Aunque nadie lo pueda creer hoy, hubo un tiempo en que las campañas lograban generar interés y en casos excepcionales despertar emociones fuertes. Desde luego todos recordamos el 2000, el 2006 y las últimas semanas del 2012, pero incluso elecciones locales lograron llamar la atención. Es más, Peña Nieto y su eslogan ‘Te lo firmo y te lo cumplo’, lo dio a conocer a nivel nacional. Montiel por su parte se reveló en su momento cuando equiparó a los delincuentes con ratas. Hoy sólo nos llegan noticias de los candidatos locales a través de las redes, y eso sólo cuando algún dislate los vuelve motivo de memes que nos hacen reír. Ejemplos recientes como el de José Luis Preciado con su campaña en Colima que tiene por eslogan: ‘Desde abajo con contrabajo’, y que todos suponemos que fue un error, o el del candidato del PAN a la alcaldía de Monterrey que se vendió en sus espots como habiéndose preparado en Harvard y resultó que pasó por ahí una semana. La política sólo como materia para la derrisión.
Tengo guardado bajo llave una crónica del candidato independiente a la gubernatura de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón. ‘El Bronco’, como se le conoce, fue presidente municipal de García donde sobrevivió a dos atentados del crimen organizado. Le gusta andar a caballo y se presenta como la quintaesencia del mexicano norteño: Mal hablado, francote, dicharachero, entrón y valiente. ‘El Bronco’ decidió salirse del PRI después de 33 años de militancia y logró juntar las firmas de apoyo necesarias para inscribirse como candidato independiente. Ha despertado un genuino interés entre los nuevoleoneses al grado de que algunas encuestas lo ponen en segundo lugar de las encuestas arriba del candidato del PAN.
Más allá de si es una buena opción para gobernar el estado o no, es un gran personaje que en cualquier democracia llamaría la atención de los medios y de los ciudadanos.
Sin embargo después de ver el trabajo de mis compañeros de Punto de Partida Javier Vega y Víctor Olvera decidí no sacarla. Y no por falta de calidad sino porque me recordó una crónica que hicimos hace tres años de un candidato, también fuera de lo común, que buscaba ser gobernador de Jalisco. Acabamos siendo denunciados por el PAN ante el IFE por “presunta adquisición y/o contratación de tiempos en televisión atribuible al candidato Enrique Alfaro de Movimiento Ciudadano, así como de Televimex, S.A. de C.V”. La empresa tuvo que movilizar abogados para demostrar que nadie nos había pagado y finalmente el caso se ganó. Pero nos quedó claro que si lo repetimos, como sería el caso si difundimos la crónica ‘Un día con el Bronco’, los partidos, en este caso el PRI o el PAN, nos volverán a denunciar. Así que nos andamos con tiento.
A nadie puede sorprender entonces que el tiempo que se le dedica en los medios a los candidatos y a las campañas sea cada vez menor y menos interesante. Pero ¿a quién le conviene esto? Desde luego a los que ya están en el poder, es decir, a los que tienen siglas conocidas y cuentan con el dinero y la estructura para hacer campañas basadas primordialmente en la movilización de bases. Los nuevos se las van a ver muy difícil (habrá que seguir el caso de ‘El Bronco’) y eso exactamente lo que quieren los partidos. ¿No se darán cuenta que el desinterés y desapego que claramente han provocado terminará por erosionar la base que sostiene el edificio que los justifica y les da de comer que es la legitimidad democrática?
“Hay que limpiar de corrupción, de arriba a abajo, como se limpian las escaleras” lleva repitiendo hasta el cansancio López Obrador durante los últimos 15 años. ¿Cómo se estará escuchando eso hoy si lo comparamos con los primeros años de la alternancia? O “Hay que evitar en el gobierno los gastos superfluos y los lujos, nada de extravagancias”. O “la diferencia es que nosotros vamos a administrar con honradez el presupuesto”.
Cómo estará sentando entre quienes lo oyen cuando contrapone a la visión de Peña Nieto de que somos un país eminentemente corrupto (la corrupción es un problema cultural) la de que “en los pueblos y en las clases más humildes hay todavía una reserva de valores espirituales y morales desde donde se puede regenerar al país”. ¿Cuál gustará más?
“El tiempo y la realidad nos han dado la razón” le dijo hace unos días a un periodista que lo entrevistó en Tamaulipas. Se le ve la misma serenidad que aquel 2 de abril cuando sabía que sus adversarios le habían hecho el grueso de la tarea.
Falta por supuesto mucho tiempo para las elecciones de 2018, tiempo para que sus adversarios hagan algo por sacudirse esa terrible imagen que hoy cargan como una losa y tiempo también en el que López Obrador puede cometer un error como los que también le hemos visto.
Leído en
http://periodicocorreo.com.mx/atando-cabos-24-marzo-2015/
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