viernes, 23 de febrero de 2018

Marielena Hoyos Bastien - Adiós Arila

A tantos años de haberse prendido la primera gran alarma ante el dramático descenso detectado en la población de vaquitas marinas, los fifís, o sea y según “ya saben quien”… el sector más privilegiado de nuestra sociedad, apenas está informándose y descubriendo a la vez lo que realmente significaría la pérdida de la especie, tanto para ese ecosistema tan maravilloso al que pertenece como para el mundo entero, entendiendo por lo tanto que la responsabilidad de la conservación de la marsopita de puerto no es exclusiva de los expertos ni del gobierno, sino de todos y cada uno de los mexicanos que estamos o-bli-ga-dos a dar todo de sí para salvarla de la extinción.

Es por ello que celebro todo evento relacionado con el tema, parezca útil o no al propósito, más llamó mi atención que detrás del reciente “performance” capitalino en honor al cetáceo estuviera un CAZADOR, sí… de esos que justifican la práctica disfrazados de “conservacionistas”. A tal, un día lo encaré preguntándole qué sentía al disparar y matar a un animal indefenso, contestándome léperamente que “un orgasmo”…

De ese tamaño la pobreza mental del individuo.











Arila
El pasado martes 13… fecha que tradicionalmente señala: ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes… nos dejó la muerte de otro gorila en México, que poca atención le mereció a los medios masivos de comunicación, que si acaso, le dedicaron unas letras, quizás todavía por el mal sabor de boca que dejó el atascado CASO BANTÚ. Esta vez se trató de ARILA, que con 36 años de edad -32 de los cuales pasó bajo cautiverio en el Zoológico Zacango, en Calimaya, Estado de México- murió sola tal como fue su triste vida, ya que aunque querida, fue un ejemplar sin compañía de congéneres y muy dañado emocionalmente. Improntado tal vez. A decir de la escueta información proporcionada, ARILA fue encontrada muerta en su casa de noche y la causa se relacionó presuntivamente con el corazón. Ya se confirmará con los estudios post mortem.

Saber de su prematura muerte, porque pueden llegar a los 50 años de edad, me retumbó el alma porque tuve, también, historia con ella. Aparte de buscarla insistentemente como pareja para el malogrado BANTÚ, con ella se inició un movimiento que terminó involucrándome en una acción estilo change.org que ahora todo lo facilita, pero que en aquel entonces resultó todo un suceso provocado por Shirley McGreal, fundadora y en aquel entonces única Presidente de la Liga Internacional de Protección a los Primates (IPPL, por sus siglas en inglés), que para 1995 buscó afanosamente el traslado de ARULLA (como ella le decía) a Chapultepec, para entonces con gorilas de llanura y estrenando estupendas instalaciones para esos grandes primates. Fascinada entonces con la posibilidad de lograr una mejor estancia para ARULLA, la activista promovió en todas partes del mundo que se solicitara al Director del zoológico mexiquense el traslado de la gorila al de Chapultepec, llegándome duplicados de más de 200 cartas que todavía guardo con mucho amor, destacando, obvio, numerosísimas provenientes de los EUA, pero también se recibieron peticiones desde Australia, Francia, Chile, Arabia, Inglaterra, Bélgica, Canadá y desde luego México. Ahora me siento en la obligación de comunicar a toda esa gente el pesar por la muerte de la gorila, que más tarde sí fue traspasada en calidad de préstamo reproductivo a la CDMX, pero sin éxito. Ya no me tocó el movimiento.

Con la muerte de ARILA se pierde su valiosa genética y digo yo… para qué más gorilas cuyo corazón se quiebra ante la falta de libertad, y menos en alturas sobre el nivel del mar y climas que no les corresponden…

Como despedida para el texto de hoy, ofrezco una disculpa porque la semana pasada, para el infame CASO XOCHICALCO me referí a la Suprema Corte, cuando debí hacerlo hacia el Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, desde donde de nueva cuenta se pospuso la audiencia programada para ayer, dejando a otros 8 perros bajo riesgo de fea muerte. Que conste. La PGJ ha hecho todo lo posible por parar a la imputada por (extrema) crueldad a los animales, pero los jueces no están respondiendo a la altura de las circunstancias.

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marielenahoyo8@gmail.com


Leído en http://www.cronica.com.mx/notas/2018/1066208.html





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