A veces los gobiernos toman malas decisiones a propósito. De manera deliberada. De manera premeditada. Tal y como lo intenta hacer el diputado Manlio Fabio Beltrones con la minuta que impulsa, cuyo objetivo es modificar el funcionamiento de la Comisión Federal de Competencia. Disfrazada como una iniciativa que busca fomentar la competencia, el objetivo es obstaculizarla. Encubierta como una enmienda que dice fortalecer al órgano regulador, la meta es mermarlo. Siguiendo las instrucciones de sus jefes reales — las televisoras— Beltrones ha intentado sacar al vapor una Ley Televisa II, cuya intención real no es darle mayor autonomía al órgano regulador. Su meta verdadera es ponerlo de tapete.
Un tapete que Televisa y TV Azteca puedan pisar y politizar cuando quieran. Una alfombra suave sobre la cual puedan limpiarse los pies cuando lo deseen. Porque si la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados acaba avalando la minuta beltronista tal y como está, ése será el resultado. Una Comisión cuyo funcionamiento interno pueda ser controlado y determinado por presiones externas. Una Comisión menos autónoma y más subordinada. Una Comisión que en lugar de enfrentar a los llamados “poderes fácticos” acabe dominada por ellos.
Actualmente la Cofeco funciona de una manera que separa las tareas de investigación y las tareas de decisión. La Secretaría Ejecutiva analiza y el Pleno vota. Hay pesos y contrapesos, para evitar la politización de decisiones técnicas. Pero lo que quiere Manlio Fabio Beltrones — impulsado por las televisoras — es eliminar la división entre las funciones de investigación y decisión. Lo que desea es empoderar a un “Comisionado Ponente” para que haga todo, de principio a fin. Controlar las fases de investigación sobre cualquier caso de prácticas monopólicas. Integrar el expediente. Presentarlo al Pleno. Votar en la decisión sobre el caso. Convertirse así en juez y parte. Si la minuta es aprobada, quien investiga ya no será independiente de quien decide, sino que recibirá órdenes sobre cómo llevar a cabo la investigación. Con efectos negativos para la competencia y quien debería empujarla. Porque los comisionados, necesariamente ratificados por el Congreso, estarán sujetos a presiones sobre cómo investigar a los monopolios y de qué manera. No serán entes autónomos sino sujetos subordinados. No determinarán su propia agenda; se verán obligados a aceptar la impuesta por quienes no quieren ser regulados ni partidos ni sancionados.
La reforma propuesta es producto de la coyuntura y la reacción de las televisoras ante ella.
Escuchan pasos en la azotea y no les gusta. Saben que la alianza Televisa-Iusacell está condicionada a una verdadera licitación y no quieren que ésta se dé. Han leído el “Pacto por México” y se oponen al poder que se le otorga a la Comisión Federal de Competencia para la “partición de monopolios”. Y por ello operan como lo hicieron en el 2006 con la Ley Televisa I, curándose en salud. Sacando una minuta a modo. Obteniendo su aprobación instantánea en el Senado. Apostándole a una rápida ratificación en la Cámara de Diputados. Consiguiendo a un legislador dispuesto a llenarse la boca — como lo hace Beltrones — hablando del “fortalecimiento institucional” de la Comisión Federal de Competencia cuando lo que buscan es colocarla a los pies de la pantalla. Debilitar su carácter colegiado. Poner al “Comisionado Ponente” a las órdenes de los concesionarios, para que no anteponga los intereses de los consumidores.
Porque la minuta contemplada eliminaría los contrapesos internos de la Comisión, dándole facultades extensas y discrecionales al “Comisionado Ponente”. Porque la iniciativa elaborada desviaría a México de las mejores prácticas internacionales, ya que en el mundo, el 76 por ciento de comisiones como la de Competencia, hacen una clara separación entre las áreas de investigación y las áreas de decisión. Porque la reforma propuesta iría en contra de los compromisos por la competencia contenidos en el “Pacto por México”. Porque borraría las líneas de mando y entorpecería el funcionamiento interno de la Comisión. Porque la convertiría en un órgano subordinado a las empresas que debería confrontar.
Manlio Fabio Beltrones argumenta que la minuta representa un avance ya que “fortalece las resoluciones de la CFC”. Pero la minuta representa un avance sólo para los intereses de las televisoras y otros empresarios dominantes en su sector. Pero no constituye un avance para fomentar la competencia real y la desconcentración indispensable y la regulación necesaria. Porque la minuta representa un avance para quienes quieren reguladores a modo y licitaciones pactadas. Pero no constituye un avance para los mexicanos que buscan acabar con ellas. Porque la minuta representa un avance para quienes quieren controlar a la Comisión Federal de Competencia. Pero no constituye un avance para los ciudadanos que buscan fortalecerla. Impulsarla. Modernizarla para que replique las mejores prácticas internacionales, antes que colocarse como tapete ante las peores inercias nacionales.
Siguiendo las instrucciones de sus jefes reales — las televisoras — Beltrones ha intentado sacar al vapor una Ley Televisa II
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