Es por ello que celebro todo evento relacionado con el tema, parezca útil o no al propósito, más llamó mi atención que detrás del reciente “performance” capitalino en honor al cetáceo estuviera un CAZADOR, sí… de esos que justifican la práctica disfrazados de “conservacionistas”. A tal, un día lo encaré preguntándole qué sentía al disparar y matar a un animal indefenso, contestándome léperamente que “un orgasmo”…
De ese tamaño la pobreza mental del individuo.
Arila |
Saber de su prematura muerte, porque pueden llegar a los 50 años de edad, me retumbó el alma porque tuve, también, historia con ella. Aparte de buscarla insistentemente como pareja para el malogrado BANTÚ, con ella se inició un movimiento que terminó involucrándome en una acción estilo change.org que ahora todo lo facilita, pero que en aquel entonces resultó todo un suceso provocado por Shirley McGreal, fundadora y en aquel entonces única Presidente de la Liga Internacional de Protección a los Primates (IPPL, por sus siglas en inglés), que para 1995 buscó afanosamente el traslado de ARULLA (como ella le decía) a Chapultepec, para entonces con gorilas de llanura y estrenando estupendas instalaciones para esos grandes primates. Fascinada entonces con la posibilidad de lograr una mejor estancia para ARULLA, la activista promovió en todas partes del mundo que se solicitara al Director del zoológico mexiquense el traslado de la gorila al de Chapultepec, llegándome duplicados de más de 200 cartas que todavía guardo con mucho amor, destacando, obvio, numerosísimas provenientes de los EUA, pero también se recibieron peticiones desde Australia, Francia, Chile, Arabia, Inglaterra, Bélgica, Canadá y desde luego México. Ahora me siento en la obligación de comunicar a toda esa gente el pesar por la muerte de la gorila, que más tarde sí fue traspasada en calidad de préstamo reproductivo a la CDMX, pero sin éxito. Ya no me tocó el movimiento.
Con la muerte de ARILA se pierde su valiosa genética y digo yo… para qué más gorilas cuyo corazón se quiebra ante la falta de libertad, y menos en alturas sobre el nivel del mar y climas que no les corresponden…
Como despedida para el texto de hoy, ofrezco una disculpa porque la semana pasada, para el infame CASO XOCHICALCO me referí a la Suprema Corte, cuando debí hacerlo hacia el Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, desde donde de nueva cuenta se pospuso la audiencia programada para ayer, dejando a otros 8 perros bajo riesgo de fea muerte. Que conste. La PGJ ha hecho todo lo posible por parar a la imputada por (extrema) crueldad a los animales, pero los jueces no están respondiendo a la altura de las circunstancias.
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Leído en http://www.cronica.com.mx/notas/2018/1066208.html
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