Josefina Vázquez Mota decidió darle alcance a Enrique Peña Nieto, el puntero en las preferencias electorales, con una apuesta peligrosa: jugar al límite que permite la ley electoral y hacer mucho ruido en los 45 días de veda electoral, sin que la puedan acusar de hacer proselitismo y pueda ser anulada su candidatura. Pero no va sola. El Presidente y su partido van detrás de ella, en lo que se aprecia como una estrategia de alto riesgo pero inevitable: al arrancar la campaña presidencial a fines de marzo, el mensaje al electorado debe ser que la contienda será cerrada.
Los términos de esta aparente estrategia los planteó el presidente Felipe Calderón en la reunión anual con los consejeros de Banamex, donde no sólo dijo que la competencia sería cerrada sino que Vázquez Mota estaba a cuatro puntos de Peña Nieto. Mucho criticaron a Calderón, pero la idea quedó sembrada. Una semana después, la casa encuestadora GEA-ISA, cercana por relaciones al PAN, afirmó que Vázquez Mota estaba a siete puntos, con una clara tendencia alcista. Si este marzo, hace seis años, López Obrador estaba arriba de Calderón por 11 puntos, ¿no significa que Vázquez Mota sí puede dar alcance a Peña Nieto y rebasarlo?
En el PAN y el equipo de Vázquez Mota aprovecharon el momento. La campaña de Vázquez Mota envió una fotografía a Milenio, que pagó y difundió esa encuesta, donde aparecía en el avión privado que utiliza en sus giras mostrando la portada del diario con el resultado del estudio, garantizando así su difusión, sin decir palabra pero con el mensaje semiótico. Interrogada por la prensa, sólo se dijo muy alentada por el resultado. Sus cercanos comentaron: en abril, Vázquez Mota irá arriba de Peña Nieto por dos puntos.
Las percepciones están encontrando asiento en la realidad. Nada fortuito; todo calculado.
En diciembre, un grupo de consultores extranjeros estuvo en México para reunirse con funcionarios de Los Pinos y del PAN. El propósito era determinar mediante modelos matemáticos y algoritmos, cuál sería el comportamiento de cualquier candidato del PAN a la Presidencia al momento de iniciar la veda electoral, en el entendido de que ni el priista Peña Nieto, ni el candidato de izquierda López Obrador, tendrían exposición pública porque habían sido candidatos de consenso y no hacían precampaña. Los resultados del modelo coincidieron semanas después con la realidad.
Como empíricamente se pensaba, corroborado científicamente por los consultores, Vázquez Mota, como hubiera sucedido con Ernesto Cordero o Santiago Creel, tendría un impacto positivo inmediato en las preferencias electorales una vez que conquistara la candidatura. Ninguno de los tres le aportaba puntos al partido –como sí sucede con Peña Nieto y López Obrador-, pero al momento de ser ungido cualquiera de los tres, se montaría automáticamente en el piso del PAN, y con la exposición mediática podría alcanzar hasta dos puntos adicionales.
Las primeras encuestas realizadas después de la victoria de Vázquez Mota por la candidatura, reflejó ese impulso. Ahora, tendría que ser la estrategia electoral la que comenzara a darle los puntos que, de manera natural, no bastarían para alcanzar a Peña Nieto. El problema de ella y del resto de los candidatos presidenciales es la ley electoral, una aberración jurídica aprobada en 2007 por los partidos que impide que en el arranque de la campaña presidencial, hagan campaña. La ley les ordena esconderse de los medios mes y medio y no hacer ningún acto público con fines electorales. Peña Nieto, López Obrador, y el candidato de Nueva Alianza, Gabriel Quadri, acataron ortodoxamente la ley.
Vázquez Mota, la Presidencia y el PAN, optaron por jugar en los límites de la ley, cuya veda concluye a fines de marzo. La aparente estrategia es la utilización de los medios como vehículos de comunicación política, con sound bites y pedazos de información que no puedan ser considerados como actos de proselitismo y de llamado al voto. La participación del Presidente en Banamex y la encuesta de GEA-ISA se inscriben en esa lógica, deliberada o inopinadamente. De lo que se habló en los 10 últimos días es de cómo se acortó la distancia entre Peña Nieto y Vázquez Mota. Otra encuesta difundida el mismo día que la de GEA-ISA, de Parametría, que se mantenía en los rangos de amplia ventaja de Peña Nieto, pasó totalmente desapercibida.
La candidata hizo su parte, y por partes. Jugó a las imágenes y a las mentes.
Vázquez Mota comenzó la veda electoral con una creciente ola de críticas por la forma como elegantemente se vestía y portaba joyas y alhajas. Para cuando reapareció en la reunión anual de consejeros de Banamex, donde fue el Presidente y los demás candidatos, ya no llevaba nada puesto y vestía sobriamente. Nadie registró ese cambio, pero lo que hizo fue un control de daños para que un elemento que empezaba a causar un ruido que podría provocarle un problema más adelante, dejara de existir.
Más importante, por el contraste con sus adversarios, fue el mensaje. Vázquez Mota declaró que era importante tener un gobierno de coalición, una idea que ha flotado en el ambiente político desde que el senador Manlio Fabio Beltrones lo planteó hace ya casi año y medio sin que avanzara la propuesta. Pero el momento y el contexto en que lo planteó la candidata, lo convirtió en el tema del día y borró del espacio mediático a Peña Nieto, López Obrador y Quadri. ¿Violó la ley electoral esa declaración?
En el PRI, cuando menos, están estudiando si Vázquez Mota se extralimitó y hay motivo para una denuncia ante las autoridades electorales. En el campo de Vázquez Mota calcularon jurídicamente que no lo haría. La candidata panista ha puesto en aprietos a sus adversarios, y no deja de incorporar nuevos elementos a su campaña que difícilmente podrán ser tomados como actos de proselitismo: va de compras al supermercado, y se toma una foto y la sube a su cuenta de twitter para mostrar por dónde anda; come con ex candidatas presidenciales y se toma una foto y la vuelve a subir a la red social. Como la foto con Milenio en las manos, nada de palabras; sólo imágenes que juegan las veces de propaganda, sin técnicamente serla.
Con ello le ha tomado delantera a sus adversarios. López Obrador sólo ha presentado a su futuro gabinete en caso de llegar a la Presidencia, pero ya se le acabaron los nombramientos. Peña Nieto, que lleva más de dos semanas grabando spots por todo el país de manera casi clandestina, apenas tuvo la semana pasada sus primeras coberturas fotográficas, en un hotel de la Ciudad de México cuando iba a una reunión con sus representantes en el país, y una parada en el café de La Parroquia, cuando estaba en Veracruz, durante la grabación de otro spot.
Vázquez Mota y su equipo, el Presidente y el PAN, están siendo muy agresivos en esta campaña extraoficial, y marchado por encima de sus rivales en los márgenes de la ley. Si juegan los riesgos es por la apuesta de cazar a Peña Nieto, pero sobretodo, para decirle al electorado que el 1 de julio, aún no está resuelto.
Leído en: http://www.24-horas.mx/la-cazadora/
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