martes, 28 de mayo de 2013

Ciudadanos ejemplares: Jeanne Hébuterne, La compañera devota hasta el sacrificio extremo.

Jeanne Hébuterne


El estado de salud de Modigliani no cesaba de agravarse, muriendo finalmente de meningitis tuberculosa, a los 32 años de edad, el 24 de enero de 1920. Esa madrugada, cuando sus padres y su hermano André discutían sobre su futuro y el de sus hijos ilegítimos, y estando Jeanne en el noveno mes de su embarazo...











, saltó por la ventana del quinto piso de su antigua habitación en el apartamento de sus padres, 8 bis, rue Amyot, en el distrito V de París. 

Jeanne Hébuterne resultó perdida en los ojos de todos. Aún hoy esta mujer resulta un completo enigma. Es ella uno de esos seres inasibles que al final nos dejan con la duda de si los conocimos o los imaginamos.

Lo que se escucha y se lee de Jeanne son todos datos contradictorios:

"que una mujercita sin importancia, callada, tonta, débil y dependiente"

"que una mujer bella e inteligente que se sacrificó consciente por el amor"

"que una sombra al lado del genio"

"que la única que entendió el infierno del pintor"…etc.


Los enfoques dependen de si la chica caía bien o mal al interlocutor que le preguntemos o al autor del texto que leamos.


La bella Jeanne, eso sí, hablaba más bien poco (Hanka Zborowski, que vio repetidamente a la Bella J por un periodo de meses en el sur de Francia, no recuerda haberle oído ni una palabra) y no era dada a los conflictos.

Son los ojos de Jeanne los que intrigan, los que atrapan, los que revelan fuerza y violencia. Los ojos de Jeanne atraviesan. No dudan.

La maldición de la señorita Hébuterne fue enamorarse del fuego que la fue atrayendo lentamente hasta que finalmente la quemó, pero ¿quién de nosotros no ha terminado quemado por la seducción de una llama?

Nuestra mujercita nació en Arras, al norte de Fráncia, el 6 de abril de 1898 en el seno de una familia católica, apostólica y romana a más no poder, y seguramente otras serían las palabras que la historia reservaría para ella, y para su arte, de no haberse topado con ese sol que la eclipsó y la derritió, a saber, Don Amadeo Modigliani.

(Título: Modigliani con la pipa / Autor: Jeanne Hébuterne )


Mi intención aquí es hablar de ella sin hablar de él, por lo menos no mucho, sólo lo necesario. Continúo entonces:

Desde siempre Jeanne se interesó por el arte y, dado que era mujer, su familia le permitió tal entretención sin mayores reparos, no imaginaron ellos que sería ese interés el que motivaría el encuentro.

Descubrimos pues a la joven Jeanne inscrita muy temprano en la Académie Colarossi, y luego en la École des Arts Décoratifs, enfrentando sus ojos, esos ojos que atraviesan, al estudio del arte y la pintura.

Según Patrice Chaplin a nuestra chica:

"le gustaba la música y tocaba el violín […] Le gustaban las ropas y la creación de prendas de fabricación y color únicos. Eran exóticas, con influencias orientales. En vez de seguir la moda creaba su propio estilo. Le gustaban la música moderna, caminar, salir con sus amigos, charlar y frecuentar las fiestas. Al mismo tiempo era reflexiva, muy perceptiva y muy sincera al hablar de si misma."

Doña Jeanne Hébuterne tampoco era una figura desconocida en el tan afamado barriecito francés Montparnasse, pues desde siempre y por iniciativa propia, solía frecuentarlo (la más de las veces sola y en ocasiones con sus amigas o su hermano) aunque, y de nuevo siguiendo a la señora Chaplin: "Jeanne no era luminaria de la vida de los cafés, sino una figura menor, interesante por sus exóticos turbantes, su capa marrón y sus botas altas."

(Esta es Jeanne a sus 16 años. Modigliani la conoció a los 17 )


La mujer de la que hablamos tenía pues una vida propia, unos intereses propios, un arte propio y una particular manera de ver el mundo. El pintor ruso León Indenbaum alguna vez la describió así:

"Una joven tenaz, con personalidad y sustancia. Su alma era hermosa. Era guapa a su manera delicada, en modo alguno tímida, pero sí algo secreta, orgullosa, recta. Era buena, etérea, delicada, pero no enfermiza. Una mujer menuda que no daba la impresión de ser menuda."

Y su hija, Jeanne Nechtschein, agrega que:

"tenía una personalidad fuerte y definida y un modo penetrante de mirar a las personas." Otra vez los ojos de Jeanne, esos ojos que atraviesan.

