miércoles, 19 de junio de 2013

Ludditas

Ludditas



Macario Schettino

Martes, 18 Junio 2013Un problema con los datos de la economía y la sociedad es que pueden ser analizados bajo diferentes esquemas de pensamiento, dando lugar a conclusiones totalmente contrarias. Y como no se puede decidir por completo cuál esquema es el correcto, las discusiones se alargan.
Hace unos días, Paul Krugman escribió un artículo que tituló “simpatía por los Ludditas”, y que seguramente podrá usted leer en la red. Los Ludditas, por si no recuerda, fueron un grupo de obreros que a inicios del siglo XIX decidieron que las máquinas eran una amenaza para ellos e intentaron destruirlas. Se trató de una de tantas rebeliones ocurridas en aquellos años.


Krugman afirma que, si bien la tecnología acabó siendo benéfica, no es claro que eso haya beneficiado a esos obreros en particular. Es cierto, como lo es que cualquier cambio tecnológico beneficia a quienes pueden aprovecharlo, y no beneficia a los que no. Usted pensará que esto es una perogrullada, pero eso es lo que Krugman está afirmando.
Si hay un avance tecnológico que permite producir mejor cualquier cosa, los más jóvenes dentro de las empresas van a poder aprovechar ese avance, mientras que los más viejos no podrán, porque altera demasiado lo que saben hacer, y porque es mucho más difícil cambiar que aprender. Pues sí, pero si eso va a ser determinante para aprobar o no un avance tecnológico, hay que olvidarse de la tecnología.
La referencia de Krugman es porque él cree que algo similar a lo de los Ludditas ocurre hoy. Hace énfasis en que el movimiento aquél no era de obreros cualesquiera, sino de obreros calificados, que eran los desplazados por la tecnología. Y hoy, dice, ocurre lo mismo, el cambio tecnológico amenaza no sólo a los obreros poco calificados, sino a cualquiera. Y regresa a su tema de siempre, la desigualdad, que ha crecido en los últimos cuarenta años. Él atribuye este incremento de desigualdad a la avaricia de los ricos y a la debilidad de los más pobres, así como a un Estado que favorece a los primeros. Pero de eso no tiene evidencia alguna. Si bien la desigualdad ha crecido en Estados Unidos desde fines de los setenta, la mayor parte del cambio ocurre precisamente porque las personas con más calificación han incrementado su ingreso, mientras que aquellos que no terminaron la carrera, o ni siquiera terminaron la prepa, ganan cada vez menos. Y como en Estados Unidos apenas una cuarta parte de las personas termina la universidad, pues el asunto es grave. Pero eso no tiene que ver con las razones de Krugman. Si quiere ver más datos, el libro de Goldin y Katz, “The Race between Education and Technology” es muy ilustrativo.
Krugman agrega que desde 2000 hay una caída en la participación del trabajo en el PIB, y un incremento en la parte que corresponde a las empresas. No lo dudo, puesto que en 2000 inició la migración a China, justo con ese objetivo. Pero eso precisamente ayudó a China a reducir significativamente la pobreza, como ya veíamos acá mismo hace unos días. Entonces, Krugman defiende a sus trabajadores Ludditas del siglo XXI pidiendo que no se generen empleos en China. No, pues está bien.
Lo que creo que está ocurriendo, y ya lo he escrito pero voy a regresar al tema, es que estamos viviendo un proceso de transformación tecnológica mucho más profundo de lo que interpretan la mayoría de los analistas. De ser así estaríamos frente a lo que se llama la hipótesis de las tecnologías de aplicación general, que cuando aparecen generan cambios en todo el sistema, provocando al inicio un incremento en la desigualdad y una caída en la productividad. Todo indica que así es, pero es una hipótesis que no gusta a Krugman (o a lo mejor no la conoce), y sobre todo, no le gusta a los lectores de Krugman, acostumbrados a culpar al gran capital, a Wall Street, y similares.
Indudablemente esos personajes (el gran capital y etc.) deben ser bastante codiciosos y desalmados, porque de otra forma no habrían acumulado mucho. Los altos ingresos, como el poder, suelen requerir de esos pecados capitales. Pero eso ha ocurrido desde que la humanidad existe, y ocurrirá mientras exista, de forma que no creo que sirva de explicación.
De cuando los Ludditas empezaron a destruir máquinas a la fecha, el ingreso de las personas en el mundo ha crecido en cien veces. En los lugares más remotos, que no tienen acceso siquiera a la tecnología que los Ludditas destruían, ese incremento ha sido mucho menor, de dos, tres o cinco veces. En buena medida, porque el resto del mundo les manda ayuda. No entiendo cómo destruir tecnología puede ser bueno.
El empleo es una relación de producción que apareció precisamente con el cambio tecnológico que estamos comentando. Antes de fines del siglo XVIII no existía el empleo, y nada garantiza que vaya a existir para mediados de este siglo. Antes del siglo XVIII, lo que había eran otras formas de relación económica. A fines de este siglo, habrá algunas nuevas. Parte de ellas ya existe, y hoy muchas personas viven y generan valor sin tener esa relación de empleo.


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