Eduardo Galeano (1940 - 2015) |
El arte de mandar
Un emperador de China, no se sabe su nombre ni su dinastía ni su tiempo, llamó una noche a su consejero principal y le confió la angustia que le impedía dormir. Le dijo: «Nadie me teme». Como nadie le temía nadie lo respetaba. Y como nadie lo respetaba nadie le obedecía.
El consejero principal meditó un ratito y opinó: «Falta castigo».
Y el emperador sorprendido dijo que castigo no faltaba, porque él mandaba a la horca a todo el que no se inclinara a su paso. Y el consejero principal le advirtió: «Pero esos, esos son los culpables. Si solo se castiga a los culpables, solo los culpables sienten miedo».
El emperador chino pensó y pensó... y llegó a la conclusión de que el consejero principal tenía razón.
Y le mandó cortar la cabeza. La ejecución ocurrió en una gran plaza pública, la plaza celestial, la plaza principal del imperio. Y el consejero fue el primero de una larga lista.
Leído en http://lateclaconcafe.blogia.com/2012/011303-eduardo-galeano-cuentos-cortos.php
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