jueves, 7 de febrero de 2013

Purificación Carpinteyro - El engaño de la miopía

En apenas el primer periodo y la primera sesión del segundo de la presente LXII Legislatura, han sido no menos de cinco representantes de la Cámara de Diputados que han presentado y aprobado puntos de acuerdo de urgente y obvia resolución, para que el Congreso conmine a la Comisión Federal de Telecomunicaciones a decidir, en palabras más o palabras menos, que desaparezcan las fronteras arbitrarias entre municipios aledaños en toda la República que permiten que las llamadas que realizan sus habitantes se traten como de larga distancia y por lo tanto sean más onerosas para quienes las realizan.

Nadie puede objetar que los clamores de los distintos diputados en la Cámara sean infundados, ni que no pongan el dedo en la llaga dejando claro, para quien lo quiera apreciar, los efectos de la parálisis regulatoria que ha caracterizado al sector por más de 13 años dejando sin solución problemas apremiantes que afectan a la población. Pero vale la pena profundizar un poco más en este tema, que a primera vista pudiera parecer una obviedad, pero que si no se ha resuelto es porque todo aquel que se ha atrevido a intentarlo ha sufrido el ataque certero de los escuálidos -por lo general disfrazados de defensores del "interés de la población"- que los cancerberos de los intereses de los grupos privados del sector de telecomunicaciones pusieron en el tanque para resguardar la llave del cofre de la solución de éste y otros muchos problemas. Y lo digo por experiencia, y porque aún puedo mostrar las cicatrices de sus mandíbulas.




Y nada mejor que utilizar un concepto de tan fácil comprensión para la población en general. Nada más fácil que "venderle" que el problema del sector de las telecomunicaciones y de las elevadas tarifas que los mexicanos tenemos que pagar por sus servicios son consecuencia de un monopolio: sólo uno. Telmex. Pero eso es apenas una simplificación del verdadero problema, y es la miopía voluntaria con la que nos pretenden engañar, ocultando tras esta densa cortina de humo las verdaderas razones detrás de los ataques.

Lógicamente, la reducción, o mejor, la eliminación de tarifas de larga distancia en llamadas entre comunidades cercanas repercutiría favorablemente en los bolsillos de los habitantes de las poblaciones afectadas en forma inmediata. Empero, en contrapartida, la eliminación de cargos de larga distancia implicaría una reducción drástica de los ingresos generados por la prestación de servicios por los operadores de telecomunicaciones, y por ende, una caída relevante en la expectativa de rentabilidad que consecuentemente afecta negativamente los incentivos para invertir en infraestructura y redes.

El país requiere fuertes inversiones en esas redes que antes eran sólo para larga distancia, pero que hoy son los hilos conductores capaces de garantizar la conectividad digital de toda la población y su inmersión y apropiación de las tecnologías de la información y el conocimiento. Es decir, inversiones que garanticen que todos podremos tener acceso a redes de transmisión de datos de alta velocidad de vanguardia, a precios competitivos a nivel internacional, y que contaremos con los dispositivos, aplicaciones, contenidos y conocimientos para beneficiarnos de ello, catapultándonos a esta nueva Era de la Información.

Lo insólito es que, pese a que se abunda en la dominancia de Telmex en el mercado -que es irrefutable-, existen competidores que, en lugar de apostar por la inversión en infraestructura para tender sus redes y llegar a las comunidades que no atienden, simplemente han decidido no participar para pedir que sea el gran operador el que, a tarifas de descuento, haga el trabajo por ellos. Así, sus representantes prosiguen actuando ante las autoridades regulatorias como "zombies", y en lugar de exigir que Telmex les permita conectarse en sus centrales de todas las áreas locales -que aún hoy continúan cerradas por el marasmo que como enfermedad ha paralizado al sector-, como moscardones ciegos continúan estrellándose contra un vidrio una y otra vez, y que no podrán romper, porque hay a quienes no les conviene que este problema se resuelva.

Sólo en Nuevo León podríamos nombrar a cuatro competidores de Telmex, que sin problema podrían decidir alterar sus planes tarifarios eliminando la larga distancia, haciendo más atractivos sus paquetes para la población, con lo que ganarían participación de mercado y desplazarían al monopolio: Cablevisión de Monterrey, Axtel, Alestra y Marcatel.

De algo debemos estar ciertos, los operadores de televisión por cable que tanto presumen de ser los únicos que ofrecen servicios de "triple play" (telefonía, internet y televisión de paga) no están en el mercado para competir contra Telmex. Su único propósito es mantener los argumentos para que sea Telmex el que no compita con ellos, que sí son el verdadero monopolio en su región.

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