Tenemos candidato... |
22 Sep. 11
"Tenemos candidato...", me dije ayer al salir del Auditorio Nacional. Era evidente que en el mensaje de Marcelo Ebrard, al otro día de su quinto informe, tenía que pronunciarse, es decir, tenía que anunciarle a la ciudadanía del Distrito Federal, lo que ya sabíamos. Sin embargo, necesitábamos escucharlo fuerte y claro por boca del jefe de Gobierno, como en realidad sucedió, cuando dijo: "Al llegar a este recinto me preguntaban algunos medios que si vamos a participar en la contienda del 2012, y bueno, debo decirles que siempre he sido honesto sobre ello, siempre he dicho que aspiro y que voy a participar decididamente en el proceso de selección del candidato de la izquierda mexicana, ahí vamos a estar". Al escuchar lo anterior, todos los presentes (éramos muchísimos) nos pusimos de pie y aplaudimos. Aplaudimos tan fuerte que las dos señoritas edecanes que se encontraban a los costados de un escenario cubierto por enormes girasoles, como traductoras de señas, no dejaban de agitar sus manos como para decirles a los discapacitados de la audición que en esos instantes, había muchos, muchos aplausos.
Sinceramente, ya me urgía tener mi propio candidato. Confieso que de toda la lista de precandidatos que ya se han asumido como tal, ninguno de ellos me convencía. Ahora que Marcelo ya se asumió públicamente, dormiré más tranquila. En otras palabras, y como dice la canción de Agustín Lara: seguiré tus pasos, aunque tú no quieras... Es decir, observaré con lupa cada uno de sus actos, presentaciones, entrevistas, declaraciones, debates, etcétera, etcétera. Eso sí, cuando descubra algo que no me cuadre del todo, se lo diré, en este mismo espacio. He de decir que conozco a Marcelo desde hace muchos años. Confieso que cuando era priista, no me caía bien. Especialmente en la época en que era secretario general del Departamento del Distrito Federal y se encontraba muy renuente, respecto al referéndum que organizamos un grupo de ciudadanos para que el Distrito Federal tuviera la posibilidad de elegir a su propio jefe de Gobierno. Entonces era uno de los colaboradores más cercanos de Manuel Camacho, quien tampoco estaba muy convencido en relación a nuestra demanda. Ahora en el Distrito Federal, no nada más votamos por nuestro jefe de Gobierno, sino que contamos tanto con el referéndum como con el plebiscito, la consulta ciudadana y la iniciativa popular, mecanismos de participación ciudadana directa. No hay duda que con ellos, la ciudadanía ha adquirido mayor responsabilidad y capacidad de decisión en temas carácter político, jurídico, económico que puedan beneficiarlos o perjudicarlos. En ningún otro estado del país se cuenta con las cuatro figuras como en el DF. Ahora lo que nos urge a los defeños, como bien dijo Marcelo durante su quinto informe en la ALDF es preguntarnos: "¿hasta cuándo la Ciudad de México va a seguir sufriendo restricciones presupuestales como la que relato. Y, hasta cuándo a la Ciudad de México se le va impedir tener su propia Constitución y sus derechos plenos?". Sin una Constitución propia, los que habitamos en el DF ¿seguiremos siendo súbditos y no ciudadanos? Sea como sea, nos urge una Constitución. Hablando de constituciones, no podemos dejar de mencionar que el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, acaba de enviar una iniciativa a las Cámaras para cambiar. Así lo anunció durante la inauguración del teatro de Chilpancingo. Dijo que en esta nueva Constitución, "se incorporará la democracia mediante el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular y la revocación de mandato" y añadió que esta carta magna será protectora del más "amplio catálogo de derechos humanos y del más extenso reconocimiento a los derechos sociales de los guerrerenses". Como están las cosas en Guerrero, me pareció muy valiente de su parte, en especial lo de la "revocación de mandato". Ojalá que lo anterior también sea incluido en la Constitución del Distrito Federal.
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