martes, 2 de febrero de 2016

Eduardo Ruiz Healy - Iowa

La población de Iowa es de casi 3.2 millones, número que representa apenas 0.97 por ciento de la población total de Estados Unidos. De ese total, 88.7 por ciento de los habitantes es blanco, 5.0 por ciento es latino, 2.9 por ciento es negro, 1.8 por ciento es de razas mixtas, 1.7 por ciento es asiático, 0.4 por ciento es amerindio, y 0.1 por ciento es hawaianos o nativo de islas del Océano Pacífico.

64 por ciento de los residentes de este estado vive en zonas urbanas y 36 por ciento en zonas rurales.

Por el valor de su producto interno bruto (PIB), que en 2015 fue de 168 mil millones de dólares, Iowa ocupa el lugar 30 entre los 50 estados de la Unión Americana.









De acuerdo a la religión que profesa, 30 por ciento de la población de Iowa es protestante tradicional (metodista, luterana, presbiteriana, episcopal bautista, congregacionalista, etcétera), 28 por ciento es protestante evangélica, 18 por ciento es católica, 2 por ciento es protestante negra, menos de 1 por ciento pertenece a otras religiones cristianas, 1 por ciento practica alguna religión no cristiana (judaísmo, islam, budismo, hinduismo, etcétera.) y 21 por ciento manifiesta no pertenecer a alguna religión.

Los datos arriba anotados nos indican que Iowa es un estado pequeño con una población mayoritariamente blanca y protestante y que su economía palidece frente a la potencias como California, Texas o Nueva York.

Si dentro de Estados Unidos Iowa es un estado mediocre, ¿por qué es tan importante el proceso electoral que ayer se realizó ahí?, ¿por qué durante varios meses los precandidatos republicanos y demócratas a la presidencia estadunidense se dieron hasta con la cubeta para ganar la mayor cantidad de votos en las asambleas vecinales que allá llaman caucuses?

La respuesta es fácil. Iowa es el primer estado en donde se enfrentan quienes aspiran ser el próximo presidente o presidenta de Estados Unidos. En Iowa se aprecian por primera vez las fortalezas y debilidades de cada uno de los aspirantes. En ese estado puede apreciarse quiénes son capaces de atraer el voto de las bases de sus respectivos partidos.

Lo que ocurrió ayer es un buen ejemplo de lo anterior.

Por el lado de los demócratas, al momento de escribir esta columna y con 88 por ciento de los votos contados, Hillary Clinton y Bernie Sanders estaban virtualmente empatados, ella obteniendo 49.9 por ciento de los sufragios, y él 49.5 por ciento. Los resultados muestran cómo la candidatura de la esposa del expresidente Bill Clinton ha perdido fuerza, consecuencia de los escándalos en que se ha visto involucrada desde hace años. Hace seis meses ella aventajaba al senador por Maine por 39.8 puntos porcentuales (58.0 por ciento contra 18.2 por ciento) y, aunque gane por estrecho margen, el senador por Maine será finalmente percibido como el gran ganador de los caucuses de ayer.

Por el lado de los republicanos ganó, con 27.7 por ciento de los votos, el senador texano Ted Cruz, seguido por el magnate Donald Trump, con 24.4 por ciento, y el senador por Florida Marco Rubio, con 23.0 por ciento. Los resultados muestran que los conservadores más extremos están divididos entre Cruz y Trump, y que los más moderados apoyan a Rubio. También indican que Trump no es invencible, y que él y los demás aspirantes del Partido Republicano que decidan seguir en la contiendas, continuarán dándose con todo rumbo a las siguientes elecciones y caucuses que se celebrarán en las siguientes semanas.

Es conveniente recordar que en los caucuses de Iowa más recientes, los de 2008 y 2012, los aspirantes republicanos que quedaron en primer lugar no resultan finalmente ser los candidatos presidenciales de su partido. En lo que a los demócratas se refiere, desde 1996 hasta 2012, el ganador finalmente sí fue el candidato presidencial de su partido. A ver si la historia se repite nuevamente.



Leído en http://www.criteriohidalgo.com/a-criterio/iowa



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