Cada año más de 200,000 jóvenes pagan para hacer su examen a la Universidad; la oferta es sólo para 14,000 Así, entre más crece la ola de jóvenes rechazados, menor es la cantidad de butacas que los espera. La educación en México exige un cambio inmediato.
por Oliverio Pérez.
Como cada año y contra todos los pronósticos, decenas de miles de jóvenes hacen su examen para ingresar en la máxima casa de estudios. Durante los pasados 3 y 4 de marzo se llevó a cabo la primera ronda de evaluaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde concursó el ingreso a licenciatura para el ciclo escolar 2012-2013 con un cupo de 11,616 lugares, de los cerca de 40,000 que abrirá este año.
En este sentido, el rector de la Universidad, José Narro, calculó que el número de aspirantes de este primer concurso será uno de los más grandes que haya reportado la UNAM a lo largo de su historia
“No puedo dar una cifra exacta, ustedes saben que primero debemos saber cuántos presentaron el examen y de ellos, cuántos terminan el proceso de inscripción, pero sin lugar a dudar sí les puedo decir que se trata de una de las cifras más altas que vayamos a tener y eso que esto es apenas el primer examen porque recuerden que hay dos”, dijo.
Según cifras de la máxima casa de estudios, el año pasado, entre los dos concursos, un total de 226,232 solicitudes de licenciatura fueron registradas y sólo 44,558 estudiantes fueron aceptados. De éstos, sólo 14,068 aspirantes hicieron examen, menos de 10%; el resto fue por pase directo de las escuelas de educación media superior de la misma universidad.
El conteo está ahí. De acuerdo con estadísticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP), 6 de cada 10 alumnos no acaban la secundaria, 80% no sabe multiplicar, y México ocupa el último lugar en materia educativa en los 30 países analizados por la OCDE.
No obstante que el rango en el pago de esa cuota sea tan grande, sería más importante conocer la relación entre el pago y la calidad de la educación de los estudiantes mexicanos. Esto, debido a que las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) son contundentes. Según el estudio Panorama de la Educación 2011, el gasto de México por cada estudiante en educación primaria es de 2,111 dólares (27,231.9 pesos), cuando el promedio de la OCDE es de 6,741 dólares (86,958.9 pesos).
Mientras que por cada alumno en secundaria se invierten 2,236 dólares (28,844.4 pesos), en tanto que el promedio de la OCDE es de 8,267 dólares (106,644.3 pesos). México tiene la mayor tasa de inversión en los países de la OCDE (21.7%) del gasto público total en comparación con un promedio de 13.3% en la OCDE).
Sin embargo, el costo per cápita en la educación nacional no ha sabido ser usado con eficiencia, toda vez que cifras de la OCDE sostienen que México destina el 22% de sus fondos públicos en educación, incluso, superando a países como Finlandia o Japón, que se han ubicado en los primeros diez lugares de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA), que miden el rendimiento académico en estudiantes mayores de 15 años de edad. Eso no es lo realmente grave. Según los resultados más recientes disponibles, los estudiantes mexicanos obtuvieron el último lugar en matemáticas entre los países de la OCDE.
Ante este panorama, Guadalupe González, funcionaria de la Dirección General de Educación Superior Universitaria de la SEP, explica que si bien la gran demanda de jóvenes a la UNAM es cada vez mayor y la oferta es menor, no es un signo aislado. Explica: “Es la punta del iceberg o sólo una rebanada del pastel. Las autoridades, los maestros, los alumnos, sus papás, todos podemos jalar parejo, pero el problema, la raíz del problema, no está ahí”.
El problema, continúa, “el verdadero problema tiene dos ejes fundamentales, hay que depurar y seleccionar a quienes integran el sistema educativo del país. Si partimos de la premisa de que la educación es un derecho universal, como dice la ley, estamos de acuerdo en proporcionársela a todos. Sin embargo, en el camino hay que ir depurando”.
La funcionaria explica que, por un lado, esa depuración se refiere a canalizar a los jóvenes interesados en estudiar y darles un seguimiento especial para que concluyan o alarguen su vida académica hasta donde se lo propongan; así como a los jóvenes que ocupan una butaca en las distintas estancias de su preparación y no han mostrado interés en aprovecharla. “Cada joven debe asumir la responsabilidad de ocupar un lugar que, si bien no es regalado, podría prescindir de él si no lo va a explotar”.
Por otro lado, “y más importante, yo considero que la educación en México sería mejor en todos sus niveles si se depuraran los sindicatos que controlan al magisterio. Pero eso sí es difícil. El costo político de una operación de este tamaño no es bajo. Al contrario. Ojalá nos toque ver a alguien que asuma todas las consecuencias de un movimiento de tal naturaleza”.
Asimismo, Salvador Malo Álvarez, director de Investigación en Educación del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), considera urgente una trasformación a fondo de la educación superior en el país. “Ese es el mayor de los retos a que se enfrenta la educación en México. Sólo uno de cada cinco mexicanos estudia educación superior y la población económicamente activa crece cuatro veces más que el sistema educativo, lo que deriva en un promedio de fuerza laboral que no tiene terminada ni siquiera la preparatoria.
“Así como han intentado reformar minucias en el sistema básico, no podemos descartar la deficiente evaluación de la calidad de la educación superior, la insuficiencia de información y estadísticas al respecto y la irrelevancia del debate sobre la autonomía de las instituciones frente a los retos que representan los factores mundiales”.
De esta manera, tanto expertos consultados, como organizaciones internacionales y los protagonistas de la educación en el país, llámense estudiantes, docentes, directivos, instituciones y padres de familia, coinciden en que la educación en México necesita un cambio de fondo. Sobre quién lo hará, cómo o cuándo, nadie lo sabe. Las preguntas están ahí.
Leído en: http://elsemanario.com.mx/revista_semanal/10_16_mar/6/index.html
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