Soñábamos hace poco más de una década con el fin de las agendas de los medios informativos, a quienes las ciencias de la comunicación han definido como los intermediarios, aquellos que deciden de qué y cómo nos enteramos.
Vimos con gusto la llegada del fenómeno del periodismo ciudadano, en el que cada persona equipada con un dispositivo móvil, una cámara de fotografía o video y una conexión a Internet se volvía capaz de informar al momento de los hechos que pudiera atestiguar.
Llegamos a la época de los blogs, de los sitios web personales, de los esfuerzos individuales o de colectivos y grupos organizados para hacer periodismo, para incidir en el proceso de información de la sociedad.
Vivimos, pues, con grandes esperanzas el proceso de la desintermediación: ya no son sólo ellos, sino también nosotros.
En su ejemplar de diciembre 2007-enero 2007 Time decía en su portada “You”, “Yes, you. You control de Information Age. Welcome to your world”; y el prosumer tomaba su lugar en la cadena de la información y la comunicación masiva: consumes y produces información.
Lo que olvidamos es que también los ciudadanos tenemos agendas, intereses, filias y fobias; que los medios establecen sus agendas basándose no sólo en sus propios intereses, sino también en los de sectores de población a los que desean llegar o con quienes desean establecer convenios de tipo económico o político.
La narrativa de lo ocurrido en Nochixtlán, Oaxaca, en el enfrentamiento entre la fuerza pública del gobierno mexicano y grupos radicales de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), nos recordó que el sueño de la desintermediación también puede producir monstruos.
Nos dejó claro que las intenciones y los intereses particulares no están solamente en los satanizados medios de comunicación, que también entre quienes no forman parte de las filas del periodismo, hay los que defenderán sus propias convicciones y que la desinformación es la quimera destructiva resultante de tal postura ante los hechos.
Y sí, también nos recordó que entre los intermediarios sobran quienes militan y anteponen sus filias y fobias a la narrativa de la información lo más apegado posible a los hechos ocurridos.
Nos expuso de nuevo que un solo contenido informativo puede fragmentarse, reciclarse, reutilizarse, combinarse con otros y convertirse en uno completamente nuevo y distanciado de la realidad.
Tres simples ejemplos para demostrar todo esto:
1.- El tlacuache, o zarigüeya, utilizado como arma para repeler a los policías federales
La siguiente imagen, autoría del fotógrafo Hugo Borges forma parte de una nota publicada en mayo de 2015 en VICE y firmada por Tomás Martín. La foto corresponde a la narración de un festival que se realizaba –ya fue prohibido- en una comunidad del estado de Yucatán.
Esa misma instantánea, retomada de la Web, fue replicada cientos de veces por usuarios de Facebook y Twitter, bajo la creencia de que pertenecía a una persona involucrada en los enfrentamientos ocurridos en Oaxaca, que había decidido defenderse de la policía federal incluso lanzando una zarigüeya.
Su repetición la convirtió en una verdad aceptada en ese entorno de desintermediación, y posteriormente, en un meme.
2.- “…granadas caían del cielo”
En un intento –similar a otros que ha pretendido- de explicar lo que ocurrió en Oaxaca, el portal de tendencias sopitas.com asegura en la redacción de un texto titulado “Guía para entender el conflicto entre maestros y el gobierno” que durante el enfrentamiento hubo, además de gas lacrimógeno y disparos, “granadas (que) caían del cielo”.
La descripción del portal, un medio de tendencias y entretenimiento exitoso que ha sabido jugar a las reglas de Internet en el proceso de desintermediación, es básicamente una mentira.
Ni los medios con mayor tendencia al apoyo de movimientos de izquierda moderada o radical han señalado el uso de granadas en el enfrentamiento entre la policía federal y los grupos radicales de maestros y otras organizaciones populares que se sumaron a la protesta de la Sección 22 de la CNTE.
¿Qué puede imaginarse un usuario de la red cuando lee que del cielo caían granadas?
3.- “La verdad de lo que ocurrió en Oaxaca 2016”
Anonymous asegura que no hubo radicales entre quienes participaron el domingo en la protesta de maestros de la Sección 22 de la SNTE en Oaxaca. Asegura que el gobierno infiltró elementos vestidos de civil para causar destrozos a bienes públicos y privados para así justificar la intervención de la fuerza pública.
Afirma que no son sólo ocho personas fallecidas, que “los cuerpos de las personas asesinadas son incontables”, entre otras aseveraciones cuya veracidad respalda con fotografías y publicaciones en Facebook y Twitter. Anonymous utiliza imágenes retomadas de medios sociales afirma que se trató de una “masacre” con víctimas “incontables”.
Es cierto: también entre los intermediarios, los medios informativos -que llamaré formales para hacer una distinción dentro del tema referido-, han incurrido en interpretaciones equívocas e incluso en difundir información no confirmada o verificada, tanto en detrimento de quienes protestaban como del gobierno federal.
Pero el tema de este artículo no son los medios formales, sino el riesgo que existe también entre nosotros mismos como usuarios de Internet y como consumidores y productores de información fuera del ámbito de esa formalidad.
Ser “tú” o “nosotros”, parafraseando aquella portada de Time no exenta a la sociedad en general de generar mayores riesgos de desinformación sobre lo que ocurre en cualquier parte del mundo.
La narrativa “no oficial” de lo ocurrido en Oaxaca nos recordó que la desintermediación también requiere de un mecanismo autoregulatorio en el que la responsabilidad civil y la ética ciudadana tienen que formar parte imprescindible.
Si esperamos que en la Era del Conocimiento y la Información construyamos una mejor ciudadanía, tendríamos que empezar por establecer canales claros de comunicación, sin vicios, sin ruidos que los contaminen y sin esa tendencia ya vulgarizada de replicar cualquier cosa que vemos en Internet solamente porque lo creemos de acuerdo a nuestras propias convicciones.
Leído en
http://www.etcetera.com.mx/articulo/El+sue%C3%B1o+de+la+desintermediaci%C3%B3n+produce+monstruos/47025
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