lunes, 6 de febrero de 2012

Los Moños de los Partidos según Luis González de Alba


Por motivos que sólo él y su psicoanalista conocen, el presidente Calderón dinamitó la única alianza con la que pudo haber tenido acuerdos y sacar adelante sus propuestas: con el PRI. Como esos moscardones que se azotan una y otra vez contra un vidrio, intentó congraciarse con quienes le declararon guerra a muerte desde la noche misma de la elección. El PRD se propuso nada menos que impedir la toma de posesión de quien acusaban de robo en unas votaciones donde era imposible el robo y del que no dieron, y siguen sin dar, el mecanismo por el cual pudo realizarse el robo. Como niños emberrinchados, amontonaron curules contra la puerta, ya encadenada, del salón de sesiones. Al PRI le hubiera bastado con no presentarse (y tenía el pretexto en la mano: el salón estaba atrancado por el PRD) para que no hubiera quórum y la toma de protesta fuera inválida.
Buscó una reforma laboral para facilitar primer empleo a los jóvenes, y es urgente porque sin ella estamos condenando a toda una generación, y no volveremos a tener la actual pirámide poblacional en la que los jóvenes son mayoría: nuestra población, como ocurre ya en Europa, comenzará a envejecer y pasar a la jubilación a ritmo creciente. Nos urge lo contrario a lo propuesto por los normalistas: empleos para jóvenes a prueba, que, de no mostrar las habilidades requeridas en electrónica, educación o construcción, puedan ser sustituidos por otra camada también a prueba. El PRD no está dispuesto ni a escuchar semejante herejía. Ni reforma en fisco, energía, Pemex: nada.
Lo que no puede volver a ocurrir es que, como en el sexenio de Zedillo, la Presidencia haga una propuesta de reforma energética en la línea que el PAN ha exigido por años, y el PAN la rechace para no dar un logro al régimen del “enemigo”. Y cuando una Presidencia del PAN hace la misma propuesta, sea el PRI quien se ponga los moños por la misma razón: que se joda el país para que los ciudadanos entiendan por quién deben votar.
Si no hubo una alianza PAN-PRI en estos doce años, que la haya PRI-PAN, pues ya dio buenos resultados entre 1988 y 97: el tratado de libre comercio, que nos ha suavizado varias crisis y dio a México, por primera vez en su historia, una balanza comercial favorable con EU: les vendemos más de lo que les compramos, y la diferencia ocurre en los miles de millones de dólares a favor de México. Los programas sociales, como Solidaridad, dieron empleos y distribuyeron riqueza.
Se abrieron a la competencia áreas de la economía: en teléfonos puede uno elegir tarifas. También hubo desastres, los trenes se acabaron por falta de inversores, perdimos los bancos por la estatización de 1982.
En el coqueteo con sus enemigos declarados, Calderón aceptó la contra-reforma electoral del 2007 a cambio de una reforma energética miserable, un plato de lentejas, y pocas. Único intento de continuar las suspendidas reformas, y muy fallido. Por eso tenemos una economía atorada y estamos sumidos en un bombardeo de espots tan huecos como irritantes, en la imposibilidad de llamar rapaz al candidato que fue rapaz.
No es con la varita mágica de López Rayito Obrador que promete gasolina subvencionada, cinco refinerías, trenes de alta velocidad y programas de becas por aquí y por allá, y todo sin aumentar impuestos, mal aprendiz de brujo. Sólo podemos crecer con inversiones… que nuestras leyes prohíben, en el colmo de los sinsentidos.
¿Cómo desatar ese nudo? Con una mayoría ilustrada en el Congreso. Y en ese acuerdo jamás estarán el PRD y afines porque su candidato llamó “ladrones de cuello blanco” a quienes podrían invertir capital para crecer, y ya en campaña los invita a participar en su gobierno. Nadie puede garantizar que no vuelva a cambiar de opinión y estatice las inversiones que ahora promete respetar. Es un hombre sin palabra y sin ley.
La primera tarea del nuevo Congreso deberá ser el rescate de la educación. Es una vergüenza ver a maestros que exigen con marchas y plantones anular los exámenes de evaluación propuestos por la Alianza para la Educación… ¿A qué le temen? ¿A mostrar las orejas de burro? ¡Pero si ya se las vemos!
¿Y cuándo se fue a la basura la muerte de Gonzalo?
Desde hace tres semanas, el conflicto con los normalistas no dejó sino dos muertos, los normalistas. Nunca existió Gonzalo Rivas, a quien ellos mataron cuando intentaron prender fuego a la gasolinera donde Gonzalo era un trabajador más. Qué poca madre de país.
Eclipse total de dos corazones: El sol de la tarde, (Quimera, 2010).

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