Una vez más invoco a Doña Patrice para dar un retoque a este cuadro que ahora les pinto de Jeanne:

"La timidez y la letargia adormecida a que se refieren [hablando de Jeanne] algunos biógrafos de Modigliani no son corroboradas por sus amigos ni por su familia. Sometida a presión, se mantenía tranquila."

(Título: Autorretrato / Autor: Jeanne Hébuterne )


Esta es la Jeanne que yo veo y a la que imagino sentada en una terraza de algún café de Montparnasse viendo con sus ojos pasar la vida y, confundido en ella un día cualquiera, viendo pasar a Modigliani, pues todo parece indicar que antes de la consabida presentación, tan trillada por demás en la red, de Jeanne y Amadeo por parte del hermano de esta en una cantina, la joven Hébuterne ya le había echado el ojo al pintor:

"Es un 'tipo' conocido de mi hermano. Volví a verle en el establecimiento de M. Wassilieff. Luego le he ido conociendo más ampliamente junto con su amigo, que es músico. Los veo mucho en la Rotonda"

Eso era lo que escribía a su amiga y confidente Germaine, compañera suya en la Académie Colarossi, y aunque no está claro que aquel tipo sea el pintor en cuestión, lo más posible es que fueron los ojos de Jeanne los que se posaron sobre Modi y lo eligieron. No al contrario. Y que fue ella, que bien al tanto estaba del temperamento del susodicho (todo Montparnasse sabía lo de la tirada por la ventana a Béatrice Hastings), quien eligió estar a su lado.


Lo que sigue ya es bien sabido y lo encuentran por mares y fácilmente en la red. Incluso en el 2004 salió la película, protagonizada por Andy García y la bella Eva Herzigova, que lleva por título apenas que: Modigliani.

* Que la personalidad avasalladora del artista.

* Que el grafitti en su estudio:

"No estas vivo hasta que no te das cuenta de que estás vivo"

* Que jamás la pintó desnuda.

* Que la frase que escribió al lado de un rápido dibujo que hizo de Jeanne una noche de reconciliación y comida:

"La vida es un regalo: de los que son pocos a los que son muchos; de los saben y tienen a los que ni saben ni tienen."

* Y que, claro cómo no, su popularísima frase célebre:

"Quiero una vida corta pero intensa"

Ya supondrán ustedes como salió la relación:

* Altas y bajas.

* Celos.

* Una pareja que más parecía un incendió.

* Jeanne echada de su casa.

* Un embarazo al que Modi no puso mucha atención y que no impidió su infidelidad

* Una hija nacida que jamás registró por que terminó en la cantina cuando se dirigía a realizar tal actividad.

* Un segundo embarazo del cual lo primero que dijo al enterarse fue: "¡Que mala suerte tenemos!"

Y mucha hambre y mucha pobreza y mucho orgullo de parte de los dos.

Sin embargo, entre los dos la pasión. Sin embargo, juntos eran fuerza.

Todo eso léanlo en detalle ustedes en otras fuentes, o véanlo en la película. Yo me salto a la última semana de la pareja:
Lunes:


Traen a Modi a casa. Jeanne le recibe empapado e inconsciente. Según quienes le vieron en su última noche de exceso el pintor se veía como "un hombre gravemente enfermo, enloquecido y alucinado." La chica Hébuterne le metió en la cama. Amadeo ya ha sido abrazado definitivamente por la tuberculosis.
Martes:


Día de fiebres y delirios. Jeanne, sorteando mil dificultades, manda a llamar un médico y a Zborowski, marchante y amigo del pintor. El medico llegó, Zborowski no, su diagnóstico fue: nefritis, una infección de los riñones que el pintor ya había padecido y superado, le recetó una medicina y reposo en cama. Amadeo sólo consentía en tomar alcohol y se levantó a terminar su último cuadro, al finalizar le dijo: "Otro cuadro que no podrás vender. ¿Por qué tendría yo que llenar el mundo de cosas que no quieren los demás?" y cayó en la cama.
Miércoles:


Modi amanece peor, pero impide que Jeanne salga de nuevo en busca de ayuda. Según la señora Chaplin: "No había nada para comer, excepto sardinas; nada para beber, excepto alcohol." Nadie llegaba, no había amigos que pasaran a visitar.
Jueves:


Nada de visitas, ni una sola. En el estudio el silencio y en la mitad J y M abrazados solos en una cama manchada de salsa de sardinas y apestosa a vino. "Jeanne dibujaba maneras de morir porque ahora, lo único que faltaba era decidir cómo morir ella misma." Modigliani murmura incoherencias de cuando en vez.

