sábado, 20 de junio de 2015

UN POEMA DE:

Aldo Luis Novelli  (1957)

Agradecimiento desde el hospital
psiquiátrico 

Agradezco a la oscuridad
que me deja ver claramente el mundo.

Agradezco a los amigos que nunca vinieron.

Agradezco a las mujeres que me abandonaron
para que enloqueciera solo.

Agradezco a la luna
que habla conmigo
cuando nadie me habla.

Agradezco al sol que nunca está
salvo cuando salimos al patio
a arrastrar los pies y babearnos.

Agradezco al alcolchado de las paredes
que me cuida la cabeza.

Agradezco al enfermero
que me da la pastilla azul
y la verde y la roja
y esa maldita pastilla blanca como una bala
que nunca tomo
y me la meto en el culo.

Agradezco al otro enfermero
que me trae papel y lápiz
para que escriba mis poemas de locura
y resista a la muerte.

Agradezco a los dos monos
que me aplican electroshock
cuando me altero un poco
para quemar lentamente mis neuronas
pero ellas todavía resisten
así que vayan sabiéndolo
gorilas hijos de puta:
todavía escribo mi sucia poesía

Génetica

en el núcleo de la semilla
ya está diseñado el futuro árbol
con sus frutos y sus leves flores
hasta su más mínima hoja.

en el ADN del hombre
están escondidos sus sueños sus amores inconclusos
sus mejores derrotas
hasta su más infatigable utopía.

la poesía
es esa bella muchacha
que abre la puerta
un día cualquiera
allí
donde no había puerta

Amigos

a todos aquellos que alguna vez
me golpearon el pecho

Juan y José nacieron en distintas ciudades.

vivieron cuarenta años sin conocerse.

una tarde cualquiera José
con el corazón inmóvil
cayó en medio del gentío.

la gente miraba al tipo tirado
y lograba esquivarlo.

Juan se detuvo
y se agachó a golpearle el pecho.

cuatro horas estuvo en eso
entre las sombras de una calle desolada
hasta que el tipo abrió los ojos:
- no sabía bien como se hacía esto...- dijo Juan.
- bueno, tuviste tiempo de aprender- balbuceó José.

desde ese día nunca más se vieron
nunca se olvidaron



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