miércoles, 10 de julio de 2013

Jenaro Villamil - El Pacto por México pierde ante la abstención

O P I N I Ó N
J E N A R O   V I L L A M I L
El Pacto por México pierde ante la abstención

En Quintana Roo, el PRI arrasó: ganó en los 10 municipios, incluido Benito Juárez (Cancún), que se lo arrebató al PRD, e Isla Mujeres, donde gobernaba el PAN, con el voto de sólo tres de cada 10 electores inscritos en el padrón electoral.

En Baja California, la "joya de la corona", únicamente votaron cuatro de cada 10 ciudadanos empadronados. La victoria cerrada del candidato de la alianza PAN-PRD, Francisco "Kiko" Vega, se ha visto empañada por los "errores algorítmicos" del sistema del PREP. Al PRI no le fue nada mal: recuperó Tijuana, la ciudad más importante, donde ganó Jorge Astiazarán, apoyado por el verdadero poder tras el trono en la entidad: Jorge Hank Rohn.



El alto índice de abstencionismo registrado en Baja California, plantea un problema de legitimidad grave para el próximo Gobernador: sea "Kiko" Vega (PAN-PRD) o Fernando Castro Trenti (PRI-PVEM), quien gobierne finalmente, lo hará con apenas el 22 por ciento de los empadronados. Es decir, gobernará no con la mayoría, sino con la quinta parte de los ciudadanos en edad para votar.

Un panorama similar de "recuperación" del PRI se dio en Veracruz y en Tamaulipas, donde la abstención también superó el 60 por ciento. Y ni hablar de Hidalgo –donde se renovó el Congreso local-, con índices de abstención superiores al 70 por ciento. El "carro completo" con ausencia de electores.

También en Puebla, donde el Gobernador Rafael Moreno Valle hizo todo para tener el control de la Alcaldía de la capital, y lograr el "carro completo" en el Congreso local y en la mayoría de los municipios, la abstención se impuso. Sólo cuatro de cada 10 ciudadanos salieron a votar.

En Sinaloa, Tlaxcala, Chihuahua, Zacatecas, Oaxaca, Durango y Aguascalientes, el abstencionismo fue escandaloso. En relación con los hechos de violencia y delictivos, en Sinaloa, Durango y Oaxaca sólo salieron a votar el 30 por ciento de los ciudadanos. Y en Aguascalientes, la participación no fue mayor del 35 por ciento. Ahí, el PAN está feliz porque retuvo la capital. Lo mismo sucedió en Zacatecas, donde el PRI aventaja en la mayoría de los municipios en medio de la violencia. El PRI recuperó en Chihuahua a la capital y la fronteriza Ciudad Juárez.

En otras palabras, la partidocracia ganó en cada uno de sus bastiones, pero frente a un enorme boquete de indiferencia ciudadana. El "Candigato Morris" en Xalapa, no fue una excentricidad sino el síntoma de una enfermedad mayor: la enorme desconfianza y escepticismo de los electores frente a las propuestas políticas.

Para la élite de la comentocracia (esta clase mediática que domina los micrófonos en radio y televisión), lo importante es que "no se pone en riesgo el Pacto por México" porque, al ganar el PAN en Baja California, (sobre todo, el grupo maderista confrontado con los calderonistas-corderistas) se espera que no se rompa esta especie de mecanismo de gobernabilidad inventado por el peñismo.

Al PRD le fue pésimo (perdió alcaldías claves, no repuntó ni consiguió avanzar en el norte del País), pero su dirigente nacional Jesús Zambrano podrá "vender" como éxitos lo que, en realidad, son migajas de su alianza con el PAN en Baja California, en Puebla y en Oaxaca. Con eso, el grupo de los Chuchos continuarán tratando de convencer sobre la necesidad de mantenerse en el Pacto por México.

El contraste es brutal: si a nivel nacional quieren promover el "éxito" del Pacto por México después de estas elecciones estatales y municipales, lo que en realidad están diciendo es que el actual sistema de partidos y las opciones que plantean al electorado sólo han generado indiferencia y una abstención escandalosa.

"No se extrañen si aquí ocurre algo similar a Brasil", afirmó un usuario de Twitter. Y es probable que tenga razón: las urnas no están atrayendo a los ciudadanos.

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104



PRD, las derrotas del 7 de julio



En su texto "En busca de la identidad perdida", publicado en Proceso como réplica a otra extensa carta de Jesús Ortega, el senador Alejandro Encinas inició con un duro diagnóstico:

"La izquierda partidaria atraviesa por un cambio de ciclo caracterizado por la fragmentación, el descrédito y su desdibujamiento ideológico".

