jueves, 3 de mayo de 2012

@Eliseirena - Razones estratégicas del voto ciudadano por Andrés Manuel López Obrador en el 2012 (1)


En términos generales, los mexicanos no se caracterizan por ejercitar su memoria histórica, por lo que no estaría mal hablar profusamente de lo que representaron los 71 años de gobiernos del PRI, del autoritarismo, el presidencialismo y el corporativismo, de los crímenes políticos, sociales, económicos, culturales y ecológicos, de hitos como la masacre del 2 de octubre, el halconazo, la guerra sucia, las matanzas de campesinos e indígenas, la represión contra los opositores, la migración de millones de mexicanos a los Estados Unidos a consecuencia del Tratado de Libre Comercio, el Fobaproa o  la narcopolítica, pero el calendario electoral nos rebasaría. El PAN no se ha quedado atrás en cuanto a récord de atrocidades, pero tomemos como referente central una guerra mal planeada, conducida y ejecutada, que ha costado más de 60 mil muertos y miles de desaparecidos y una crisis de inseguridad y violencia sin precedentes, para dar cuenta de la incompetencia monumental de este partido para gobernar.  

Una democracia que se funda en un charco de sangre, corrupción, ilegalidad e injusticia es ignominia pura y no otra cosa. El saldo de 83 años de gobiernos del PRI y el PAN es un país destrozado, en el que las funciones del Estado han sido pervertidas y las instituciones están podridas hasta la médula. México necesita cambios profundos, pero los partidos políticos no han estado a la altura de las circunstancias para resolver uno solo de los problemas que aquejan a la nación. La enormidad de los retos contrasta con la pasividad o con las acciones insuficientes, ineficaces y contraproducentes de nuestros gobernantes. Yo como tú, estoy hasta la madre de su ineptitud y de su desinterés, y de que nos traten a los ciudadanos como mero capital electoral. Ellos actúan como si sospecharan que el país no tiene remedio y, como los buitres, sólo buscan repartirse los restos de este precadáver llamado México. 

La ciudadanía tampoco ha dado el ancho, se ha asumido en la apatía, la desesperanza y la resignación ante el desastre colectivo. La respuesta de la mayoría se traduce periódicamente en el abstencionismo y el voto nulo, formas de protesta pasiva que jamás han tenido ningún resultado político. A los políticos cínicos les tiene sin cuidado el desprecio de la gente, por el contrario, les alegra que sólo incondicionales y acarreados voten por ellos y los lleven al poder, pues así pueden seguir legitimándose a través de un simulacro de democracia. ¿Podemos permitir que sólo voten los que le sacan provecho personal a la catástrofe?  El voto nulo o la abstención no benefician a nadie, ni hacen a nadie puro o correcto, por el contrario, allanan el camino al voto duro o corporativo, representante de los peores intereses que históricamente han dañado a la república. Basta de individualismo. Es hora de anteponer el máximo interés de la nación a nuestras fobias personales. 

De acuerdo, no te gusta el menú, a mí tampoco, pero recuerda que dos platillos están envenenados y el otro, aunque no se ve apetecible, no te va a matar. No podemos actuar como si no hubiera absolutamente ninguna alternativa sobre el tablero electoral. Si Andrés Manuel López Obrador hubiera sido presidente en el último sexenio, la historia habría sido muy distinta. ¿Habrá alguien capaz de negarlo? Es prioritario que en esta coyuntura política hagamos todo lo humanamente posible para acabar con el duopolio del poder del PRI y el PAN, porque el grueso de los gobernadores y representantes legislativos que han salido de sus filas merecen estar en prisión (por cohecho, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, pactos con el narco, etc.) y no en las boletas electorales, arropados por un manto de impunidad. No merecemos ser gobernados por asesinos y ladrones.  Esto no quiere decir que excusemos al PRD. Tampoco vamos a perdonar ni a olvidar sus propios errores, omisiones, abusos y excesos, aún si estos han sido histórica, cuantitativa y cualitativamente inferiores a los del PRI y el PAN. Lo que no podemos hacer es actuar como si diera exactamente lo mismo que cualquiera de los tres partidos estuviera al frente del ejecutivo federal.

Estamos en una situación de emergencia nacional y eso nos obliga a hacer cosas que no haríamos en un contexto de auténtica normalidad democrática. Si tu casa se está incendiando tienes que aventarte por la ventana aunque te rompas una pierna, porque no puedes usar las escaleras. De aquí a julio los ciudadanos no tenemos la capacidad ni la fuerza para hacer que se pospongan las elecciones para discutir en una asamblea democrática y resolutiva los grandes problemas nacionales. De aquí a julio lo único estratégico que podemos hacer es votar por Andrés Manuel López Obrador, porque es el único que tiene un proyecto que propone no seguir con esta guerra absurda que enluta al país, no entregar los recursos  naturales estratégicos a la iniciativa privada nacional o extranjera y hacer algo por combatir aunque sea mínimamente la profunda desigualdad social, causante de la mayoría de los estragos sociales que padecemos. ¿Te has puesto a pensar qué pasaría si la mayoría de los votos fueran por AMLO  de tal forma que no hubiera modo de cometer un fraude electoral? Ni un voto a los asesinos y verdugos. El voto de castigo no es la anulación. Por eso, yo con AMLO sí.

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