miércoles, 6 de marzo de 2013

Gil Gamés - Chávez



Gil no tiene duda: la enfermedad y la muerte son cosa seria, o grave, o si se quiere, oscura. Pero si a estos hechos definitivos se les pone encima una corona de palabras inútiles, entonces esa muerte se convierte en un carnaval. El vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habló del cáncer que cobró la vida del presidente Hugo Chávez con estas palabras: “¿Ustedes saben por qué el comandante Chávez descuidó su salud y ha tenido que batallar durante casi dos años con el cáncer? Porque se entregó en cuerpo y alma, completo, y olvidó sus obligaciones propias para darle al pueblo vivienda, salud, educación”.

Gamés caminó sobre la duela de cedro blanco con las manos entrelazadas en la espalda y meditó: el asunto no es una enchilada, si amplios sectores de la sociedad tienen derecho a la salud, la vivienda y la educación, el cáncer arrasará con los políticos dedicados al bienestar de las personas. Se dará el caso trágico en el cual los mejores gobiernos apenas sobrevivirán diezmados por el cáncer de sus más altos representantes. Buena política igual a un cancerazo de pronóstico reservado.



Al final, el periódico ABC tuvo razón, Chávez abandonaba la vida en su casa acompañado por su familia. La revolución bolivariana quedaba atrás, el socialismo, las elecciones, en fon. “El comandante está enfermo porque entregó su vida por quienes nunca tuvieron nada y por quienes no tienen nada.”

Gil leyó el mensaje de Maduro uno o dos días antes de la muerte de Chávez: “El pueblo tiene que ser leal y fiel a ese hombre que ha dado todo por la patria. La patria entera tiene que comprometerse a mantener esta Revolución. Tenemos que superar ese fardo que nos dejó el capitalismo de la violencia y la criminalidad”. A Gamés siempre le ha llamado la atención la vocación fiscal de la demagogia revolucionaria, los verdaderos culpables del cáncer son los cerdos capitalistas, a ellos les da poco cáncer y a los revolucionarios mucho, no hay derecho.

Gilga apuntó en su Diario: Muere Hugo Chávez, uno de los políticos fanfarrones más intolerables de América Latina. Su periódico Excélsior publicó, entre otras notas, un cernido de frases pronunciadas por el militar bolivariano. A su esposa en el Día de San Valentín del año 2000: “Marisabel, prepárate, que esta noche te doy lo tuyo”. Muy fino el Presidente, lo que sea de cada quien. Otra frase inolvidable: “El neoliberalismo es el camino que conduce al infierno”. El sendero bolivariano, cavila Gil, lleva al cielo. Una más, cuando en diciembre de 2011 Chávez acusó a la CIA de esparcir el cáncer: “¿Sería extraño que hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer sin que nadie lo sepa hasta ahora y se descubra esto hasta dentro de 50 años? No lo sé, eso lo dejo a la reflexión”. Gil no duda que el cáncer lo difunda la CIA, aún sin que la agencia lo sepa, ésta es la razón de los innumerables casos de cáncer. Mecachis.

Hugo Chávez lloraba durante la misa de Pascua de abril de 2012: “Dame tu corona, Cristo, dámela que yo sangro. Dame tu cruz, 100 cruces, que yo las llevo, pero dame vida porque todavía me quedan cosas por hacer por este pueblo, por esta patria”. Como suele pasar, la plegaria no fue atendida.

Nicolás Maduro no se anduvo por las ramas, al terminar el mensaje en el cual dio la noticia de la muerte de Chávez, el vicepresidente afirmó sin ambages (gran palabra): “Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos y a partir de este momento he prohibido llorarlo”. ¿Cómo la ven? Sin albur.

La máxima de Lord Byron espetó dentro del ático: “Cuando pensamos que estamos dirigiendo, nos están dirigiendo a nosotros”.

Gil s’en va.

Fuente: http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=162418

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