jueves, 20 de marzo de 2014

Eduardo Ruiz Healy - ¿Por qué nos maltratan con tanto requisito absurdo?

Emily y Mary Carmen son hermanas y viven en Ciudad Juárez, Chihuahua. Las dos son universitarias: la primera tiene una licenciatura en biología; la segunda en administración de negocios. Ambas hablan un perfecto inglés y han realizado diversos cursos después de que se recibieron profesionalmente.

También son propietarias de un pequeño negocio que opera legalmente y no en la informalidad como tantos de sus competidores. Son microempresarias que, como la mayoría de quienes tienen un pequeño negocio legalmente establecido en nuestro país, sufren los efectos de una dizque reforma fiscal que fue ideada por un puñado de tecnoburócratas de la Secretaría de Hacienda que entre todos no serían capaces de manejar una tienda de la esquina.

Hace un par de días Emily me envió un correo electrónico en donde narra algunas de las experiencias que ha vivido desde el 1 de enero pasado, día en que entraron en vigor las nuevas disposiciones fiscales ideadas por los genios de Hacienda y aprobadas por los diputados y senadores del PRI y PRD.








Esto es parte de lo que me dijo:
“Siguiendo tu consejo, de la última vez que te escribí, persistimos y seguimos luchando contra tanta adversidad. Se pagó e instauró un software de más de 35 mil pesos que no sabemos si el año siguiente funcionará. Nos sugirieron cancelar el permiso que teníamos vigente de exportación, dizque para evitar una multa, y que sacáramos otro. Así lo hicimos y, ¡sorpresa!, hasta el día de hoy no hemos podido sacar el permiso.
“Pusieron una ventanilla única, que es un portal de internet. Mandas tus documentos y en 10 días hábiles te responden. Muy bien hasta ahí, pero cuando llegas te dicen que te faltaron otros que no venían en la lista original. Pasan otros 10 días y salen con lo mismo: que te siguen faltando. Pides hablar con alguien pero nadie sabe nada; te refieren al portal de internet que, por supuesto, no te responde. A perder tiempo y dinero.
“Te piden los documentos más absurdos e insólitos, como mapas satelitales de tu empresa y de la empresas que rabajan contigo; órdenes de compra de todo un año certificadas por las empresas americanas. ¿Quién en su sano juicio te puede asegurar y certificar lo que te va a comprar en un año, cuando la economía está sobre cristales? Y la lista de requisitos como estos es interminable.
“Una vez que cumples con todo esto y esperas te liberen tu permiso, ahora nos salen con que tenemos que garantizar un mínimo de ventas de 6 millones de pesos anuales y, si no, te multarán y te cancelaran el permiso. ¿A que genio financiero se le ocurrió este disparate? 6 millones de pesos es el equivalente a comprar un auto de súper lujo, de 500 mil pesos, cada mes. O comprar 30 relojes Rolex de 200 mil pesos cada uno.
“Así está la cosa. Luego lees a dizque expertos en economía y finanzas diciendo que en este país necesitamos saber competir, que por eso no progresamos. A ver, nosotras llevamos 6 años compitiendo con los chinos y les hemos ganado; los estadunidenses nos han preferido. Somos una empresa pequeñita y hacemos muy bien nuestro trabajo. Hemos sido auditadas por Hacienda como si fuéramos parientes del Chapo y al final nos felicitaron porque todo está en orden. Hemos cumplido a cabalidad. ¿Qué más necesitamos hacer para demostrarles que lo único que queremos es que nos dejen trabajar? ¿Quién fue el genio burócrata que diseñó todo este entrampado? ¿Cómo nos piden competir si el gobierno mexicano -llámese Secretaria de Hacienda- es el principal que nos pone obstáculos?
“De nuestro negocio dependen 70 familias, entre empleos directos e indirectos. No es un negocio para salir en la revista Forbes; es para vivir decentemente y que otras familias lo puedan hacer teniendo un empleo.
“Durante años nos han dicho estos genios que lo que el país necesita es crear empleos, exportar, traer divisas, competitividad, lo que sea que eso signifique. Les pregunto a estos genios: ¿no es eso lo que estamos haciendo nosotras con nuestro negocio? ¿por qué nos maltratan con tanto requisito absurdo que al final terminará en un archivo muerto de datos?
“En un país de primer mundo seriamos personas productivas y respetadas, pero aquí somos como delincuentes de tercera categoría”.
No hay más que añadir. Emily lo ha dicho todo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.