“La poesía no quiere adeptos, quiere amantes”.
Federico García Lorca
Hoy una juez argentina, María Romilda Servini de Cubría, quiere investigar la “desaparición” de García Lorca hace 80 años bajo la idea de que tiene jurisdicción universal si el país donde se cometió un crimen no ha hecho nada para investigarlo. España tomó la decisión, tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, de no juzgar los crímenes políticos previos -de un lado o del otro- para facilitar la transición a la democracia. Hoy la juez Servini quiere romper ese esquema, como el español Baltasar Garzón quiso hacerlo con el dictador chileno Augusto Pinochet. El problema es que si alguien relacionado con la muerte de Lorca aún estuviera vivo tendría más de 100 años
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