En México hay dinero, afición por el fútbol y jugadores con mucho
talento. Sin embargo, su Liga no termina de posicionarse como una de las
más potentes del mundo por algunos problemas estructurales que arrastra
desde su concepción. El hecho de que un empresario tenga más de un
equipo, la disputa por los derechos televisivos y el manejo caciquil de
los árbitros o los contratos de los futbolistas lastran el potencial de
la competición.
La conocida como Liga MX
busca una fórmula intermedia entre los campeonatos europeos y la NBA.
El formato de competición consta de dos campeones anuales y solo un
equipo descendido. Hay 18 equipos que se enfrentan entre sí un torneo de
Apertura y otro de Clausura. Son por tanto 17 partidos en cada tramo de
competición que, una vez acabado, empieza lo que se conoce como
liguilla. Se enfrentan los ocho primeros en eliminatorias hasta que se
disputa la final a doble partido. La última la disputaron León y
Pachuca, dos clubes con el sello del empresario mexicano Carlos Slim,
uno de los empresarios más ricos del mundo.
La imagen del dueño de América Móvil, la mayor operadora de telefonía
celular en América Latina, en el palco del campo vino a demostrar que
este es un asunto de unos pocos. Los dos equipos de su propiedad
competían por un cetro que ya era suyo antes de que el árbitro diese
comienzo al partido. El Grupo Televisa también tiene acciones en el
América, uno de los equipos con más historia del campeonato, y Necaxa,
ahora en la segunda división. La sospecha de amaño, de que no hay una
disputa honrada cuando estos equipos se enfrentan entre sí, es
inevitable. El espectador no sabe si está viendo alta competición o
lucha libre de enmascarados que han acordado en los vestuarios quién
caerá a plomo en el tercer asalto.
La multipropiedad es un tema que se viene discutiendo largo y tendido
en la federación. La idea es erradicar esta práctica para 2015, pero el
asunto no se antoja sencillo. Los dueños de más de un equipo se saltan
la ley colocando a hombres de paja como presidentes.
La cifra de asistencia a los estadios es buena en comparación con otros países americanos. La llegada a Querétaro de Ronaldinho, a sus 34 años,
hace que su equipo llene el campo allá por donde pase. Según la
consultora brasileña Pluri, en la temporada 2013-1014 fue la quinta Liga
con más espectadores del mundo, solo por detrás de Alemania,
Inglaterra, España e Italia. Los estadios mexicanos tuvieron una
afluencia media de 22.000 aficionados por partido, un 50% de la
ocupación. Los precios de las entradas, en comparación con los de la
Liga española, por ejemplo, son bastante bajos. Un partido del América
en el estadio Azteca puede costar de media 10 dólares.
Los horarios están hechos para no entenderse. León, el principal
equipo de Slim, solo se retransmite por televisión de pago. Un
aficionado sin cable que no pueda ir al estadio solo podrá verlo jugar
de visitante, cuando se enfrente a equipos que ofrezcan sus partidos en
abierto. Estar pendiente de los resultados de la Liga MX es más un
esfuerzo que un disfrute.
Leído en http://deportes.elpais.com/deportes/2014/11/17/actualidad/1416184144_799662.html
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