Días antes de que la profesora Elba Esther Gordillo fuera detenida y acusada de diversos delitos –el 26 de febrero de 2013–, la lideresa magisterial sostuvo una larga reunión con Enrique Peña Nieto, en Los Pinos.
El Presidente le explicó en detalle la reforma educativa, los alcances y objetivos y, sobre todo, pidió todo el apoyo del SNTE.
La profesora se resistió, intentó poner condiciones, apeló a la independencia sindical, pretendió empujar su propia reforma y, al final, no cedió un solo milímetro, sabedora de su poder y de la importancia política del magisterio para el nuevo Gobierno.
Antes ya había lanzado las memorables advertencias públicas al Gobierno federal: “¡Vengan por mí, mi epitafio dirá…!”.
Cuando salió de la casa presidencial su suerte estaba echada. La PGR de Jesús Murillo tenía lista la acusación en su contra, además de que en las negociaciones del Pacto por México los partidos opositores habían condicionado su apoyo a la reforma educativa a la jubilación de la profesora Gordillo.
En pocas palabras, que en las primeras semanas de 2013 había llegado a su fin el poderoso cacicazgo de la que hasta entonces había sido la mujer más poderosa de México, “La Profesora”, como era motejada por amigos, enemigos y adversarios. Y es que –como nadie–, la señora Gordillo había inaugurado la cultura de crear su propio partido, pero desde dentro del propio PRI.
Hasta el sábado pasado –cuando salió del Penal de Tepepan–, para ser llevada a un hospital privado, “La Profesora” había pasado en prisión 992 días y se sabe que no regresará más a la cárcel. ¿Por qué? Porque el poder político la perdonó y porque la reforma educativa ya no tiene pasaje de regreso.
Dicho de otro modo, que la profesora ya no es obstáculo para las reformas de Peña Nieto y habría pagado la presunta o supuesta indisciplina política. Y es que sea en México o sea en el mundo, si el poder da, el poder quita.
Y una vez que la decisión política está tomada para que la profesora Gordillo regrese a su casa, sólo falta alinear su salud, su estancia en el hospital y un amparo que preparan sus abogados para que siga el juicio legal en su domicilio. Es decir, que también en este caso asistimos a un amparo de diseño.
Y es que “se hizo el milagro” para alinear el derecho y la salud. Los médicos determinaron que era impostergable un tratamiento médico en un hospital privado de alta especialización, lo que deja abierta la puerta para que en condiciones innmejorables los abogados puedan solicitar un amparo que –por las circunstancias de salud y hospitalización de “La Profesora”–, no podrá ser negado.
Es decir, que una vez que la profesora sea intervenida quirúrgicamente, no habrá razón para que un juez niegue el amparo para que por salud y por edad la señora Gordillo siga en su domicilio el proceso legal que la justicia ordenó incoar en su contra.
Por lo pronto, alguna autoridad tendrá que explicar la razón por la que se engañó a la opinión pública y la salida de prisión de la profesora Gordillo se dio a conocer hasta ayer miércoles, cuando en realidad abandonó la cárcel el pasado sábado 14.
¿Por qué la mentira? ¿Por qué desde el mismo sábado todas las pertenencias de la señora Gordillo fueron sacadas de Tepepan? ¿Por qué el viernes 13 recibió visitas de funcionarios locales y federales del más alto nivel?
La profesora no regresará a la cárcel, pero seguirá pesando sobre su cabeza un proceso penal que la mantendrá en silencio.
Al tiempo.
Leído en
http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/el-poder-perdono-a-la-maestra-gordillo-no-volvera-a-prision-1447915914
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