viernes, 22 de julio de 2016

UN POEMA DE:

Jesús Lizano  ( 1931 - 2015 )
Encuéntrame belleza

Encuéntrame, Belleza, necesito
que me abraces, me siento despoblado,
ven a mi sentimiento descuidado,
que tu ausencia es el único delito.

Tú eres la inalcanzable y yo el maldito,
idéntico latido desolado,
yo por fruto en el tiempo encarcelado,
libre por sombra tú en el infinito.

Encuéntrame, Belleza, qué otra cosa
puede anhelar mi corazón cercado
que vivir de tu esencia, aurora mía.

Y qué puedes, altiva y silenciosa,
desear en tu frío descampado
sino la forma, hacerte poesía.


Mi poesía

Hay una selva, hay una selva oscura,
un misterioso bosque, un alboroto
de vacilantes pájaros, un coto
en donde suelta estalla el alma pura.

Algo se ha desprendido, la espesura
ahoga el corazón, extraño loto
que busca nueva luz; algo se ha roto
ya que me ahoga el alma la amargura.

¡Hay una selva! ¡Hay una selva! Ahora
siento un perdido bosque, un bosque ignoto
en mi terrible sombra: ¡es la alegría!

Hay una selva, hay una selva y llora
mi corazón sin árboles, piloto
del océano de mi poesía.


Manifiesto poético

¡En nombre
de todos los Caballeros
de la Poesía
que en el mundo fueron
llamo a todos los soñadores,
a todos los poetas
para manifestaros
en la calle (¡la calle
es suya
y no de los voceras!)
frente a la lucha por el dominio!
¡A su horror! ¡A su locura!
¡Adelante la columna poética!

¡Compañeros!
¡Todos compañeros!
¿O no tenemos
los mismos problemas,
la misma esencia?
¿Nadie lo recuerda?
“Mi patria es el mundo,
mi familia
la humanidad entera”,
el humanismo poético
mi humanismo.

Los otros,
los hemos vivido,
¡vaya
si los hemos vivido!
se pierden en esa lucha,
llenos de insufrible retórica.
¡Llenos!

¡Llamo a todos los soñadores,
a todos los poetas!
¡Reclamemos
el fin de cuanto nos divide
olvidando lo que nos une,
nuestro destino
de seres mortales y creativos,
de cuanto origina
un mundo de dominantes
y sometidos,
enfermos y confusos,
de cuanto impide
la libertad de sentir,
el vuelo del pensamiento,
nuestra vida interior
liberada de todo
lo que imponen y mentalizan
los retóricos enloquecidos,
los voceras!
¡No al Mundo Real Político!
¡Todos a la conquista
de nuestra plenitud humana,

del Mundo Real Poético,
el que, por fin, supere
esa locura que nos destruye,
que impide la plenitud
para la que hemos nacido,
los sueños
para los que vivimos!
¡O para qué vivimos!
¡De qué nos sirve
un continente deslumbrante
carcelero
de nuestro humanismo contenido!
¡De nuestro heroico contenido!

¡Soñadores! ¡Poetas!
Frente a las víctimas inocentes
no llorar, no lamentarse:
¡que lloren los cocodrilos!
Luchemos para que acabe
la sed de dominio
causa de nuestra barbarie.
Salvemos nuestra mente
de todo lo ensombrecido.
¡No al racionalismo
que impide la libertad
de nuestro mundo íntimo!
¡No al irracionalismo
que la enloquece con sus símbolos!,
terribles enfermedades
no señaladas por los médicos.
¡Pobres de nosotros
en manos de los médicos,
los físicos y los metafísicos!
¡Qué saben
de nuestro sufrimiento,
de nuestro destino!

¡Vean, vean,
el reino de la Diosa,
la diosa Razón enferma!
¡El reino de sus voceras!

¡No a la “crítica” de la Razón pura!
¡No a la “crítica”
de la Razón práctica!
¡Crítica
a la Razón enloquecida!
¡A sus pozos,
causa de las mismas!

La Razón crea mitos
que nos sacan los ojos.
¡Derribemos
todos sus monumentos,
todos sus Palacios,
todos sus Reinos!
¡Salvemos nuestra especie
de esa locura! ¡Merecemos
un mundo de plenitud,
un Mundo Real Poético!
¿La Revolución? ¡Será poética
o no será! ¡Manifestemos
al Mundo Real Poético!

Todo es profundo y sencillo
si lo miramos no con ojos
racionalistas sino con ojos
poéticos.

Y no gritar: ¡”No a la guerra”
sino a la lucha por el dominio
causa de todas ellas!
¡Las causas no los efectos!
¡Las vidas no las ideas!
¡Asambleas
no compartimentos
con nombres extrañísimos!
¡No voceras!

Sólo desde la altura
de nuestro libre vuelo
podemos comprender las cosas
y comprendernos.

Denunciemos este delirio.
Invitemos a todos los inocentes
perdidos entre sus voces
que llevan a esa lucha,
todos perdidos
entre las falsas verdades
y sus terribles ecos.
Lo poético no lo político
nos lleva a la plenitud, a la Belleza,
entre nuestros límites y posibles
verdaderos.
Es nuestra consciencia
la que ilumina la Belleza,
nuestra Razón quien la ciega.
¡Sus voceros!
Y qué es la libertad
sino la luz de la conciencia.

¡Soñadores! ¡Poetas!
La libertad de pensar
y de sentir
es el aire.
Porque sin ese aire
no hay quien respire, no hay quien sea,
¡no hay quien se salve!
¡No cambiaremos
sin ella!

Sin ella
sólo tenemos
palabras. Quién
tiene voz sin ella.
¡Todos únicos! ¡Todos compañeros!
¡Adelante la columna poética!
¡En nombre de la libertad, en nombre
de todos los ingenuos
Caballeros Andantes!
¡En nombre de nuestra especie!
¡A la conquista
de la tierra prometida
por nuestros orígenes,
por nuestros sueños!
¡A la conquista de la inocencia!





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