miércoles, 19 de junio de 2013

Rafael Loret de Mola - De las hipocresías

Un gran amigo de esta columna, quien vive en San Francisco, me dijo hace unos días durante un desayuno, yucateco claro:

--¿Sabes? La legalización de la mariguana en California y Colorado quizá no haya disminuido el consumo, pero sí la violencia callejera. Ya las pandillas no tienen este pretexto para perseguirse unas a otras... como cuando se acabó la prohibición de vender alcohol en la década de los treinta del siglo pasado. 

Aunque Al Capone no cayera en prisión por eso, sino por evasión de impuestos.

Respondí que entonces, los mexicanos seguiríamos poniendo los muertos acosados por unos vecinos, los del norte, cínicos y desalmados. Persiguen a los llamados “indocumentados” como fieras y luego los utilizan para ahorrarse jugosos réditos al mal pagarles por su actividad clandestina; y lo mismo sucede con el narcotráfico: una vez vadeada la frontera de tres mil 185 kilómetros –a la par con el linde, del lado estadounidense, funcionan más de mil quinientas armerías, esto es una cada dos kilómetros-, los contéiners cargados de estupefacientes circulan por las grandes autopistas y llegan a los puntos de distribución al amparo de los inescrutables, inalcanzables e intocables nuevos “padrinos” acaso refugiados en los órganos del poder norteamericano. 


Pero existe bastante más; hay evidencias, hechas públicas por personajes después perseguidos –como el caso concreto del general Tomás Ángeles Dauahare quien permaneció en prisión once meses-, pero con información veraz y comprobable, de que son las aduanas norteamericanas las que indican cuándo y por dónde deben pasar los cargamentos del vicio sin el menor problema... asegurando algunos para fines propagandísticos cada vez menos eficaces. Así las cosas, desde el puerto Lázaro Cárdenas, a donde llega la cocaína de Guatemala y Colombia, hasta la frontera, los conductores conocen las rutas alternas para escabullirse –si puede decirse así-, de los retenes entretenidos en amedrentar a las familias, que luego son asaltadas a escasos kilómetros de distancia de los mismos, y mantener un clima de terror sobre las carreteras. Una de las regiones más peligrosas es, precisamente, los alrededores de Fresnillo, Zacatecas, dominados por los hermanos Monreal Ávila quienes recientemente fueron blancos de un atentado no consumado que les permitió a sendos personajes alardear de su desdén hacia el estado de cosas, sin siquiera presentar las denuncias correspondientes. No se trata de valor, sino acaso de un acuerdo soterrado. La duda queda sembrada.

Al grano: ¿de darse una regularización jurídica para el tráfico y consumo de las drogas, de verdad, se abatiría el clima de violencia, además del automático enriquecimiento de los Fox, futuros empresarios mariguaneros listos a quedarse con las ganancias de “El Chapo” –así lo expresó Vicente- cuando éstas sean “legales”? Me parece poco probable. Los violentos no se irán por su cuenta, cediendo sus territorios, como irónicamente me dijo Fox en agosto de 2000, en el mediodía de la jornada en la que fue declarado presidente electo, sino exigirían condiciones siempre favorables para ellos, como siempre. Sería más que ingenuo concebir un retiro en masa de narcos, secuestradores, guerrilleros y hasta terroristas –los etarras pululan por aquí sin señalamientos de ninguna especie, al estilo de los banqueros defensores de los intereses de los corporativos hispanos-, porque en la negociación se estime una suerte de “estatización” sobre el manejo de las drogas con secretaría especializada y todo.

Cuando menos, ya son varios los experimentos realizados:

1.- Ernesto Zedillo, el entreguista y simulador ex mandatario quien acomodó algunas de sus fichas dentro del gabinete del señor Peña Nieto, permitió a su hermano mayor, Rodolfo, adquirir en The Dominum de San Antonio, Texas, uno de las urbanizaciones de mayor rango entonces, la residencia que sólo había tenido un dueño anterior: Amado Carrillo Fuentes, a quien se dio por muerto en 1997 durante la gestión, precisamente, de este mandatario. La realidad, claro, es distinta: hay muchos referentes que indican la presencia del “señor de los cielos” en distintos sitios, entre Brasil, Cuba y Rusia, después de la fecha de su supuesta nota necrológica... aun cuando la DEA estadounidense, adelantándose, confirmó que el ADN de aquel cadáver grotesco correspondía a Amado; pero, en realidad, una versión indicia que uno de sus hermanos, Cipriano, fue el presentado inerte de la desastrosa cirugía. 

