Me equivoqué el jueves al sugerir aquí que presentarían un informe final al gusto del griterío antisistémico, que lo de menos sería el rigor. Pero por lo expuesto ayer, el informe luce sólido y será de gran utilidad para seguir investigando lo que ocurrió en aquella región de Guerrero el 26 y 27 de septiembre de 2014.
El informe tampoco fue “durísimo” con el Gobierno. Es cierto que señalan inconsistencias y omisiones de la PGR, desconocen el tercer peritaje de fuego, ponen en entredicho las diligencias de la PGR en el río San Juan (tal parece que quien coordinó ahí la inspección ministerial engañó al entonces procurador Jesús Murillo Karam) y acusan falta de cooperación del Gobierno en la fase final, pero los expertos se concentraron en el análisis y no se sirvieron de la circunstancia para diseminar descalificaciones, multiplicar enredos ni victimizarse.
Ni qué decir de las recomendaciones, que no por gastadas dejan de ser impecables, que le entregan al Gobierno, la justicia y la sociedad: desmontar la burocracia ministerial, dar con los autores intelectuales y no sólo los materiales, limitar la preponderancia de las confesiones de los detenidos, mejorar el trabajo pericial, contar con fiscalías realmente independientes, evitar la fragmentación de los procesos judiciales, encumbrar la atención a las víctimas.
Y aunque sigo pensando que los expertos coinciden en lo esencial con la PGR (los normalistas fueron sometidos, secuestrados y asesinados por un enjambre de policías municipales y grupos criminales), adquiere notable relevancia la tesis de la “coordinación certera” de las policías de Iguala, Cocula y Huitzuco, así como los indicios de tortura en muchos de los detenidos y las no bien aclaradas dudas sobre el pasmo de soldados, policías federales y estatales (“Todas las autoridades sabían lo que estaba ocurriendo”).
Los expertos han producido un documento que, por lo pronto, es la mejor versión actualizada de la narrativa de Ayotzinapa y sus 43 desaparecidos, 180 víctimas directas y 700 indirectas. Apunté el mismo jueves que más le valía al Gobierno del presidente Peña Nieto y la procuradora Arely Gómez salir a la brevedad con un Libro Blanco que supere en calidad informativa al que recibieron ayer.
Los desplantes y algunas declaraciones creo que desafortunadas de Carlos Beristaín, Ángela Buitrago, Francisco Cox, Claudia Paz y Paz y Alejandro Valencia pasan a segundo plano. No encontraron a los normalistas, no apuntaron al lugar en donde pueden estar los restos, no perfilaron metodológicamente al autor intelectual. Pero hicieron avanzar la información, ayudaron a comprender la historia y, con sus recomendaciones, le clavaron un aguijón a la política y el sistema de justicia que terminará marcando un antes y un después.
No es poca cosa. Gracias, expertos.
MENOS DE 140
Incluso en los momentos más duros, se mantuvo un puente de diálogo Arely Gómez-Ángela Buitrago.
Leído en http://www.vanguardia.com.mx/articulo/gracias-expertos
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