PRIMER TIEMPO: Se oyó muy duro pero, ¿es duro? Tan prudente y ponderado, el líder moral de la izquierda contemporánea en México, Cuauhtémoc Cárdenas, se lanzó en contra de la Reforma Energética. La llamó “entreguista” y de pretender desplazar a Pemex de la cadena de productividad para entregarla a manos privadas. ¿Dardos envenenados contra la reforma presidencial? En la superficie eso parece. Cárdenas calificó como antipatriota la iniciativa y se refirió al propuesto cambio al artículo 28 constitucional que habla del monopolio de Pemex en los hidrocarburos, y define las áreas estratégicas de esa industria, cuya participación privada está comprendida en la ley secundaria del artículo 27 constitucional. Cárdenas, hijo del ex presidente que promulgó la nacionalización petrolera hace 75 años y elaboró la ley secundaria que permitía los contratos de riesgos que el presidente Enrique Peña Nieto revivió como contratos de “utilidad compartida”, es el heredero del icono del nacionalismo mexicano que emula el general Lázaro Cárdenas, y miembro de una familia cuyo apellido es una marca sobre la piel de los mexicanos.
Al ingeniero, dos veces candidato presidencial y el sherpa de la izquierda en el debate sobre la Reforma, hay que leerlo dos veces. Le pegó fuerte al artículo 28, pero ¿alguien notó que no mencionó en ningún momento el 27? Este artículo establece la propiedad de los mexicanos sobre sus hidrocarburos, y la pregunta sin respuesta del ingeniero es si como deja entrever con su omisión, está de acuerdo con la iniciativa presidencial en lo general. Si es así, el Presidente puede estar tranquilo, pues Cárdenas habría dado su aprobación implícita a los contratos con inversionistas privados. Si la preocupación está en el 28, serán los candados los que se negocien. Las diferencias, aunque no cosméticas, tienen solución política. Pero la declaración sonora del ingeniero cumple con el primer propósito de impedir que la izquierda, la moderada o la radical, lo releguen a la parte derecha de la geometría política, y lograr que toda negociación en el 28 y sus leyes secundarias, se le prendan como medalla de victoria. Si lo que se está planeando es una fina escaramuza política, la izquierda que dialoga, negocia y acuerda bajo su tutela, ganará por encima de la izquierda de la beligerancia que sobre el todo, siempre quiere el nada.
SEGUNDO TIEMPO: Pero, si lo que se oyó muy duro, ¿se endurece? Semanas antes de que se presentara la iniciativa presidencial para la Reforma Energética, cercanos al presidente Enrique Peña Nieto recomendaban no descartar que un sector de la izquierda apoyara la propuesta. No sólo se referían a la dirigencia del PRD, encabezada por Jesús Zambrano, sino a Cuauhtémoc Cárdenas, la voz rectora de la izquierda en materia energética, con quien había contactos informales para ir platicando sobre lo que venía. El gancho de seducción era, según priistas que hablaban con el Presidente, que toda la Reforma se montaría sobre el texto del artículo 27 constitucional de la ley petrolera de Lázaro Cárdenas, donde reiteraría el Presidente que el petróleo es de los mexicanos. Llegó la iniciativa y este viernes Cárdenas respondió muy duro en términos retóricos y muy contundente en términos políticos, que no dejan ver con claridad cuál es el juego de ajedrez en el que está el ingeniero. Su voz es fundamental para la izquierda. Todo el PRD dijo que su propuesta energética, sería la que defina y decida Cárdenas. Si Cárdenas le dijo sí a los contratos de riesgo, el PRD, que siempre los ha repudiado, dirá que sí. Si no critica al 27 constitucional, tampoco ellos. Y si pide un nuevo régimen fiscal para Pemex y una ley de excedentes petroleros, como lo tienen los noruegos para beneficio de sus ciudadanos, también lo hará el partido. Cárdenas llenó el espacio público este viernes, y sus palabras retumbarán el fin de semana, al crear las expectativas en la opinión pública para este lunes cuando el PRD, de su mano, presente su reforma energética. El fenómeno a observar es a quién desplazó Cárdenas. Y cuando menos en forma temporal, a Andrés Manuel López Obrador, líder de la izquierda social, que había sido la voz más crítica en contra de la reforma. El discurso de Cárdenas, con enorme contenido, mostró lo hueco del mensaje de López Obrador. Impidió con su voz crítica este viernes, que López Obrador mantuviera la exclusividad de la oposición a la reforma. Pero a diferencia de él, su palabra es negociadora, no de rechazo automático para mantener la inmovilidad. Cárdenas ganó, pero López Obrador, pese al revés, tampoco pierde. Si esta es la ecuación, ¿quién sí perdió? TERCER TIEMPO: Los más convencidos se toparon con la puerta. Desde que se revelaron detalles de la Reforma Energética del presidente Enrique Peña Nieto en el Pacto por México, los líderes de la corriente dominante en el PRD, Jesús Zambrano, líder nacional, y Jesús Ortega, jefe político de la corriente de Los Chuchos, “estaban totalmente convencidos de ella”, dijeron participantes en ese cónclave. Pero la reacción el viernes de Cuauhtémoc Cárdenas, y los pasos que dio hacia delante el ex jefe de gobierno Marcelo Ebrard para capturar el liderazgo en la izquierda moderada, los obligaron a recular y a tomar una posición en la retaguardia de Cárdenas, sin despegársele de la espalda. Los Chuchos quedaron descuadrados. No sólo Zambrano y Ortega, sino también el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, el que más estudió la reforma y hasta redactó propuestas. Ramírez se encuentra en la órbita ideológica del PRI y en algunos momentos se acerca a la del PAN, según quienes conocen sus textos. Los Chuchos están absorbidos por el PRI, y del jefe de gobierno del Distrito Federal Miguel Ángel Mancera, apoyado por ellos, jugará a la segura: con Cárdenas. En esta Reforma, aunque no se vea, se juega también el poder en el PRD y el futuro de quienes aspiran cargos superiores. Buen ajedrez colateral en el que están metidos como actores secundarios, porque los ex candidatos presidenciales Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, son quienes hoy, y mañana y después, serán los protagonistas centrales de la izquierda en esta historia.
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