martes, 25 de diciembre de 2012

Raymundo Riva Palacio - Cambió el equilibrio

En un mes, la correlación de fuerzas del sindicato que encabeza Elba Esther Gordillo y el presidente Enrique Peña Nieto, cambió radicalmente. Peña Nieto le pidió trabajar con él durante todo su sexenio, por lo que no era necesario que en el VI Congreso Extraordinario que se celebró en Playa del Carmen, anunciara su retiro del Sindicato Nacional de Maestros, como venía construyéndolo. Rubricaban de esa forma el apoyo magisterial durante la elección –que incluyó a un candidato, Gabriel Quadri, como francotirador contra los rivales del priista en los debates-, y solidificaba la negociación que sus representantes llevaban a cabo. 

Parte de esa negociación eran los términos generales de la Reforma Educativa, pero otra parte eran qué posiciones serían ocupabas por miembros del entorno cercano de la maestra Gordillo. En vísperas del inicio del nuevo gobierno, le garantizaron a la maestra que Emilio Chuayffet, quien había sido destapado por 24 HORAS como la persona que encabezaría la Secretaría de Educación, no sería confirmado. No fue así. 





El nombre de Chuayffet había circulado en el equipo íntimo de Peña Nieto semanas antes de que se anunciara el gabinete, al decidirse que como interlocutor de la maestra buscarían alguien quien mandara el mensaje inicial de que el reinado de privilegios de la maestra llegaría a su fin. El nombre surgió de manera casual pero se convirtió en la pieza estratégica del nuevo gobierno. 
Chuayffet, enfermo de un ojo, había anunciado que se retiraría de la política y buscaría asesorías para mantener a su familia –es un hombre austero-, pero cuando Peña Nieto le ofreció el cargo, recuerdan quienes vivieron esos momentos, “pareció revivir”. 

La maestra se enteró por la prensa de que Peña Nieto perfilaba a Chuayffet, que dudó hasta horas antes de que se anunciara el gabinete. El nombramiento de una persona con la que quizás sólo después de Roberto Madrazo –a cuya campaña presidencial saboteó en 2006-, tenía el diferendo público más violento, vino acompañado por otros compromisos que estaban, a decir de sus cercanos, “amarrados”. A esa señal de dureza se añadieron otras acciones que subrayaron que la relación no sería igual. La más importante fue que el nombramiento su yerno Fernando González, de quien estaban seguros sería nombrado director del ISSSTE, se deshizo, y posiciones de menor nivel negociadas, no se concretaron. 

Gordillo habló con Peña Nieto ya como Presidente, luego que se anunció la Reforma Educativa, en la cual trabajaron miembros del equipo de Luis Videgaray, actual secretario de Hacienda. De acuerdo con cercanos a la maestra, ella quedó muy contenta por el trato “cordial” que le dio el Presidente, pero las cosas, enfrente de ella, se descompusieron. La dirigencia sindical había dicho que no cuestionarían la Reforma, sino que presentarían una contrapropuesta. La realidad la obligó a desdecirse. No sólo la cuestionó, sino la rechazó y amenazó con movilizaciones. 

La parte más visible de su ira ante la Reforma fue que en la ley quedó condicionada la permanencia de los maestros en sus plazas, a la evaluación. Arrebatarle a la dirigencia sindical, el control de las plazas, mediante las cuales administraba el poder, fue arrancarle a la maestra una de sus más fuertes herramientas de poder. La parte menos visible tiene que ver con los dineros. La Reforma prevé quitarle la adjudicación directa de recursos al SNTE y transferirle ese presupuesto a los gobernadores, a quienes les dará márgenes para administrar ese recurso que antes estaba pre-etiquetado; es decir, no podían tocarlo. 

Estos dos elementos subrayan el cambio de los equilibrios en el país. El gobierno federal se deshizo aparentemente de un problema con la Reforma y se lo transfirió a los gobernadores. Si bien estos tendrán mayor flexibilidad financiera para manejar los recursos para el magisterio, los coloca con nuevos candados políticos al llevarlos directamente a ser ellos quienes negocien con las secciones en mayo próximo, cuando como cada año se renuevan los convenios. Los gobernadores no deben estar muy tranquilos por lo que se les avecina en la primavera y el verano próximos, y se verá la forma como procesan el problema que les trasladó el gobierno federal a través del comportamiento de los congresos locales. Para que se modifique el artículo 3 constitucional, como lo plantea la Reforma Educativa, se requiere que la mitad más una de los 31 estados y el Distrito Federal, lo aprueben. 

La maestra Gordillo está sentando las bases de lo que serán estos meses y ha dibujado los instrumentos con los que presionará a gobernadores y congresos locales. El llamado a la “resistencia civil” que hizo la semana pasada, de acuerdo con quienes conocen el sindicato, pone en tensión a todo el sindicato y abre todos sus recursos financieros y políticos, de manera ilimitada. Es decir, irán hasta el fondo. La maestra no tiene muchas opciones. El tono inflamatorio y de beligerancia que utilizó la semana pasada tiene como objetivo primario evitar que la rebase la disidencia formal en la Coordinadora, y los inconformes dentro del SNTE sobre la dictadura que tiene sobre el magisterio. 

Gordillo se está moviendo en una zona de alto riesgo, pero no tiene alternativa salvo arriesgar. Hacia adentro del magisterio, ser la más dura interlocutora del gobierno para mantener la cohesión. Pero hacia fuera, no llegar al punto de romper todos los puentes de comunicación y cerrarse los espacios de negociación política. No es la primera vez que la maestra se encuentra en una situación muy adversa y de amenaza a su liderazgo, aunque sí es la primera vez que no tiene aliados fuera del sindicato. Este cambio de equilibrio, definitivamente, no le ayudó esta vez. 

rrivapalacio@ejecentral.com.mx 

twitter: @rivapa

Leído en http://www.vanguardia.com.mx/cambioelequilibrio-1445505-columna.html

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