miércoles, 8 de febrero de 2012

El Ejército y la Marina vencen a Los Zetas en dos pueblos de Tamaulipas Por Emiliano Corrales Para agorarevista.com

Bienvenida al ejército: una mujer se acerca a saludar a un soldado en Ciudad Mier el 8 de diciembre de 2011. El presidente Felipe Calderó se dirigió a las barracas, donde más de 600 soldados estaban apostados. Unos dos mil de los ocho mil habitantes de la ciudad huyeron en 2010 para escapar de la violencia de los cárteles de la droga. [REUTERS/Daniel Becerril]
Bienvenida al ejército: una mujer se acerca a saludar a un soldado en Ciudad Mier el 8 de diciembre de 2011. El presidente Felipe Calderó se dirigió a las barracas, donde más de 600 soldados estaban apostados. Unos dos mil de los ocho mil habitantes de la ciudad huyeron en 2010 para escapar de la violencia de los cárteles de la droga. [REUTERS/Daniel Becerril
El ejército está restaurando el orden y una sensación de seguridad en dos pueblos de Tamaulipas, que alguna vez estuvieron plagados por la violencia de los cárteles de la droga. 
En una de las ciudades, se presume que miembros de Los Zetas asesinaron a más de 250 personas en un período de ocho meses. En la otra, el violento enfrentamiento entre este grupo del crimen organizado y un cártel rival hizo que miles de habitantes huyeran atemorizados.
Muchos habitantes de San Fernando, una localidad agrícola, estaban nerviosos tras el asesinato en masa de 72 trabajadores itinerantes en una finca en agosto de 2010 a lo que siguió ocho meses más tarde el descubrimiento de 193 cuerpos en tumbas de poca profundidad.
En Ciudad Mier, la escena en los últimos años de los enfrentamientos casi constantes entre los cárteles de Los Zetas y del Golfo, unas dos mil personas –casi un tercio de la población– huyeron hacia fines de 2010, estiman las autoridades.
Ambas localidades están resurgiendo, gracias a la contundente respuesta militar ordenada por el presidente Felipe Calderón.
En San Fernando, muchos temían dejar sus casas aún antes de los asesinatos en masa y el descubrimiento de las tumbas, dijo el Padre Hilario del Pozo Noyola, un sacerdote católico que llegó al pueblo en julio de 2010.
"Cuando llegué, se podía percibir un ambiente de tensión social, la gente estaba asustada y se solían ver grupos de hombres armados que merodeaban el pueblo", relató el padre Noyola. "Estos hombres armados solo causaban problemas a la comunidad, porque la gente estaba asustada y por culpa de ellos tuvimos que realizar muchos cambios, incluso en los horarios de la misa. Todos querían que las misas, los bautismos y demás ceremonias se realizaran por la mañana temprano". Los feligreses querían ir a la iglesia y regresar a casa antes que los hombres armados tomaran las callle, añadió.
Los Zetas apuntan a los trabajadores itinerantes
Las cosas empeoraron tras el asesinato en masa y el descubrimiento de las tumbas. Las autoridades dijeron que Los Zetas eran responsables de las muertes. Las víctimas de los asesinatos en masa –58 hombres y 14 mujeres– eran trabajadores itinerantes que se dirigían a Estados Unidos. Asimismo, se dijo que muchos fueron asesinados porque Los Zetas exigían dinero mediante extorsión, que los trabajadores se negaron a entregar. Algunas de las víctimas probablemente fueran asesinadas porque Los Zetas creyeron que habían sido reclutados por el cartel rival del Golfo.
Muchas de las víctimas encontradas en las tumbas en abril de 2011 también eran trabajadores itinerantes. Las autoridades dijeron que fueron bajados del autobús por Los Zetas y asesinados por las mismas razones por las que habían matado a las víctimas de la finca.
"Cuando se produjeron estos actos condenables y las autoridades encontraron las tumbas clandestinas donde fueron enterrados los trabajadores, San Fernando fue lanzado a los medios de comunicación y el pueblo se estigmatizó", relató el sacerdote. "La comunidad local fue herida profundamente por el accionar salvaje de unos pocos que ni siquiera eran de aquí, y que habían venido solamente para generar el caos". ”
San Fernando está ubicada junto a la única autopista que conecta Ciudad Victoria, la capital del estado, con Matamoros y Reynosa. La autopista es una ruta importante de narcotráfico para Los Zetas, se informó oficialmente.
Aproximadamente un mes después del descubrimiento de las tumbas masivas, en mayo de 2011, el presidente envió un contingente de 200 marinos a San Feranando para restaurar el orden. En los meses sucesivos, se sumaron soldados del ejército y efectivos de la policía federal. Más de 600 soldados y policías están apostados en la base de San Fernando y su misión es combatir el crimen organizado, realizar patrullajes y recopilar datos de inteligencia.
Sacerdote resuelto: el padre Hilario del Pozo Noyola ayuda a las víctimas de Los Zetas en San Fernando. [Foto: Deysy Ríos]
Sacerdote resuelto: el padre Hilario del Pozo Noyola ayuda a las víctimas de Los Zetas en San Fernando. [Foto: Deysy Ríos]
La presencia militar ha restaurado una sensación de seguridad en San Fernando, explicó Noyola. "Ahora la seguridad que se percibe se hace evidente en el hecho de que nuestra parroquia está comenzando a recuperarse. En algunas de nuestras celebraciones se reunieron hasta 1500 personas", precisó. "Después de julio de 2011, las autoridades federales dieron a conocer su presencia con el arribo de una gran cantidad de soldados, marinos y agentes federales para recuperar la ciudad y restablecer la paz. Ahora que están aquí y patrullan regularmente la zona, nuevamente estamos en paz". ’
El ejército restablece el orden en Ciudad Mier
Hacia fines de 2010, Ciudad Mier, un pueblo conocido por sus encantos de pequeña aldaea sufrió el éxodo masivo de sus temerososos habitantes, en tanto que los miembros de Los Zetas y de su rival, el cartel del Golfo, luchaban con armas de alto calibre en las calles de la ciudad. Muchos de los que se fueron buscaron refugio en comunidades vecinas. Algunos se marcharon a Estados Unidos. Unos dos mil habitantes, de un total de ocho mil que vivían allí antes que se desatara la violencia, abandonaron la ciudad, según estimaciones oficiales.
Aproximadamente 500 de los que abandonaron el pueblo encontraron un refugio seguro en el Club de Leones de Miguel Alemán.
"Nos fuimos porque era muy feo", manifestó una anciana en el centro de la ciuadd, que pidió no ser identificada para proteger su seguridad. "Dejamos todo atrás. El miedo nos hizo empacar y marcharnos. No quedó nada, todas las tiendas estaban cerradas, todo anduvo mal. Soy una persona mayor, entonces mi hijos tuvieron que venir por mí". “”
Hacia fines de octubre, más de 650 soldados del ejército fueron enviados a Ciudad Mier para restablecer el orden. Los soldados reinstauraron la paz rápidamente, y más de dos tercios de los que habían abandonado el lugar regresaron a Ciudad Mier, informó Calderón.
"Ante esta situación, el Gobierno no podía permanecer cruzado de brazos", dijo Calderón durante la inauguración del nuevo fuerte en Ciudad Mier, en deciembre. El ejército "poco a poco está ayudando a la gente de Ciudad Mier y de todo Tamaulipas a recuperar la tranquilidad que les había sido robada por los criminales".
 

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