sábado, 17 de octubre de 2015

UN POEMA DE:

La mujer
 No se nace mujer: se llega a serlo .
Simone de Beauvoir

Sólo de la mujer

Sólo de la más increíble mujer
sale el más increíble hombre.
Sólo de la más amigable de las mujeres
sale el más amigable hombre.
Sólo del cuerpo perfecto de una mujer
sale un hombre formado perfectamente.
Sólo de los inimitables poemas de la mujer
pueden salir los poemas del hombre.
Sólo de la fuerte y arrogante mujer a quien amo
puede salir el hombre amado.
Sólo porque me abraza fuertemente una mujer
surge el abrazo fuerte de un hombre.

Sólo de la mujer sale el hombre.

Sólo de la mujer sale el hombre.

Sólo de la justicia y simpatía en la mujer
puede haber simpatía y justicia.
Sobre la tierra y por toda la eternidad
el hombre cantará su grandeza.

Cantará su grandeza el hombre,
pero cada canción tendrá nombre de mujer.

Walt Whitman

Hombres necios

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.

Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego con gravedad
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Tais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que con desigual nivel
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?

Mas entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y queja enhorabuena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar
y después con más razón
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

Sor Juana Inés de la Cruz

El hombre y la mujer

El hombre es la más elevada de las criaturas;
La mujer es el más sublime de los ideales.
Dios hizo para el hombre un trono,
Para la mujer un altar.
El trono exalta,
El altar santifica.
El hombre es el cerebro,
La mujer el corazón,
El cerebro fabrica la luz,
El corazón produce el amor.
La luz fecunda, el amor resucita.
El hombre es fuerte por la razón,
La mujer invencible por las lágrimas.
La razón convence,
Las lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos;
La mujer de todos los martirios.
El heroísmo ennoblece,
El martirio sublima.
El hombre tiene la supremacía,
La mujer la preferencia.
La supremacía significa la fuerza,
La preferencia representa el derecho.
El hombre es un genio,
La mujer es un ángel.
El genio es inconmensurable,
El ángel indefinible.
La aspiración del hombre es la suprema gloria,
La aspiración de la mujer es la virtud extrema.
La gloria hace todo lo grande,
La virtud hace todo lo divino.
El hombre es un código,
La mujer un evangelio.
El código corrige,
El evangelio perfecciona.
El hombre piensa,
La mujer sueña.
Pensar es tener en el cráneo una larva,
Soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es un océano, la mujer es un lago.
El océano tiene la perla que adorna,
El lago la poesía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela,
La mujer es el ruiseñor que canta.
Volar es dominar el espacio,
Cantar es conquistar el alma.
El hombre es un templo,
La mujer es el sagrario.
Ante el templo nos descubrimos,
Ante el sagrario nos arrodillamos.
En fin:
El hombre está colocado donde termina la tierra;
La mujer donde comienza el cielo.

Víctor Hugo

¿Y si Dios fuera mujer?

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.

Mario Benedetti







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