El pasado jueves –a las 22:00 horas--, adelantamos en redes sociales y en nuestra página, La Otra Opinión, algunos nombres de los muy probables colaboradores del Presidente Enrique Peña Nieto, a partir del 1 de diciembre próximo.
No sería ninguna novedad, por ejemplo, la confirmación de que Miguel Ángel Osorio Chong ocupara la poderosa Secretaría de Gobernación, una vez que la Cámara de Diputados aprobó la reforma enviada por el PRI para reordenar esa dependencia y que, a su vez, el Senado haga lo propio en los días por venir. Se espera que, con jaloneos y todo, los senadores también aprueben esa enmienda.
De concretarse la reforma administrativa –en los términos en que la propuso Enrique Peña Nieto--, el ex Gobernador de Hidalgo, ex legislador y uno de los hombres más cercanos al nuevo Presidente sería –en los hechos y conforme a le ley--, el jefe del gabinete presidencial, con un liderazgo legal en el también llamado "gabinete de seguridad", además de conducir la relación política con los gobernadores y con los partidos de oposición.
En realidad, Osorio Chong sería una de las columnas del trípode sobre el que descansaría la administración de Peña Nieto. Y se dice que por la naturaleza de su responsabilidad –que es fundamentalmente política--, Osorio estará a la izquierda del nuevo Presidente.
La segunda columna del tripié del nuevo gobierno del PRI --y no menos importante--, la encabezará Luis Videgaray Caso, el brazo derecho del Presidente Peña Nieto, y quien desde la también poderosa Secretaría de Hacienda –que fue profundamente reforzada con las reformas de transparencia y rendición de cuentas--, coordinará todo el gabinete hacendario, presupuestal, económico y energético.
En los hechos, las secretarías de Hacienda, Economía, Energía, Desarrollo Social, Agricultura y dependencias como Pemex la CFE, entre otras, serán parte de la esfera de influencia de Videgaray Caso, quien estará a la derecha de Peña Nieto.
Y la tercera posición fundamental para sostener el trípode es nada menos que la Procuraduría General de la República, que será encomendada al hidalguense Jesús Murillo Karam, uno de los políticos de más experiencia entre el primer círculo de Peña Nieto, y uno de los más reconocidos y respetados conocedor de los temas se seguridad pública y procuración de justicia.
Murillo Karam tendrá a su cargo no sólo la procuración de justicia, con apego a las libertades fundamentales –como los derechos humanos--, sino la compleja tarea de garantizar que la persecución del delito no termine en pifias como las que se cometieron en la administración de Marisela Morales, sobre todo en casos como los de la lucha contra el crimen organizado.
Y claro, el hidalguense, ex Diputado, ex Senador, es secretario general del PRI y también ex Gobernador de esa entidad, tendrá a su cargo la cirugía mayor que requiere la PGR, enfrentada en una vergonzosa feria de venganzas contra la Secretaría de Seguridad Pública, de Genaro García Luna, y contra un sector militar que fue perseguido hasta llevar a prisión a generales como Tomás Ángeles.
Chuayffet, la sorpresa
Y si bien las casi seguras designaciones de Miguel Ángel Osorio Chong, de Luis Videgaray Caso y de Jesús Murillo Karam –como titulares de Gobernación, Hacienda y PGR, respectivamente--, sorprenden a pocos, la verdadera novedad sería el también probable nombramiento de Emilio Chuayffet Chemor como Secretario de Educación Pública.
Sin duda que el potencial regreso del mexiquense a la vida pública está cargado de señales y símbolos políticos que confirman que Peña Nieto no es ningún improvisado en el teje y maneje de la cosa pública y del poder. Y claro, ese movimiento también ratifica que en política y en el servicio público, nadie está muerto sino hasta que está muerto.
Primero –y siempre partiendo de la premisa de que se confirme que Chuayffet se convierta en Secretario de Estado--, el regreso de Chuayffet al primer plano de la vida pública --luego de su larga carrera como legislador, gobernador mexiquense y secretario de Gobernación--, lleva un claro mensaje de pago de facturas al grupo del Estado de México desplazado luego de la sucesión local. Como todos saben, Peña debió seleccionar al mejor, a Erubiel Ávila, para garantizar la victoria, y debió sacrificar al de sus afectos.
Con Chuayffet al frente de la SEP, Peña Nieto arranca con el Estado de México en calma.
Sin embargo, esa es apenas una señal doméstica. El verdadero mensaje es para el poderoso SNTE de la fortalecida profesora Elba Esther Gordillo, quien se confirmó como intocable luego del congreso de su gremio, en el que fue ratificada como dueña por seis años más. Es decir, por todo el sexenio de Peña Nieto.
Vale recordar que la profesora Gordillo y Emilio Chuayffet han protagonizado memorables peleas políticas, una de las más escandalosas cuando Chuayffet llegó como jefe de los diputados del PRI, en la segunda mitad del gobierno de Fox. Por eso la pregunta. ¿Emilio Chuayffet llegaría a la SEP con el aval de la profesora Gordillo? ¿O llegará para combatir a la intocable lideresa del SNTE? Por lo pronto, no faltan los que ya hoy vinculan el alzamiento de la disidencia magisterial de la CNTE en Oaxaca –que combate al SNTE--, con la potencial llegada de Chuayffet a la SEP.
Rosario, rebasar por la izquierda
Sin duda que uno de los mayores aciertos de Peña Nieto sería –de ratificarse la hipótesis aquí planteada--, la confirmación de que Rosario Robles sería designada titular de la Secretaría de Desarrollo Social. ¿Por qué? Porque el Presidente priista de la segunda alternancia estaría enviando el mensaje de que uno de los motores más importantes de su gobierno, el del combate a la pobreza, la activación de programas sociales para las zonas marginadas y el despegue masivo de las políticas públicas para los que menos tienen, sería manejado con una orientación de izquierda.
¿Qué quiere decir lo anterior? Casi nada, que mientras los locuaces y ambiciosos sin límite se empeñan en destruir y atomizar las alternativas de la izquierda mexicana –lo que lleva a la izquierda 30 años atrás--, el gobierno del "nuevo PRI" le imprimirá un matiz de izquierda a la política social. Y si dejan a Rosario Robles hacer lo que sabe --por cierto, gracias a Robles, el señor AMLO ganó la elección del GDF en el año 2000--, las izquierdas habrán perdido buena parte de su razón de ser. Al tiempo.
En el camino
En el gabinete de Peña Nieto también podrían estar el experimentado Pedro Joaquín Coldwel, en la Secretaría de Energía; Jorge Carlos Ramírez Marín, en Trabajo; Claudia Ruiz Massieu, en Turismo y Emilio Lozoya Austin en Pemex.
Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104
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