección del 2012 sólo son parcialmente válidos en el México de en
medio. Para los pocos de muy arriba y los muchos de abajo, la democracia
funciona de otra manera, una aún lejana del modelo ideal y esa es la
causa del conflicto postelectoral.
www.lorenzomeyer.com.mx
agenda_ciudadana@hotmail.com
Fuente: http://www.reforma.com/editoriales/nacional/665/1329801/default.shtm
Los derechos de autor son propiedad de los columnistas y sus periódicos; las columnas de los foristas son responsabilidad de ellos mismo; los comentarios, mentadas de madre y albures en Disqus son, también, responsabilidad de los foristas. Este lugar no tiene fines de lucro Aquí no se censura ni se modera. CUANDO SE PUBLIQUEN DATOS PERSONALES, POR SEGURIDAD, LOS POSTS SERÁN BORRADOS. Contacto: lafaunademilenio@gmail.com
RECOMENDACIONES Y COLUMNAS DE OPINIÓN
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.