viernes, 1 de junio de 2012

Rafael Loret de Mola - Campañas ¿Nos deja Algo?.

Rafael Loret de Mola
Se termina mayo, el de las flores, si bien en la campaña por la Presidencia las rosas se vuelven lanzas. ¡Qué volumen de descalificaciones y monsergas! Como para llenar varios almacenes de los viejos ferrocarriles en desuso. ¿Alguien, alguna vez en el futuro, planteará rehabilitarlos o seguirá el imperio de los cacicazgos camioneros bajo la batuta de apellidos tan célebres como Hank, Figueroa...y Bribiesca Sahagún? Bastaría este punto pare medir el nivel de la demagogia y las dificultades para analizar los perfiles políticos de cada quien entre una ciudadanía enganchada a las “muletillas” propagandísticas. Y cada día será peor hasta el final del mes que comienza mañana.

Se habla de tensión; este columnista prefiere calificarlo de otra manera: miedo. Sí, lo hay, en cada uno de los “cuartos de guerra” incluyendo al de Josefina Vázquez Mota, quien debiera estar al amparo de la parafernalia presidencial y no puede siquiera asegurar que desde la casona de Los Pinos le son leales de veras. Con las enseñanzas del doctor Ernesto Zedillo es evidente que las apuestas pueden modificarse según sea la percepción acerca de quien puede ser el mejor protector a futuro del mandatario en fase de finiquito y, sobre todo, del gabinete de seguridad nacional rebosante de denuncias sobre muertes de civiles jamás indagadas. ¿Sesenta, ochenta mil? El gobierno reconoce sólo 50 mil víctimas, un número infinitamente mayor al que se nombra en cuanto a la matanza de Tlatelolco, en fase de cumplir cuarenta y cuatro años de vergonzosa ignominia, uno de los grandes focos rojos de nuestra historia.

Al respecto no olvido lo que un día me dijo Rodolfo Echeverría Ruiz respecto a la efeméride sangrienta:

--¿2 de octubre no se olvida?... ¡Pues debiéramos olvidar para levantar al país! Imagínate si los chinos se rascaran las vestiduras cada año alegando: “Tianammen no se olvida”. Ellos ya superaron el trauma y se están consolidando como la gran economía del mundo.

Y será más fuerte ahora cuando el “euro” tiembla, la Bolsa de Madrid se paraliza y cuatro naciones de la Unión Europea no ocultan su asfixia: Grecia, incumplidora por naturaleza, Portugal, Italia y España que sopesan si pueden librar o no sus agujeros conservando a la moneda de la Unión como propia o no. Y en México presumimos, como lo hizo la Canciller Patricia Espinosa en Madrid, por las cuatro mil empresas ibéricas asentadas en nuestro territorio que, dice, “nos harán más ricos” –como si lo fuéramos- cuando, en realidad, se trata de consolidarlos a ellos, los inversionistas de allende el mar, y a los consorcios, financieros y comerciales, que sustituyen a los jamelgos de Cortés. Y todo ello, por obra y gracia de los “nacionalistas” miembros de la derecha mexicana.

¿Para qué pensar –siguiendo tal criterio- en los grandes dramas nacionales? Mejor sería olvidarnos de la historia, creer que el PRI nació ayer por la mañana y que el PAN y el PRD tienen una edad semejante. (En realidad, Acción Nacional, por las transformaciones del PNR a PRM y luego al PRI, es el de más antiguo registro). A no pocos los referentes del pasado debieran obviarse porque, al fin y al cabo, alegan, sólo el presente cuenta y todos somos o hemos sido pecadores siguiendo las reglas del establishment. Y así, tan sencillamente, se justifican cuando la sociedad, en su conjunto, tiembla por la incertidumbre –no existe pesadilla mayor-, y la confusión de ideas.

¿Cómo es que el PAN sostiene un discurso izquierdista, de vindicación de causas sociales en la voz de Josefina, y el PRD opte por acercarse a los empresarios y las televisoras para aumentar sensiblemente en las encuestas al grado de situarse en varias de ellas ya en segundo lugar, relegando al partido en el poder?¿No será por esta razón, la tremenda confusión ideológica y política de panistas y perredistas, aliados en 2010 con ex priístas connotados en su mayor parte, es la que mantiene a la vanguardia al PRI que apuesta por la amnesia de los mexicanos, no se renueva –siguen como consejeros los mismos que llevaron al paredón simulado a Luis Donaldo Colosio, como Pepe Murat-, e insiste en un mensaje tan ecuánime como insulso, con tal de ganar tiempo y llevarse la victoria anunciada?

El caso que en el “seguimiento diario” los momios varían no pocos puntos. Como si las oleadas de confusión amenazaran el destino nacional a causa de los bombardeos mediáticos. No cabe duda que las grandes televisoras nacionales son las que más ganan en esta contienda, económica y políticamente, aunque no tengan obligación de transmitir el debate entre los postulantes presidenciales, como era antes. Cuando menos, entonces, el gran público tenía acceso a la plataforma de las discusiones y podría normar opiniones, acaso sesgadas, de cada uno; hoy, las pautas las dan los mensajes propagandísticos y los excesos callejeros. ¿Cómo puede gana Peña si “todo México” está en la calle repudiándolo? La apreciación inexacta ha sido una de las armas favoritas de la clase política a través de todos estos años. Y ha funcionado, por desgracia porque cada quien se dice el redentor al que sigue el “todo México” con desprecio total a quienes, mexicanos, no conforman el grupo afín ni, mucho menos, la ideología cada vez menos recurrida. Así y todo, no faltan los ingenuos que se tragan todos los anzuelos.

