Estoy de vacaciones y no opinaré estos días sobre lo que ocurra dentro y fuera de México. Sin embargo, revisando algunas columnas que he escrito desde 1982 me encontré muchas que podría haber escrito hoy, ahora mismo. Así que de aquí al 1 de septiembre estaré recordando tiempos pasados que no necesariamente fueron mejores.
El 30 de agosto de 1982, bajo el título La lista negra de funcionarios, publiqué esto en el diario defeño El Universal:
“Gran difusión se le dio la semana pasada al hecho de que Miguel de la Madrid solicitará a la Procuraduría General de la República una relación de funcionarios que durante el actual sexenio hayan sido cesados y/o consignados por realizar actividades deshonestas. Lo anterior con el fin de que ningún pillo comprobado logre colarse dentro del gobierno que el mismo De la Madrid encabezará a partir del próximo lo de diciembre.
“La Procuraduría se ha encargado de dar a conocer los nombres de algunos importantes "servidores públicos" que durante los últimos seis años han sido sorprendidos realizando algún trinquete.
“Así, la opinión pública está informada que desde 1976 algo así como 2,000 funcionarios del sector público han sido cesados y/o consignados por corruptos. Entre los más importantes: Rubén Parra Torres, Alfonso Rincón Benítez, José Vázquez Chavarría, Ángel Zarate Ledesma y Francisco Alonso Sánchez, de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; Abraham Sheimberg, Jesús Ruvalcaba Bucarini, Ignacio Villafuerte, Ignacio Villaseñor, Gabino Olivares, Sergio Cansino León y Bernardo Suárez, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; Armando Cuéllar Orozco, Eduardo Cabiedes Villarreal y Arturo Santillán Rangel, de la Secretaría de Educación Pública; Armando Lezama Díaz, Francisco Zepeda Zepeda, Manuel Ávila Barrueto y José Luis Sánchez Núñez, de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.
“La mayoría de los mencionados anteriormente ocupaban puestos a nivel de dirección o subdirección dentro de las dependencias mencionadas. Sin embargo lo que cada uno de ellos tiene en común es que fue sorprendido realizando algún acto deshonesto.
“Es indudable que la idea de De la Madrid es excelente; ningún truhán debe ocupar, ni por accidente, un cargo dentro de su administración. Pero también es indudable de que la mayoría de corruptos, bribones y trinqueteros que han encontrado justicia en la Revolución Mexicana nunca han sido consignados, es más, ni renunciados, por las autoridades respectivas. Tal vez porque es difícil comprobar sus delitos, tal vez porque están protegidos por poderosos personajes, que al encubrirlos también actúan con deshonestidad.
“Pese a todo, la corrupción con que actúan muchos funcionarios es evidente. Si no, ¿cómo se explican las mansiones que se han construido en lo que va del sexenio? ¿cuál es la procedencia de las joyas que con soberbia lucen sus esposas o novias? ¿por qué tantas casas y condominios adquiridos en Estados Unidos están escriturados a nombre de sus parientes o amigos? ¿de dónde proviene el dinero que a manos llenas gastan en los más lujosos restaurantes de la ciudad de México? ¿por qué el gerente general del Hotel Pierre de Nueva York afirma que sus mejores clientes son los políticos mexicanos?
“El jueves pasado conocí a uno de tantos funcionarios que hacen gala su deshonestidad. Presta sus servicios en el Registro Federal de Vehículos y se me hace difícil creer que su sueldo le haya permitido adquirir el reloj de oro macizo con brillantes marca Rolex que lucía en su muñeca izquierda o la gigantesca pulsera, también de oro sólido, que portaba en la derecha. Según la opinión de uno de los que me acompañaban, este funcionario, que por solo hecho de no haber sido nuca consignado es honesto, cargaba sobre su persona tan sólo 10 millones de pesos en oro. Cualquiera podrá imaginarse lo que ha ganado este hombre sirviendo a la Patria.
“Y así, como este personaje, hay miles y miles. Realizan fraudes, solicitan sobornos, otorgan contratos a sus propias empresas o a las de sus amigos, venden caras sus relaciones e influencias políticas y se enriquecen cada vez más, mientras que las grandes mayorías se encuentran cada día más pobres y desesperadas.
“La famosa lista negra que para nuestro próximo Presidente elabora la Procuraduría General de la República servirá para eliminar de su gobierno a muchos funcionarios cuya corrupción ha sido comprobada. Algún cínico afirmará que en la lista están incluidos solamente los tontos que se dejaron sorprender ya que los inteligentes siguen haciendo de las suyas”.
33 años han pasado desde que escribí este texto. El gobierno de De la Madrid resultó ser tan corrupto como los que lo precedieron y siguieron. Su famosa lista negra fue una burla.
Recodar es vivir…
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Leído en
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