2.- ¿Cómo es posible que los Fox –toda la familia- fincara en el linde de donde funcionaba el mayor laboratorio de cocaína de México, desmantelado por la Procuraduría General de la República al tiempo de que la pareja presidencial, entre 2000 y 2006, se apropiaba del lugar? Allí es donde se erige ahora el suntuoso templo faraónico de autoexaltación del foxismo hasta donde llegan los despistados y los curiosos, cada vez en menor número como sucedió con el célebre Instituto de Investigaciones Económicas, Políticas y Sociales del Tercer Mundo erigido en el traspatio de la residencia de Echeverría en San Jerónimo. Al parecer los genes presidenciales, por alguna extraña razón, se traspasan junto con la banda tricolor y demás símbolos que le acompañan. Por supuesto, no es extraño ahora que los Fox quieran convertirse en los primeros marihuaneros con licencia y presionan para ello, como si se tratara de pagar una factura por el extraño apoyo de los mismos a la campaña presidencial de Peña, cuando se negaron a apoyar a Josefina Vázquez Mota, incluyendo Marta, la de las muchas faldas, envidiosa acaso de que otra mujer pudiera lograr lo imposible para ella. En materia de interpretaciones de género debemos ir con mucho cuidado porque las distorsiones suelen ser fáciles y, en ocasiones, completamente absurdas.

3.- Está por demás corroborado que al inicio de su gestión, el mandatario calderón –en minúscula siempre, por favor señores correctores-, proveyó a su “delfín”, de origen gallego pero nacido en Madrid, Juan Camilo Mouriño Terrazo, avecindado además en mi querida Campeche, la de los baluartes y los torreones magníficos, para que hiciera las veces de negociador con Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera para que éste integrara una especie de “mando único” sobre los diversos cárteles mexicanos con la pretensión de controlarlos a cambio de no ser tocado física ni judicialmente. Era como si se tratase de una legalización disfrazada sin que aparecieran las manos de calderón.

Por desgracia, las disputas internas entre “El Chapo” y los Beltrán Leyva hicieron crisis cuando se aprehendió a uno de los segundos y éstos, en represalia y considerándose traicionados, mataron a un hijo de “El Chapo”. 

Entonces no hubo poder oficial que se interpusiera entre las temibles bandas y Mouriño acabó muerto, tras un “accidente” aéreo en quien nadie cree a pesar de los reacomodos de las versiones oficiales. Alguna vez, Luis Téllez Kuenzler, quien se arrogó las facultades de Ministerio Público para indagar, en su condición entonces de secretario de Comunicaciones, me dijo al respecto:

--La verdad es que ni mi madre me creyó...

Fue una mala broma quizá pero con un sustento de muy alta magnitud. Y, desde entonces, los panistas en el poder y el nuevo gobierno priísta poco se ocuparon y ocupan por indagar las extrañas muertes de los funcionarios de la derecha elevados a la heroicidad... por morir al caer sus aeronaves: Ramón Martín Huerta, el mencionado Mouriño y Francisco Blake Mora. Ni siquiera por solidaridad con los amigos, la dirigencia del PAN presionó lo necesario para avanzar en la verdad. Por cierto, uno de los primeros que debieran ser interrogados sobre la escenografía del Ajusco en donde se precipitó el helicóptero de Martín Huerta, en condición en ese momento trágico de secretario de Seguridad Pública, es el zigzagueante, amoral veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares, candidato panista ¡a la alcaldía de Boca del Río!, una de las que generan más recursos dentro de la ambiciosa ambición del personaje que embruteció a Patricio Chirinos, cuando fue su secretario de Gobernación, y luego hiló poder a la vera de “la novia de Chucky”, Elba Esther Gordillo, enferma pero recluida en el penal de Tepepan. Da náusea saber que el PAN defienda a Yunes; y que el PRD exhiba a Manuel Bartlett Díaz. Ambos partidos, con tales reclutas, han perdido cualquier autoridad moral que les restara. 

loretdemola.rafael@yahoo.com.mx

Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/de-las-hipocresias-1371624488

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