Lo que sigue podría ser una novela por entregas. Por desgracia no lo es; constituye una preocupante lección de las nuevas formas que habrá de asumir el ataque político-cibernético al periodismo digital y a las luchas entre fracciones políticas.
En México, las agresiones de gobernadores a tuiteros y a portales digitales incómodos ha sido implacable en algunos casos. En Quintana Roo y en Veracruz se ha intentado aprobar leyes para reprimir todo cuestionamiento a la autoridad, con el pretexto de impedir la difamación o la calumnia. En todos lados la presión sobre los medios digitales independientes ha ido en aumento.
Pero la agresión a estos portales de información por parte de autoridades irritadas alcanzó una nueva cota de sofisticación con los recientes ataques al sitio www.sinembargo.mx. Citado por el New Yorker como el portal de periodismo digital de más influencia en México, con 250.000 usuarios únicos por día, SinEmbargo se ha convertido en un espacio de crítica y denuncia al que muchos ciudadanos se han dirigido en busca de información que muchas veces no aparece en medios tradicionales. En este sitio trabajan 40 periodistas, yo entre ellos, en calidad de director general. Es un portal incómodo para autoridades federales y regionales.
A partir del 8 de octubre pasado arrancó una campaña de desprestigio ampliamente orquestada a través de una veintena de supuestos usuarios de Twitter, en el que acusaban a periodistas de este sitio de toda suerte de vicios, malas prácticas y pecados varios. No era una campaña preocupante, porque tenía todos los visos de proceder de un robot: mensajes repetitivos, usuarios claramente inventados, citas a ligas inexistentes. Algo a lo que los periodistas que operamos en estas lides ya nos hemos acostumbrado. Rápidamente detectamos que los avatares o usuarios falsos también habían sido utilizados para cantar loas a Adrián Rubalcava, jefe de la delegación Cuajimalpa, uno de los 16 distritos en los que se divide la ciudad de México. Supusimos que los ataques procedían de la oficina de este funcionario.
La procedencia del ataque pareció confirmada cuando el jueves 23 apareció en las oficinas del sitio un abogado para exigir que se retirase de los archivos digitales una foto meses antes publicada del delegado Rubalcava en el que aparecía vestido de militar y con fusil en las manos; una imagen que él mismo había posteado en Facebook años antes y que varios medios de comunicación publicamos en su momento. La foto fue retirada, aunque horas después se nos envió un correo electrónico muy agresivo. El viernes un sujeto se presentó en las oficinas para amenazar y amedrentar en nombre del funcionario. En la madruga la página de Facebook de la cantante Belinda, con 7,5 millones de seguidores, fue hackeada y desde ella se publicaron notas en que se acusaba de violador y pederasta a Alejandro Páez Varela, director de contenidos del portal. Un tuit de la periodista Sanjuana Martínez en apoyo de SinEmbargo fue respondido con una imagen del cadáver al que se le había colocado su cabeza. Otra reportera recibió amenazas de muerte en su domicilio.
SinEmbargo hizo pública la naturaleza de los ataques y las redes sociales se inundaron de intercambio de mensajes para denostar al funcionario por sus represivas actitudes. El único problema es que el funcionario en cuestión estaba al margen de todo el suceso. Ni los fans que los habían elogiado desde meses antes y que fueron utilizados para atacar a SinEmbargo ni el presunto abogado seguía instrucciones suyas.
Todo apunta a que la confrontación entre el sitio de noticias y el delegado Rubalcava fue orquestada por un tercero interesado en matar dos pájaros de un tiro: denostar al sitio de noticias y destruir la carrera del político. Se trata del único delegado que tiene el PRI en el Distrito Federal, y algunos lo ven como un riesgo para el PRD, partido que controla la capital en la elección de alcalde en el 2018. En su propio partido es visto con desconfianza por las fracciones más tradicionales. El origen de esta cuidadosa estrategia podría tener más de una procedencia.
Lo que sorprende es el grado de sofisticación del ataque. Durante meses se utilizaron avatares dedicados a elogiar al delegado con el propósito de atacar a de manera verosímil a un medio de información. El hackeo de la cuenta de Belinda fue utilizada con el mismo propósito: agredir al portal de noticias y promover al funcionario. Lo que seguía probablemente era escalar la agresión a algún acto físico más intimidatorio: durante días las oficinas habían sido vigiladas por sujetos mal encarados que no hacían ningún esfuerzo por ocultarse.
Más allá de los pasos legales que el funcionario y el propio sitio de noticias habrán de seguir para exigir de las autoridades una investigación en línea, el suceso deja preocupaciones de fondo. La paciencia, recursos y habilidades tecnológicas empleadas revelan que la lucha política y las agresiones a los medios de información han entrado en una nueva dimensión. Más allá de los 70 periodistas asesinados en México, hoy advertimos que los atentados también serán digitales. Ya comenzaron.
@jorgezepedap
Leído en http://internacional.elpais.com/internacional/2014/10/29/actualidad/1414620555_477179.HTML
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