sábado, 12 de enero de 2013

Raymundo Riva Palacio - El verdadero Casino Royal

PRIMER TIEMPO: No se hagan bolas, la pelea es entre panistas. Tan bien se llevaban que cuando la columna “Bajo Reserva”, de El Universal, publicó en septiembre de 2011 que la PGR investigaba a tres ex funcionarios de la Secretaría de Gobernación por presuntos actos de corrupción, no se hizo nada contra ellos. Ahí figuraba Juan Iván Peña Neder, que había sido coordinador de asesores del subsecretario de Gobernación Abraham González, y quien hoy, por voz de su ex esposa Talía Vázquez, vuelve al escándalo como presunto corruptor de panistas que lo beneficiaron con casas de apuestas. Aquella columna era parte de una serie de revelaciones periodísticas sobre los nexos de los casineros con el PAN, y sus apoyos a campañas políticas. Pero 2011 era el año previo a las elecciones presidenciales y la élite panista buscaba unidad. La fractura comenzó en la precampaña, al enfrentarse los calderonistas con el equipo de Josefina Vázquez Mota y el presidente del PAN, Gustavo Madero. Aún después de la derrota, hubo un silencio que se rompió cuando medio minuto antes de terminar su mandato, el presidente Felipe Calderón autorizó permisos para abrir casi 100 casas de juego a dos empresas, una de ellas asociada a Peña Nader.



El ruido lo inició Juan José Rojas Cardona, el “zar de los casinos”, a quien tres meses antes Calderón le había querido retirar los permisos de sus casas de apuesta, y que incendiado por el otorgamiento de permisos a sus ex socios lo denunció públicamente en desplegados de prensa en diciembre pasado. Años antes, Rojas había sido uno de los beneficiados cuando el día en que se iba de precandidato presidencial en 2005, el secretario de Gobernación Santiago Creel, le autorizó 50 casas de apuestas, que pagó con financiamiento a campañas políticas del PAN por un total, según revelaron cables difundidos por WikiLeaks, de cinco millones de dólares. Su pecado era haber jugado en el equipo contrario a Calderón, respaldando a Madero y a sus candidatos. El error estratégico del Presidente fue que, medio minuto después de haber declarado la guerra, perdería el fuero y el poder.

SEGUNDO TIEMPO: ¡En esta esquina! Desde diciembre pasado, los prolegómenos del conflicto entre las élites del PAN por quedarse con el partido, mostraban la capacidad de fuego que traían. El tema de los casinos estaba en la primera línea de la artillería. Como la cola de todos los panistas era larga en este tema, la lengua tenía que ser corta. El equilibrio lo rompió el entonces presidente Felipe Calderón al autorizar, por primera vez en su sexenio, los permisos para las casas de apuestas… a sus conocidos. Juan Iván Peña Neder fue el gran beneficiado, aunque recibió la noticia en la cárcel, donde purga una condena por un asunto personal con su ex esposa Talía Vázquez. La señora es en este pleito la bala de plata que desencadenó el enfrentamiento perdido en lo escandaloso de su pleito personal y escondido convenientemente para la mano que jaló el gatillo en un sector del PAN. Vázquez acusó al senador Roberto Gil de haber recibido 800 mil dólares por sus gestiones para abrir una sucursal del Casino Royale en Querétaro, lo cual niega. Apareció también un cheque de Peña Nader a Julio Esponda, el abogado del bufete que encabeza Fernando Gómez Mont, por haber hecho gestiones a su nombre relacionadas con casinos, que también rechaza. El golpe es quirúrgico. Gil, ex secretario particular del presidente Calderón, perdió la presidencia del PAN ante Gustavo Madero, pero la primera dama, Margarita Zavala, lo convenció de que fuera su segundo hombre de a bordo. Esponda, amigo de la pareja ex presidencial y abogado de Zavala, nunca pudo ser procurador general, pese a sus conexiones, por la mala fama entre los ministerios públicos federales, y sí está relacionado con Peña Nader pero en el caso con su ex esposa. Gil se fue a coordinar la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota, donde chocó con su equipo íntimo y la dirigencia azul. Los dos son desechables en esta confrontación, pero quienes quedan muy mal parados en este episodio son Calderón y Zavala, el tándem que quiere que Margarita sea la candidata presidencial en 2018.

TERCER TIEMPO: ¡Y en esta otra…! La epidermis del escándalo habla de casinos, casas de apuestas y tráfico de influencias. Pero sólo desde un lado, el del ex presidente Felipe Calderón, donde toda la información reciclada sobre el máximo beneficiario de permisos de casas de apuestas otorgadas por él, Juan Iván Peña Neder, y su ex jefe, el ex subsecretario de Gobernación, Abraham González, acaba como proyectil en su contra. “González es quien administraba el financiamiento político (para el PAN) de los casineros”, dijo un panista con conocimiento de causa. Pero es sólo una cara de la moneda. La otra tiene la del diputado Rodolfo Dorador, miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PAN y ex coordinador de la campaña de Gustavo Madero para la presidencia del partido. Dorador logró el financiamiento de Juan José Rojas Cardona para la contienda contra Roberto Gil en 2011, y como pago por su apoyo Madero nombró a uno de sus empleados, Iván Paul Garza Téllez, director del Registro Nacional de Miembros, y apoyó al ex alcalde de Monterrey Fernando Larrazábal para una diputación, pese a que dentro del PAN querían expulsarlo por su relación con los casineros regios. Rojas Cardona, el hombre que rompió el equilibrio al denunciar públicamente a Calderón por entregar permisos de juego a sus cercanos, es un personaje peculiar. Donó 200 mil dólares a la campaña de Barack Obama y es amigo del cardenal Norberto Rivera, de quien tiene una Biblia autografiada. Pero también, según cables del consulado de Estados Unidos en Monterrey, él y sus hermanos estuvieron vinculados a los narcotraficantes hermanos Beltrán Leyva. De todos, el único que lo ha repudiado fue Obama, quien le devolvió las aportaciones entregadas.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter: @rivapa

Leído en http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=155368

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.