sábado, 7 de julio de 2012

Ana María Salazar - AMLO opciones

Ana María Salazar
Para los que están tachando a Andrés Manuel López Obrador como un loco o revoltoso, es importante recordarles varias cosas: Primero, hay que señalar que AMLO es uno de los líderes políticos más importantes en el País y es la cara de la izquierda mexicana ante el mundo. Segundo, más allá de los resultados de la contienda electoral de este 1 de julio, tiene claramente más de 15 millones de personas, casi 32% del voto, que le expresaron su apoyo solamente hace unos días. Tres, considerando lo que ha sucedido en México en los últimos años, su inconformidad sobre la corrupción, falta de equidad, y de oportunidades y sus ataques al sistema económico actual probablemente tienen más peso y resonancia ahora, que en julio del 2006. Cuando él hace la pregunta si los mexicanos estamos mejor ahora que hace seis años, solamente podemos entender la respuesta ante el hecho de que en las pasadas elecciones presidenciales la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, tan sólo un poco más de 25% del voto, colocando a su partido en la tercera fuerza política del País. Cuatro, y esto es un punto muy importante, los votantes que apoyan a Andrés Manuel López Obrador seguramente son personas mucho más dispuestas a tomar acciones para apoyar y seguir las directrices de su candidato. La gran interrogante es qué tanto están dispuestos a hacer, y sobre todo, qué tan enojados se encuentran y hasta dónde estarían dispuestos a seguirlo.

Hay una gran interrogante sobre las decisiones que pudiera tomar Andrés Manuel las cuales pueden afectar a México en los siguientes años y marcar para él lo que sería su legado histórico.

Ante esta realidad, Andrés Manuel tiene pocas opciones. Seguramente el 60% que no votó por él esperará que tome la ruta institucional, impugnando las elecciones y que sea Trife el que decida quién ganó las elecciones. Con esta opción, Andrés Manuel estaría protegiendo la posibilidad de lanzarse de nuevo como candidato en el 2018 si así lo decide. En caso de no ser el candidato, AMLO estaría protegiendo las opciones políticas de Marcelo Ebrard o hasta Miguel Ángel Mancera, abriendo mayores posibilidades de que la izquierda mexicana tuviera su primer presidente. La segunda opción es similar a la posición que tomó hace seis años de seguir la ruta institucional pero ejerciendo presión social con marchas y la toma de Reforma como un mecanismo de presión al Gobierno y el Trife. Esta opción dividiría aún más a la izquierda ya que políticos con aspiraciones como Ebrard tendrían que tomar distancia si quieren proteger su viabilidad a largo plazo.

En esta opción, al igual que hace seis años, el señor López Obrador jugaría un papel de oposición férrea y constante ante la política de la nueva administración priista, cuestionando cada acto y decisión del ejecutivo. Sería una espina incómoda para el sexenio de Enrique Peña Nieto. La tercera opción tomar la vía de la protesta social continua y con el potencial de violencia por parte de grupos altamente inconformes. En esta opción, AMLO ante la realidad de que sus impugnaciones probablemente no serán lo suficiente éste buscará crear una presión social tan fuerte y tan impactante que la ingobernabilidad pudiese asustar tanto a los magistrados del Trife que usarían cualquier pretexto para anular las elecciones: Y si el Trife no hace esto, podríamos esperar varios años de protestas y sabotaje, especialmente en la Ciudad de México (esto sería una paradoja ya que la capital del País es el bastión de la izquierda mexicana.) Finalmente, la peor opción para México y yo diría que para Andrés Manuel, sería que con el tiempo él perdiera control sobre sus seguidores, y que éstos tomaran las calles con poca injerencia de Andrés Manuel. Ante una población de jóvenes inconformes con las oportunidades que les ofrece el País, estudiantes que cuestionan al candidato Enrique Peña Nieto, ante la ya inexistente ingobernabilidad en parte del territorio nacional, varios sindicatos como el SME dispuestos a tomarse las calles. Para que esta opción fuera “efectiva” desde la perspectiva de las personas dispuestas a tomar este rumbo, tendría casi que inmovilizarse el DF y tal vez algunas otras ciudades donde hay presencia de los medios de comunicación. Esta opción sería no sólo catastrófica para el País, sino a largo plazo para las posibilidades de que México tenga un presidente de la izquierda. Lo que suceda dependa de cómo Andrés Manuel quiere que lo recuerde la historia: Uno de los líderes más importantes de la izquierda mexicana o como el hombre que desató el México Bravo.



Ana María Salazar es analista política.

Twitter: @amsalazar

En Internet: www.anamariasalazar.com

Facebook: anamariasalazarslack


Fecha de Publicación: 06/07/2012


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