martes, 21 de febrero de 2012

MEXICANA, VÍCTIMA DE LA POLÍTICA CALDERONISTA.




Cuando queremos explicarnos la escasísima capacidad mostrada por el gobierno para apoyar a los trabajadores de Mexicana de Aviación, las claves están en las prioridades políticas de los “hombres del presidente”.
Por ejemplo, a escasos días de celebrada la elección de la abanderada del PAN a la Presidencia, un diario de circulación nacional publicó: “Pese a que hace una semana Javier Lozano Alarcón criticó el desempeño de Josefina Vázquez Mota en la Cámara de Diputados, ayer el precandidato al Senado aseguró que se sumará al proyecto de la candidata a la Presidencia de la República”.
En ese párrafo, se lee mucho de lo que hemos visto —y padecido— durante el calderonato: se describen las acciones de un personaje acomodaticio, capaz de traicionar una bandera conforme sople el viento de los intereses personales y de abandonar una responsabilidad de Estado en momentos álgidos para la vida laboral, tan sólo para satisfacer sus ambiciones.
Por actitudes así es que el caso Mexicana tiende a consolidarse como uno más de los numerosos símbolos de la insolvencia del calderonato en materia laboral.
A la confusa situación que ha privado en el estéril “rescate” de esta importante empresa, se añadió que Felipe Consuelo Soto, juez que lleva el caso, decidió aplazar de manera indefinida el desenlace del concurso mercantil de la aerolínea, aun cuando la ley que lo rige establece como un año el periodo para que concluyan este tipo de procesos.
La buena noticia sería que 6 de cada diez acreedores de la aerolínea ya están de acuerdo con recibir una suma 80% menor de la que se les debe y que el juez anunció que espera que la situación se resuelva en un par de semanas. La mala es que a pesar de contar con buenos augurios en escasas ocasiones éstos se han materializado en el caso de mexicana.
Solidaridad con los trabajadores
Cuando Mexicana de Aviación interrumpió operaciones, en agosto de 2010, su personal tuvo la mala suerte de que esta situación, grave de por sí, sucediera durante una administración que se ha mostrado especialmente incapacitada para brindar resultados en materia laboral.
La cadena de decepciones que han sufrido los trabajadores de esta empresa muy probablemente se agravará conforme se acerquen las elecciones. Ya se ha demostrado dónde están las prioridades del Gobierno Federal, que en más de una ocasión ha desatendido sus obligaciones primordiales para mirar hacia el frente electoral.
Ojalá me equivoque y se actúe con visión de Estado, pues de no ser así la actual administración prolongará la incertidumbre de los empleados de Mexicana y hará del conflicto una pesada herencia para el siguiente Presidente de la república.
Mientras tanto, como ciudadanos no nos queda más que condenar las precarias circunstancias que padecen los empleados de Mexicana y sus familias, apoyando sus demandas con la fuerza de nuestra voz y nuestra solidaridad humana.




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