lunes, 17 de noviembre de 2014

Salvador García Soto - Y cuando regresó, la ira seguía ahí.


El regreso de Enrique Peña Nieto al país, una semana después de que lo
dejó en tan delicado momento, no pudo ser más revelador: apenas pisó el
territorio nacional y el Presidente soltó un mensaje que, por primera
vez en esta difícil coyuntura, arroja un indicio real de que en Los
Pinos han comenzado a dimensionar la gravedad del momento por el que
atraviesa la República: “El Estado está legítimamente facultado para
hacer el uso de la fuerza”, dijo el mandatario.



Con ese mensaje que algunos interpretaron como “amenaza” por la fuerte
movilización social, pero otros recibieron como señal de que se actuará
para frenar el caos en algunas regiones, Peña Nieto pareció despertar
del marasmo en que se ha visto a su gobierno mientras la presión social
crece en las calles y con ella crece también la acción de grupos
radicales que aprovechan la inconformidad social para actuar con
violencia y sembrar la anarquía.

El fraseo presidencial llamó poderosamente la atención porque contrasta
con la pasividad y hasta la tibieza que en las últimas semanas se ha
percibido no sólo en varios miembros de su gabinete, sino en sectores de
la clase política que, con el discurso de “evitar provocaciones y no
ejercer la fuerza” para contener la violencia de algunas facciones
radicales, han enviado el mensaje de que no se va actuar contra quienes,
en su legítimo derecho de protestar y manifestarse, transgredan el orden
y ataquen y agredan a terceros.

El momento preciso en que el Presidente soltó esa frase a su llegada del
lejano Oriente y Australia, coincidió con un error garrafal cometido por
el Gobierno del Distrito Federal que, con el infantil argumento de que
investigaban “un robo de un celular” —como si en esta ciudad plagada de
asaltos diarios eso se investigara— mandó a judiciales a “inspeccionar y
tomar fotografías” a Ciudad Universitaria, lo que provocó una reacción
no menos violenta y agresiva por parte de los estudiantes de la Facultad
de Filosofía que intentaron detener al espantado judicial que entró en
pánico y respondió a balazos hiriendo a un alumno y matando a un perro.

El incidente que ya ameritó disculpas por parte del GDF y reclamos
tardíos del rector José Narro —luego de las manifestaciones por la
“autonomía universitaria” que ayer empezaban a pedir también su
renuncia— no pudo ser más desafortunado y puede representar la chispa
que termine de incendiar la caliente situación social en varios estados.
Ese balazo en la pierna del joven universitario y hasta el perro muerto
por las balas del judicial, pueden ser en un momento tan tenso como
éste, el argumento perfecto para que se terminen de desatar los grupos
radicales que ya estaban actuando al interior de la UNAM y ya habían
incendiado el Metrobús y cerrado varias ocasiones la vialidad en CU.

Y si las cosas en la UNAM se radicalizan entonces sí, dirían
coloquialmente, “que Dios nos agarre confesados”. Porque sin duda ese
sería el ingrediente que puede escalar aun más la ola de protestas e
inestabilidad que hoy afecta al menos a seis entidades: Guerrero,
Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Morelos y el Distrito Federal ¿Qué hará el
gobierno de Peña Nieto si esa ola sigue creciendo? ¿Cumplirá su mensaje
de hacer uso “legítimo” de la fuerza pública?

*NOTAS INDISCRETAS… *La batalla por Sonora comienza a inclinarse a favor
del PRI. Según las encuestas, al menos dos aspirantes priístas pueden
ganar los comicios de julio próximo por la gubernatura y derrotar al
PAN. Pero lo que empieza a inclinar la balanza es que de todos los
precandidatos del PRI el que aparece mejor posicionado en este momento,
a dos semanas de que se tome la decisión, es el senador Ernesto Gándara,
quien con 42% de intenciones de voto en diversas encuestas, superó ya de
manera clara a la también senadora Claudia Pavlovich, quien no creció
más allá del 30% en los sondeos. Más atrás quedaron el diputado Alberto
Aztiazarán con 17% y Alfonso Elías Serrano que se acercó al 16% a pesar
de contar con el conocimiento y la experiencia de la campaña de hace
seis años en donde la tragedia de la Guardería ABC lo dejó a 4 puntos de
ganar la gubernatura. Gándara aparece ya como el priísta que más
claramente puede ganarle a su primo, el virtual candidato del PAN,
Javier Gándara, hasta con 15 puntos de ventaja, según diversas
encuestas, mientras que con Claudia Pavlovich la elección frente al
abanderado panista se cerraría a 2 o 3 puntos de diferencia. En cuestión
de días entre Los Pinos y Gobernación decidirán quién es el candidato
que dará la batalla por Sonora… Los dados mandan Serpiente. Mal inicio
de semana.

sgarciasoto@hotmail.com

Fuente: http://www.eluniversalmas.com.mx/columnas/2014/11/109812.php

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