sábado, 21 de diciembre de 2013

Raymundo Riva Palacio - El Red Bull de Sal Lázaro


PRIMER TIEMPO: Tiros de gracia ante el descontrol. Chamaqueados. Así quedó la izquierda cuando la aplanadora del PRI, el PAN, el Partido Verde y Nueva Alianza, amenazaba con arrollarlos en el voto de la Reforma Energética. Con sus viejos análisis, pensaron que al bloquear el Salón de Plenos de la Cámara de Diputados, iban a impedir los cambios constitucionales, pero se rieron de ellos. El presidente de la Cámara, Ricardo Anaya, ordenó trasladar la sesión a un salón alterno dentro de San Lázaro, mientras se desarrollaba una estrategia que impediría que les tomaran también la tribuna. Anaya pidió que el equipo de seguridad entrara al recinto a proteger la tribuna. La izquierda olvidó que si bien en el Salón de Plenos no se permite por ley ninguna fuerza de seguridad, en los alternos sí. El PRI, que lleva años lidiando con tomas de tribuna, mandó una primera línea de contención que estaban frente a la seguridad: las diputadas. Ahí estuvieron en el pasillo, entre la izquierda y la seguridad, aguantando jaloneos, golpes y, por más gracioso que parezca, piquetes de ojos. Pero no pasaron.





Anaya los dejó hablar ajustándolos a los tiempos reglamentados, y no abrió espacios para que se prolongaran por fuera de lo establecido. Cuando se terminó de votar, el diputado priista Francisco Arroyo corrió con su coordinador Manlio Fabio Beltrones y le recordó que precisamente en esos días estaban trabajando todos los congresos locales en la discusión del presupuesto. Beltrones entendió el mensaje y habló con el presidente Enrique Peña Nieto. Si se enviaba la reforma inmediatamente a los estados, se podría tener la validación de una manera expedita. El Presidente aceptó. Beltrones habló con Anaya para que integrara el expediente y lo enviara. “Por correo electrónico”, sugirió Arroyo, “y por paquetería”. Así lo hizo Anaya. El Presidente instruyó al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que pusiera a trabajar a todos sus subsecretarios para agilizar el trámite de validación. En menos de 72 horas, más de la mitad de las legislaturas locales habían validado la Reforma Energética y sus tres cambios constitucionales. Los líderes de la izquierda se quejaron de la velocidad con la que les habían pasado la reforma, en buena parte, porque apenas se estaban organizando para bloquear las sesiones de los congresos locales. Ni modo. La experiencia cuenta y, en esta ocasión, faltó oficio y disciplina a la izquierda.

- SEGUNDO TIEMPO: La buena suerte por una mala pata. Que nadie piense lo que no es. Lo dice claramente el secretario general del PRD, Alejandro Sánchez Camacho: nos hicieron falta Andrés Manuel López Obrador y Miguel Barbosa en la lucha contra la Reforma Energética, en la calle y en las cámaras. Sánchez Camacho lamenta que la movilización se desinflara sin López Obrador, puesto que —no lo dice textualmente—, la estrategia con Morena para que ejerciera la presión callejera que fortaleciera el músculo de los legisladores en la tribuna, no se pudo con el dirigente del movimiento, Martí Batres, ni con la improvisación del hijo segundo del tabasqueño, Andrés Manuel López Beltrán, que resultó ser uno de los grandes fiascos de la temporada. Pero el jefe nato de la izquierda social sufrió un padecimiento cardíaco muy fuerte que lo tiene bajo completo reposo, con posibilidades muy limitadas inclusive —porque no lo dejan agitarse— para hablar. Sánchez Camacho, que pertenece a una corriente dentro del PRD ajena a la de Barbosa, le reconoce lo mucho que lo necesitaron. No lo dice nadie abiertamente, pero Barbosa es quien constantemente aportaba a la izquierda las herramientas legales para la discusión en los debates, con la experiencia y olfato para ver los recovecos que otros de sus camaradas no veían, y sugerir permanentemente preguntas para hacer tropezar a sus adversarios. Pero Barbosa también estuvo a punto de morir por un coma diabético que lo llevó a una septicemia y que, afirman en el PRD sin que nadie quiera confirmarlo públicamente, le causó la amputación de una pierna. No está bien Barbosa, aunque por ahora está fuera de peligro. Sin esos dos pilares, para la lucha y la argumentación, la izquierda se quedó sin brazos fuertes y recursos dialécticos. En el descontrol está la tentación fascista de la represión contra los suyos. En días pasados, el PRD expulsó a dos legisladoras locales, en Nayarit y Sonora, por votar a favor de la validación de la Reforma Energética. Y a quien se mueva, advirtió el coordinador del PRD en el Congreso,Silvano Aureoles, les cortarán la cabeza. Ya no queda más, por ahora, que la represión política contra los suyos. En la tribuna de enfrente, tampoco lo dicen fuertemente, pero el haber estado ellos dos fuera de circulación, ayudó enormemente a que las cosas les salieran bien y rapidito, rapidito.

- TERCER TIEMPO: Para curar las heridas, el apapacho. La Reforma Energética, con sus cambios constitucionales y artículos transitorios, que son la columna vertebral de las leyes secundarias, se trabajaron en la mesa del Pacto por México, lejos de la Cámara de Diputados y San Lázaro, en las oficinas de Polanco, donde los secretarios de Hacienda, Luis Videgaray, y Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, tienen despachos alternos. Es decir, llegó planchada y empaquetada a las cámaras, donde sin embargo, el gobierno federal envió refuerzos para sus operadores del PRI. Videgaray despachó al subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Fernando Aportela, y Osorio Chong al subsecretario de Enlace Legislativo,Felipe Solís Acero, quienes realizaron mayoritariamente una labor de relaciones públicas con los legisladores. Nada en realidad podían hacer para modificar el texto constitucional que había sido cocinado y aderezado en el Pacto por México, pero su presencia fue para mantener un diálogo permanente con quienes se sintieran incomprendidos o golpeados y dejarles ver que no eran invisibles para el gobierno. Aportela y Solís Acero trabajaron estrechamente con el coordinador del PRI en el Congreso, Manlio Fabio Beltrones, que lo que hizo fue mantener abierta la pista para que el ferrocarril que llevaba la reforma pudiera transitar sin mayores complicaciones.
Postdata: Esta columna deja descansar a sus lectores durante los próximos dos sábados. ¡Muchas felicidades!
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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