Encinas, adversario interno de Ortega en los comicios por la dirigencia nacional del PRD en 2008, advirtió en ese texto que de tiempo atrás el único debate en su partido es por el reparto de cuotas y cuates. Los métodos democráticos para elegir a los candidatos se han relegado. Se privilegian los acuerdos cupulares y se cae en un pragmatismo que raya en la incongruencia.

El documento fue publicado dos semanas antes de la jornada electoral del pasado 7 de julio. Como esta reflexión, muchas otras se han hecho al interior del partido sin que atraviesen el muro de los monólogos de sordo frente al grupo dominante en la dirigencia.
Los resultados del domingo demuestran que no sólo los diagnósticos críticos se quedaron cortos, sino que el PRD y el núcleo conocido como Los Chuchos han decidido ganar perdiendo, a costa de desdibujar las opciones de izquierda electoral y colgarse medallas en alianza con el PAN y, si se puede, hasta con Nueva Alianza (Panal).

Lo ocurrido en las elecciones municipales y de legisladores en 14 entidades, y de gobernador en Baja California, está muy cercano a la catástrofe para el partido que, en alianza con otros, llegó a encabezar la segunda fuerza política en 2012 tras las elecciones presidenciales. Difícil de comparar unos comicios federales con los locales, pero la tendencia hacia la fragmentación, la disolución y el desencanto de los votos del PRD se confirmó en este 2013.

El PRD perdió prácticamente sus plazas más importantes: la alcaldía de Cancún --gobernada desde 2008--, la capital de Oaxaca, en alianza con el PAN, y dos municipios de Zacatecas que antes gobernó con el PT. Dirán que en esta entidad el PRD ganó 15 alcaldías en alianza con el PAN, pero no se compara con el avance del PRI, donde apenas hace cuatro años gobernó el perredismo.

En el norte del país, el Partido de la Revolución Democrática ganó cero alcaldías sin ninguna alianza. Fueron los casos de Baja California, Sinaloa, Durango, Aguascalientes (la entidad de Jesús Ortega, donde ni él gana por mayoría relativa), Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas. En este último estado, dominado por el narco y la violencia, la izquierda partidista prácticamente desapareció. El PRI y el PAN se repartieron los triunfos.

En Veracruz, la quinta entidad más importante por el tamaño de su padrón, el PRD ganó cuatro alcaldías más para sumar 32, pero a costa de una recuperación similar al "carro completo" del PRI en las elecciones para alcaldes y diputados locales. En Veracruz, como en Quintana Roo, el gobernador priísta se sirvió con la cuchara grande.

De los 212 municipios en juego, la coalición PRI-PVEM-Panal gobernará 99, incluyendo a las 24 ciudades más importantes, salvo Boca del Río y Córdoba, que ganó el PAN.
En Tlaxcala el PRD perdió una alcaldía, en Puebla se fue en coalición con el PAN, al igual que en Oaxaca, repitiendo el esquema de 2010.

Sin embargo, la alianza PAN-PRD en Puebla y Oaxaca no fue nada exitosa si se compara con los comicios anteriores. En Puebla perdieron siete alcaldías y en Oaxaca 12, incluyendo la capital.

El problema ni siquiera es el balance final de alcaldías ganadas o perdidas, así como el número de diputados locales alcanzados. La derrota principal es programática y de participación del electorado.

Ni una sola propuesta memorable de los candidatos del PRD se escuchó en campaña. No hay un punto de vista que lo distinga del PAN, del PRI o hasta del Panal, ya no digamos de sus ex aliados: el PT y Movimiento Ciudadano.

En Cancún, su plaza emblemática, asumieron la derrota desde dos semanas antes. El abstencionismo en esta ciudad fue mayor a 70%. ¿No pudo o no quiso el PRD alentar a los habitantes de la ciudad más poblada de Quintana Roo a participar en las urnas?

El PRD perdió la brújula electoral. ¿Se compite solamente para repartir cargos de elección popular o para plantear un proyecto de gobierno con acento social, antiautoritario, defensor de los espacios públicos, de los derechos sociales?

Para la cúpula de la Nueva Izquierda —Los Chuchos que dominan los cargos de decisión claves en el PRD— la reflexión se remite a avalar o no el Pacto por México. Les preocupa si mantendrán o no el nivel de interlocución y el poder del picaporte frente a la Presidencia de la República. No les preocupa ni les ocupa la defensa del voto, el grosero retorno a las trampas más viles, ni la violencia desatada contra sus candidatos.

Y luego se molestan cuando les recuerdan que desde los tiempos del PST les decían "los socialistas del presidente". Ahora se acomodan como "el ala izquierda" del Pacto por México.

www.homozapping.com.mx


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