Tengo la seguridad –porque los conozco- que ninguno d los aspirantes a la Primera Magistratura se está mostrando tal cual es, reconociendo errores y ofreciendo caminos que sean congruentes con sus quehaceres anteriores. Sólo Peña Nieto se animó un poco, a finales de 2009 subrayo, cuando platicamos sobre sus hijos fuera de matrimonio y se dijo que no podía reprimir su infidelidad. Así lo publiqué en “2012: La Sucesión” –Océano, 2010-, cuando aún no se matrimoniaba con Angélica Rivera ahora convertida no sólo en su fan sino en una de sus principales promotoras. Todo se vale, hasta la pasarela de la mujer.

López Obrador no es llorón ni amoroso; Josefina no actúa con la ternura que pretende reflejar –cuando vio a su padre no se acercó a darle un abrazo, por ejemplo-, y Peña Nieto no acumula, ni queriendo, la experiencia de la que habla; más bien lo contrario. Y de este hecho incontrovertible es de donde surgen y se extienden las dudas sobre los verdaderos comportamientos de unos y otra, no sólo en el seno del hogar –López Obrador y Peña cargan muertes muy pesadas sobre sus hombros aunque sin responsabilidad aparente; y Josefina debe llevar a rastras las descalificaciones al gobierno calderonista del que no ha podido desprenderse por estar cooptada por los operadores catalanes contratados por el mandatario en funciones. De alguna manera, están atrapados en la misma red de medias verdades que son mentiras en sí.

Arrastran sus pecados pero no los confiesan y ello aumenta el escepticismo de las masas. Estoy segurísimo de cuando un candidato realice, a fondo, un ejercicio de autocrítica –sin solventar las caías mayores- dejará de tartamudean ante las cuestiones controvertibles y podrá dar la cara con verdadera limpieza, gracias al jabón de la sinceridad tan escaso entre la clase política que quizá desconoce hasta los aromatizados, tan necesarios como los desodorantes para librar los malos olores en estos días de mucho andar y poco ducharse.

Lo dicho: se nos fue el mes de mayo y la ciudadanía todavía se pregunta cómo son, de verdad, los postulantes. ¿Es tan pavorosamente malo el señor Peña, en comparación con sus contrincantes que sacan raja, como para repudiado por los “jóvenes”?¿Será tan negativo López Obrador que continúa siendo un peligro aunque simule lo contrario?¿Y Josefina es tan sólo un títere de la casa presidencial, lista a disciplinarse cuando llegue la hora?

Las respuestas a estas interrogantes son las que quieren escuchar los presuntos electores antes de pasar al siempre fastidioso repaso de las miserias nacionales que todos conocemos.

Debate

Los nuevos votantes son quienes están más confundidos. No entienden por qué se les miente tanto o si, en serio, algunas de las cosas que se dicen son o no ciertas. Por desgracia, leen poco los diarios –salvo las secciones de espectáculo-, y son escasos quienes, de verdad, se animan a cotejar las informaciones para formarse un juicio serio sobre protagonistas y cronistas del día a día.

La incertidumbre es tanta que se animan a manifestarse contra Peña Nieto, con la creencia absoluta de cuanto les han contado sobre el turbulento pasado sin medir –porque no tienen cómo-, las sinuosidades y contradicciones del presente que exhiben a un panismo desvencijado y francamente incapaz siquiera de no gobernar en ausencia. Recuerdo que cuando le he preguntado a los auditorios universitarios sobre lo preferible, entre un mal gobierno y otro inexistente, la mayor parte se ha inclinado por lo primero porque, cuando menos, hay manera de enfrentar las cosas así sea arrastrando –ojalá no lo fuera así-, una cadena de corruptelas. Por ello, la verdad, me extraña que los manifestantes no hagan lo propio para repudiar a una administración –a dos-, de procedencia panista, que nos han hundido en un berenjenal; o para repeler el cambio de discurso de López Obrador para simular coincidencias con los empresarios y hasta dar cabida a los peores miembros del viejo PRI, como Bartlett, sin la menor consideración histórica y moral.

Es en este punto donde queda bien claro que las inducciones tienen autores muy evidentes; y son pagados por Los Pinos.

La Anécdota

Los empresarios dieron una sorpresa a Josefina Vázquez Mota invitando al padre de ésta a una reunión; y la candidata, sonrojada, sólo se animó a mandarle “besos volados” para no dejar pasar la ocasión. Sus asesores insisten en que ella quiere separar lo público de lo privado y, a diferencia de Calderón, no anda pastoreando a sus hijos ni familiares. Pero ya hay voces que le apremian a sacar todas las cartas dados los últimos momios.

Mientras, López Obrador llora ante el monumento a los caídos de Tlatelolco y Peña, en sus promocionales, no deja de hablar de “amor” con su nueva esposa, la actriz Angélica Rivera, punto de referencia de los asistentes a los mítines del ex gobernador del Estado de México.

Esperemos que en este punto terminen las exhibiciones. Pero quién sabe.

Leído en: http://conlupalarevista.com.mx/especiales/categorias/rafael-loret-de-mola/30334-campana-inos-deja-algo.html

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