domingo, 18 de agosto de 2013

Jorge Chabat - ¿Qué sigue a esta captura?

Este sábado fue detenido Mario Ramírez Treviño, alias el “X-20”, quien tenía el control del Cártel del Golfo luego de la captura de José Eduardo Costilla Sánchez, alias “El Coss”, en septiembre del año pasado.

Esta detención ayuda, sin duda, a mejorar un poco la imagen del gobierno de Peña Nieto, después de la inexplicable liberación del narcotraficante Rafael Caro Quintero, que ha molestado tanto a Estados Unidos. Pero, además de ello, va a tener un impacto en los equilibrios regionales en el mundo del crimen organizado. De hecho, a raíz del arresto del líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales, alias el “Z-40”, una de las especulaciones que se manejaban era que el Cártel del Golfo podría tratar de ocupar algunos territorios de Los Zetas. Sin embargo, el Cártel del Golfo ha pasado, en los últimos años, por escisiones y capturas que lo han debilitado. Sin duda, la formación de Los Zetas, quienes fueran originalmente parte del Cártel del Golfo, y que se convirtieron en un fuerte rival de éste, señaló el inicio del debilitamiento de la que fuera una de las organizaciones criminales más importantes de los noventa.





Adicionalmente, en los últimos meses ha habido conflictos importantes dentro del cártel del Golfo y, según algunas fuentes, las diferencias con quien fuera en algún momento su aliado contra Los Zetas, el Cártel de Sinaloa se han ahondado. Ello plantea un panorama complejo en el noreste del país. Por un lado, es claro que el Cártel del Golfo no las tiene todas consigo y es muy probable que la captura del “X-20” acabe por debilitarlo. Por otro lado, Los Zetas también han sido golpeados en los últimos meses con la muerte de Heriberto Lazcano, alias “El Lazca” y la captura del “Z-40”. Eso abre el camino para un tercero en discordia, para quien la frontera de Tamaulipas con Texas sería un trofeo de primera: el Cártel de Sinaloa.

A pesar de que es una percepción muy aceptada de que a la muerte o captura de un capo ocurre una agudización de la violencia, esto no siempre es así. No parece haberlo sido ni en la captura del “Coss”, ni en la muerte del “Lazca” o la captura del “Z-40”. No tendría que serlo necesariamente con la captura del “X-20” aunque un período de violencia temporal no se descarta. Sin embargo, si al final el noreste del país es ocupado por el Cártel de Sinaloa, es factible esperar que la violencia vaya decreciendo por dos razones principales: habría una organización criminal dominante y lo cierto es que el Cártel de Sinaloa, hasta ahora, no ha mostrado proclividad a incursionar en actividades predatorias contra la población, como el secuestro y la extorsión.

Más de algún mal pensado dirá que esa es la estrategia final del gobierno de Peña Nieto para reducir la violencia. Esta es ciertamente una hipótesis muy difícil de probar, pero el escenario no suena descabellado. Veremos.

COLABORACIÓN ESPECIAL
Jorge Chabat
*Analista político e investigador del CIDE


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