(Título: La Suicida / Autor: Jeanne Hébuterne )

(Cuadro dibujado en la última semana compartida con Modigliani )

Viernes:


Jeanne parada en la mitad del cuarto mirando fijamente una pared pintada de blanco. No sabe qué hacer, está asustada. Amadeo la llama y le pide que se acerque. Le señala una cuerdecilla navideña. Jeanne le alcanza el hilo dorado. Modi anuda débilmente su mano y la de ella con tal cordón y le promete que siempre estarán juntos, le explica que la eternidad es mejor que París. Luego se durmió. Ella dibujó las muñecas unidas y escribió: "Nuestras manos atadas con oro, unidas para siempre."
Sábado:


Soledad, hambre y silencio. Jeanne se aproxima al octavo mes de embarazo. La vida y la muerte se abren paso al mismo tiempo en el mismo cuarto, acaso más bien: combaten.
Domingo:


Finalmente el pintor chileno Manuel Ortiz de Zárate, vecino y amigo de Modigliani, subió el piso que separaba su estudio del de Amadeo para ver cómo se encontraban. Les encuentra borrosos, abandonados a los límites de la cama y tomados de la mano. Al verlos en semejante estado inmediatamente llamó una ambulancia. Cuando le sacaban el pintor italiano pronunció al oído de Ortiz de Zárate las que serían sus últimas palabras:

"He dado el beso de despedida a mi mujer. Tenemos asegurada la felicidad eterna."

Jeanne por su parte se guardó el trozo de cuerda dorada.

El 24 de enero de 1920 muere Amadeo Modigliani. Jeanne Hébuterne, quien había decidido asumir la guerra de la vida a su lado había perdido, una vez más Modi le era arrebatado y en esta oportunidad por la más definitiva de las mujeres: la Muerte.

Jeanne quedaba sola y embarazada y con una hija de un año y con su mano unida a la eternidad…

25 de enero de 1920. Calle Amyot. Número 8. Quinto piso.

La chica Hébuterne, de apenas 21 años, se encuentra de nuevo en la casa de sus padres. Un día lleva su amante muerto.

Ella en la ventana abierta y sus ojos fijos en la calzada.
Sus ojos que no dudan,
que atraviesan,
que son eternos.

Da la vuelta y mira su cuarto como mirando sueños perdidos.

Al tiempo
se
deja
resbalar,
de espaldas al vacío,
los
cinco
pisos
completos.

Su cuerpo se revienta contra el asfalto seguramente por el aumento en la aceleración que la caída libre debió tener por el peso extra del pequeño cuerpecito no nato que llevaba en su vientre.

Jeanne unida a la eternidad y su rostro feliz.

No se sabe exactamente cuánto tiempo duró su cuerpo sin vida tirado frente a la casa de sus padres. Un obrero lo sube hasta el descansillo del quinto piso pero los padres le tiran la puerta en la cara. No quieren saber nada de él.

André Hébuterne, hermano de Jeanne y quien según la leyenda fue el que presentó a la pareja de amantes eternos, pasa al obrero la dirección del estudió donde J. vivía con M. para que lleve el cuerpo a donde correspondía.

La casera de la calle Grande Chaumière se negó a aceptar el cuerpo aduciendo que:

"el inquilino monsier Modigliani ya no vivía allí."

"Finalmente el obrero, […], fue a la comisaría de policía, donde le dijeron que lo llevara de nuevo a la calle de la Grande Chaumière con una orden de la policía. Allí se quedó el cuerpo, abandonado durante toda la mañana.” Tampoco se sabe con exactitud cuantas horas duró el cuerpo en el estudio antes de ser enterrado, lo cierto es que: “Dos amigos de Modigliani cuidaron del cuerpo durante toda la noche para impedir la presencia de ratas."

Contrario al entierro de Amadeo, que reunió al grupo más excelso de los artistas franceses reconocidos del momento, el de Jeanne resultó un entierro sencillo y discreto en uno de los cementerios más alejados de la ciudad, el Cementerio de Bagneux.

Cerca de diez años después la familia Hébuterne permitió que los restos de Jeanne fueran trasladados al Cementerio Père Lachaise junto a los de su amante eterno.

Más de ochenta años hubieron de pasar antes de que un erudito del arte lograra convencer a los herederos de Hébuterne para que permitieran el acceso público a las ilustraciones de Jeanne Hébuterne. En octubre del 2000 los trabajos se presentaron acompañando una exposición importante de Modigliani en Venecia, Italia, y patrocinada por la Fundación Giorgio Cini.

Fuente: Wikipedia, Suicidiario Blog.

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