La mentira |
Los más rezan con los mismos labios que usan para mentir.
José Ingenieros (1877-1925)
Mentiras de la existencia
¡Qué triste es vivir soñando
En un mundo que no existe!
Y qué triste
Ir viviendo y caminando,
Sin fe en nuestros delirios,
De la razón con los ojos,
Que si hay en la vida lirios,
Son muchos más los abrojos.
Nace el hombre, y al momento
Se lanza tras la esperanza,
Que no alcanza
Porque no se alcanza el viento;
Y corre, corre, y no mira
Al ir en pos de la gloria
Que es la gloria una mentira
Tan bella como ilusoria.
¡No ve al correr como loco
Tras la dicha y los amores,
Que son flores
Que duran poco, muy poco!
¡No ve cuando se entusiasma
Con la fortuna que anhela,
Que es la fortuna un fantasma
Que cuando se toca vuela!
Y que la vida es un sueño
Del que, si al fin despertamos,
Encontramos
El mayor placer pequeño;
Pues son tan fuertes los males
De la existencia en la senda,
Que corren allí a raudales
Las lágrimas en ofrenda.
Los goces nacen y mueren
Como puras azucenas,
Mas las penas
Viven siempre y siempre hieren;
Y cuando vuelve la calma
Con las ilusiones bellas,
Su lugar dentro del alma
Queda ocupado por ellas.
Porque al volar los amores
Dejan una herida abierta
Que es la puerta
Por donde entran los dolores;
Sucediendo en la jornada
De nuestra azarosa vida
Que es para el pesar “entrada”
Lo que para el bien “salida”.
Y todos sufren y lloran
Sin que una queja profieran,
Porque esperan
¡Hallar la ilusión que adoran!
Y no mira el hombre triste
Cuando tras la dicha corre,
Que sólo el dolor existe
Sin que haya bien que lo borre.
No ve que es un fatuo fuego
La pasión en que se abrasa,
Luz que pasa
Como relámpago, luego:
Y no ve que los deseos
De su mente acalorada
No son sino devaneos,
No son más que sombra, nada.
Que es el amor tan ligero
Cual la amistad que mancilla
Porque brilla
Sólo a la luz del dinero;
Y no ve cuando se lanza
Loco tras de su creencia,
Que son la fe y la esperanza,
Mentiras de la existencia.
Manuel Acuña
Últimas palabras
Hay mentiras que vuelan como albatros
y otras que vibran como colibríes
embustes enormes como aconcaguas
y otros pequeñísimos como tréboles
suele mentirse como se respira
como se pestañea o se estornuda
mentir en el amor es más difícil
porque en el beso suenan las alarmas
la verdad es tan pulcra tan extraña
como el atajo que atraviesa un bosque
no obstante lo peor lo imperdonable
es mentir en momentos decisivos
por ejemplo en las últimas palabras
Mario Benedetti
Mentira
Mentira. Si lo hacía de engaños,
y nada más. Ya está. De otro modo,
también tú vas a ver
cuánto va a dolerme el haber sido así.
Mentira. Calla.
Ya está bien.
Como otras veces tú me haces esto mismo,
pero yo también he sido así.
A mí, que había tanto atisbado si de veras
llorabas,
ya que otras veces sólo te quedaste
en tus dulces pucheros,
a mí, que ni soñé que los creyeses,
me ganaron tus lágrimas.
Ya está.
Mas ya lo sabes: todo fue mentira.
Y si sigues llorando, bueno, pues!
Otra vez ni he de verte cuando juegues.
César Vallejo
Epicteto
No olvides que es comedia nuestra vida
y teatro de farsa el mundo todo
que muda el aparato por instantes
y que todos en él somos farsantes;
acuérdate que Dios, de esta comedia
de argumento tan grande y tan difuso,
es autor que la hizo y la compuso.
al que dio papel breve,
solo le tocó hacerle como debe;
y al que se le dio largo,
solo el hacerle bien dejó a su cargo.
Si te mandó que hicieses
la persona de un pobre o un esclavo,
de un rey o de un tullido,
haz el papel que Dios te ha repartido;
pues solo está a tu cuenta
hacer con perfección el personaje,
en obras, en acciones, en lenguaje;
que al repartir los dichos y papeles
la representación o mucha o poca
sólo al autor de la comedia toca.
Francisco de Quevedo
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