sábado, 7 de marzo de 2015

Francisco Martín Moreno - Una cadena siniestra

Cuando el Inegi dió la noticia relativa a la tasa de desempleo abierto del orden del 4.8% o sea, que los indicadores reflejaban una temeraria acumulación agregada a los millones de mexicanos carentes de empleo, la preocupación alcanzó extremos alarmantes, y no es para menos, si no se pierden de vista los efectos de una detonación en cadena que se inicia precisamente al no crearse las fuentes de trabajo requeridas, entre otras razones, por el crecimiento demográfico. ¿Y los NINIS?

La cadenita siniestra se inicia así: si no se crean los puestos de trabajo demandados, millones de mexicanos obviamente carecerán de ingresos y por ende no tendrán, ni mucho menos, capacidad de consumo. Si no gozan, ya no se diga de capacidad ahorro, sino de compra, entonces se deprime la producción industrial y se lastima severamente la actividad comercial. Si el sector manufacturero produce la mitad de su posibilidades potenciales y el comercio organizado no vende ni cercanamente lo que exige su estructura de ventas, se inician los despidos masivos de trabajadores, es decir, los dolorosos ajustes de personal con sus consecuentes efectos en materia de efervescencia social. Por si fuera poco, al no generarse las utilidades esperadas, se limita la capitalización de las empresas, con ello su expansión y por lo tanto ni los inversionistas reciben sus dividendos ni el fisco recauda y, al no recaudar, se restringe el presupuesto federal de egresos con los evidentes transtornos económicos y sociales. El empobrecimiento es general, demoledor, indiscriminado, además de extraordinariamente peligroso…








¡Claro que debido al desplome del precio del crudo, Videgaray preve un enorme recorte para el año entrante si no se incrementa sensiblemente la recaudación instrumentándose la tan anhelada y cantada refoma tributaria, misma que ya podemos ir olvidando de acuerdo a las promesas del super secretario.


¿Qué significa un recorte de más miles y miles de millones de pesos? Muy sencillo: menos presupuesto para salud, para educación, para obras de infraestructura agrícola, caminera, portuaria, eléctrica, etc… Menos gasto público significa a su vez más malestar social, más demandas callejeras cada vez más organizadas e intransigentes, absolutamente reacias a aceptar el peso de los argumentos técnicos, con los cuales es imposible paliar su hambre ni su rabia ni se desactiva su violencia cada vez menos contenida. Séneca se preguntaba: ¿Qué hace un pueblo antes de morirse de hambre…?

No dejo de hacerme la siguiente pregunta que me agobia: si durante el último gobierno de Calderón la economía creció casi al 4%, entonces ¿por qué se ejecutó una reforma fiscal tan torpe, mutiladora y recesiva como la que se llevó a cabo en la actual administración? Es evidente que si no se hubieran manoseado tan estúpida e irresponsablemente las leyes fiscales y se hubiera respetado el statu quo en el contexto del asombroso crecimiento económico de los Estados Unidos, el desarrollo de México no hubiera sido del 1.1% ni 2.1% en el 2013 y el 2014 respectivamente, sino que tal vez habríamos alcanzado tasas inimaginables imprescindibles para rescatar de la pobreza a millones de mexicanos. Si Calderón llegó casi al 4%, de no haber hecho modificaciones tributarias ni haber castigado tan severamente el uso de efectivo a través de la ley del lavado de dinero que no afecta a nuestros políticos corruptos, Estados Unidos nos habría jalado a casi el 6% para sorpresa de propios y extraños. ¡Cuánta torpeza! ¡Cuánta…!



Leído en http://www.debate.com.mx/opinion/Una-cadena-siniestra-20150305-0230.html

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