Un gobierno que le roba a Pedro para darle a Pablo siempre contará con el apoyo de Pablo”.
George Bernard Shaw
¿En qué está invirtiendo el gobierno mexicano? ¿Con qué instrumentos está construyendo el futuro de la nación? Con subsidios. El actual gobierno ha llegado al poder con la idea de que la manera de construir una sociedad más próspera es quitar dinero a algunos para darlo a otros.
Según el “Informe trimestral sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública” de la Secretaría de Hacienda, el gasto programable del gobierno federal en 2013 alcanzó los 3 billones 321 mil 50 millones de pesos.
Esto es un aumento de 3.1 por ciento sobre lo registrado en 2012.
¿Cuál es el rubro de gasto con el incremento más importante? Por mucho los subsidios. Éstos tuvieron en 2013 un aumento real, descontando la inflación, de 48 por ciento para llegar a 107,381.9 millones de pesos (tabla: Gasto programable por nivel institucional y orden de gobierno).
El gobierno de Enrique Peña Nieto parece convencido de que la manera de lograr una mayor prosperidad para los mexicanos es a través de subsidios. De hecho, en el 2014 ha establecido un alza generalizada de impuestos con el propósito de aumentar más los subsidios.
Sus propuestas concretas son crear un “seguro” de desempleo y una “pensión” universal para los adultos mayores. Sólo que ni el primero es realmente un seguro, porque no tiene primas que se paguen para crear un fondo que cubra el costo de la eventualidad de un despido, ni el segundo una pensión, porque no se crea un fondo de reserva con aportaciones que se acumulen con el tiempo para cubrir el eventual retiro de una persona.
Se trata simplemente de subsidios al desempleo y a las personas de mayor edad.
El subsidio más importante de todos, sin embargo, no está incluido en la cuenta del gasto programable. Hacienda ha señalado en su informe que el “subsidio” a las gasolinas alcanzó en 2013 un nivel de 105,288 millones de pesos.
La cifra es 56,393 millones mayor que la que se había presupuestado originalmente. Una simple adivinanza habría sido sin duda más precisa que la predicción de los especialistas de Hacienda.
Lo peor de todo es que ha quedado claro que el gobierno nos mintió cuando nos dijo durante años que este subsidio era producto de que el precio de la gasolina en Estados Unidos, país del que importamos buena parte de los petrolíferos que consumimos, era mayor que en México.
Los precios de las gasolinas en los dos países fueron iguales durante buena parte del año pasado sin que esto haya borrado el subsidio.
El informe de Hacienda señala que el subsidio a la gasolina se determina porque el precio promedio de venta al público de las gasolinas y el diésel “fue menor al precio productor de Pemex”. El problema, entonces, no es ya que la gasolina en México sea más barata que en Estados Unidos sino que “el precio productor de Pemex” es demasiado elevado.
En otras palabras, se nos está pidiendo a los contribuyentes que subsidiemos la ineficiencia del monopolio petrolero mexicano.
El problema de fondo es que el gobierno está equivocado si piensa que la mejor manera de construir prosperidad es ampliar los ya enormes subsidios. Aun los subsidios más eficientes, y los nuestros distan de serlo, no son más que el reparto de una riqueza que ya existe sin generar ninguna nueva riqueza.
Los países del mundo que han logrado salir de la pobreza para construir prosperidad no lo han hecho a base de subsidios sino de ahorro, inversión y creación de empleos productivos. No sé si el gobierno de Enrique Peña Nieto piensa que las cosas pueden ser distintas en México, pero sí entiende que los subsidios son una eficaz herramienta para comprar votos.
Esto, al parecer, es más importante que construir un país más próspero.
CRECIMIENTOS
Estados Unidos tuvo un crecimiento decepcionante, pero crecimiento al fin, de 1.9 por ciento en 2013. México registró 1.3 por ciento, supuestamente porque la economía estadounidense no creció más. La verdad es que no hemos hecho el trabajo interno para ser más productivos.
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