La víspera de su derrota, Ernesto Cordero invocó así el infortunio que ayer lo alcanzó: “Más vale que no gane…”.
Se le escapó esa frase al advertirle a Enrique Peña Nieto que, de ganar la elección interna, con él no se la acabaría, porque tendría que explicar lo que pasó (¿de dónde habrá sacado eso?) en las gestiones de José Murat y Ulises Ruiz en Oaxaca, de Eugenio Hernández en Tamaulipas y… ¡hasta de la alcaldía del PRI en Morelia!
Menos pesimista el domingo, tan luego como emitió su voto, volvió a deslizar su intuición del fracaso: “Espero que vayamos a una segunda vuelta…”.
Poco después de las nueve de la noche y de que un irreprochable y preciso José Espina, presidente del Comité Nacional de Elecciones del PAN, diera cuenta del cómputo preliminar (ya “irreversible” que daba 55, 38 y 6 por ciento a cada uno de los aspirantes), Cordero apechugó en su Twitter: “Felicidades, Josefina, tienes todo mi apoyo”.
Bien desde luego por la ganadora, pero también por Cordero y por Creel: ambos congruentes con las convicciones democráticas.
Y bien por el Partido Acción Nacional, cuyas “irregularidades” en sus procesos internos parecen cuentos infantiles frente a los truculentos del PRI o los escatológicos de la irreconocible “izquierda”.
Arropada por sus ya ex adversarios y la dirigencia partidista, Josefina Vázquez Mota dio anoche una excelente muestra del tono en que va a enfrentar a Peña Nieto y, desdeñosa, ni siquiera un diptongo dedicó a Andrés Manuel López Obrador.
“¡Ya llegó, ya está aquí, la que va a chingar al PRI!”, arengó a su lado Xóchitl Gálvez y, aunque se antoja improbable que el PAN adopte ese grito como lema, muchos panistas lo harán coro para, efectivamente, chingar al aventajado puntero en las preferencias que reportan todas las encuestas.
La postulación de Vázquez Mota vuelve muy atractiva la disputa por la Presidencia: ella es la primera mujer con posibilidad real de disputarla (jamás la tuvo seriamente Rosario Ibarra de Piedra).
Pero sobre todo, porque Josefina no era la preferida de Felipe Calderón.
¿En qué le puede afectar?: en nada.
¿Y en qué le puede beneficiar?: en todo.
Calderón experimentó en carne propia una situación semejante (Vicente Fox lo echó del gabinete cuando se dejó destapar como precandidato); perdió su gallo, Cordero, pero no está dispuesto a que su partido pierda la Presidencia de la República.
Por eso Josefina puede estar segura de que contará, además de un panismo unido, con todo el apoyo de Felipe Calderón y los calderonistas para tratar de impedir que Peña Nieto le gane la carrera a Los Pinos.
Ella está segura de que su verdadera competencia es con el PRI, donde soñaban que la de Peña Nieto fuera López Obrador (por el alto porcentaje de opiniones negativas y su escasa posibilidad de crecer en preferencias).
Cualquiera que sea el resultado, las candidaturas de Josefina Vázquez Mota a la Presidencia y de Isabel Miranda de Wallace al Gobierno del DF serán refresco, sal, pimienta y sazón en las próximas elecciones.
¡Bienvenidas al templete!
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