viernes, 16 de mayo de 2014

Sergio Sarmiento - Despojar al mecenas

"La ingratitud es hija de la soberbia".

Miguel de Cervantes

Supongo que quienes buscan defender el Polyforum Cultural Siqueiros tienen buenos argumentos. Nadie duda de la importancia artística del edificio o de los murales de David Alfaro Siqueiros. Pero la decisión de impedir un proyecto rentable en el predio nos ofrece también una lección. En México la generosidad se castiga con ingratitud.
Manuel Suárez y Suárez, el empresario que empezó a construir lo que iba a ser el Hotel de México, empezó desde abajo. Nació en España y llegó a México en 1910, a los 15 años, para ingresar al negocio de compraventa de semillas y granos de su hermano Joaquín, quien ya vivía en México. En la revolución se unió a las fuerzas de Francisco Villa. Después empezó a hacer negocios por su cuenta y progresó gradualmente. Fundó las empresas Techo Eterno Eureka y Asbestos Cemento Eureka. Tuvo también éxito en el negocio de la construcción.







Suárez era un hombre conservador. Tuvo un papel importante en traer el Opus Dei a México. Fue también, paradójicamente, un gran mecenas de artistas que eran en buena medida de izquierda.
A Siqueiros lo encarceló de 1960 a 1964 el gobierno de Adolfo López Mateos por el delito de "disolución social". En realidad era, por su ideología comunista, un preso político. Cuando el pintor salió de la cárcel, Suárez le dio empleo a pesar de sus diferencias. Le comisionó primero obras para el Casino de la Selva en Cuernavaca y después para el Polyforum en el antiguo Parque de la Lama de la Ciudad de México, donde ya construía el Hotel de México. Luis Echeverría inauguró el Polyforum en diciembre de 1971.


Suárez falleció en 1987 dejando inconcluso el Hotel de México. El edificio, bajo el nombre de World Trade Center, no fue inaugurado hasta 1994, bajo la responsabilidad de su hijo, Alfredo Suárez Ruiz, y otros socios. Era ya un edificio de oficinas y centro comercial. La crisis financiera de 1995, sin embargo, llevó el apalancado proyecto a la quiebra y a un rescate por Fobaproa.

Alfredo Suárez Ruiz siguió manejando el Polyforum. Éste ha sido alquilado como salón de eventos y ha operado como teatro y bar. Es claro que sus ingresos no son suficientes para mantener el lugar y distan, por supuesto, de aprovechar el potencial económico del predio.

Aunque Suárez Ruiz niega que hubiese un proyecto para reubicar los murales del Polyforum, hay registros de trámites que muestran que se buscaba desmontar los murales, moverlos a una ubicación más cercana a Insurgentes, demoler el edificio y construir ahí un conjunto de 48 pisos de uso mixto, similar en altura al World Trade Center. Un grupo de vecinos se movilizó para detener el proyecto antes de nacer y recibió, de hecho, el apoyo del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, quien dio instrucciones para que el conjunto sea declarado patrimonio cultural de la Ciudad de México.

Entiendo el interés para impedir un proyecto que pudiera deteriorar el Polyforum y sus murales, pero declarar el conjunto patrimonio cultural es muy injusto: se trata de una expropiación sin indemnización. Si la ciudad quiere preservar el Polyforum, ¿por qué no expropia el predio a su valor comercial? O ¿por qué no proporciona un subsidio adecuado para mantener el conjunto y los murales y compensar en parte al dueño por el uso poco rentable?

Nunca conocí a don Manuel Suárez, pero las historias sobre su generosidad son legendarias. Siqueiros habría tenido muchas razones para ser agradecido con él. Me pregunto, no obstante, si don Manuel habría sido tan magnánimo de haber sabido que las obras de Siqueiros serían excusa medio siglo después para expropiar a su hijo sin indemnización. El mensaje es claro y triste: en México los mecenas serán despojados en pago a su generosidad.


Reformas electorales
Con la que concluyó ayer, México ha tenido ocho reformas político electorales desde 1977. Las que se hicieron hasta 1997 fueron importantes porque abrieron espacios de libertad política. Las últimas sólo han servido para complicar y viciar el sistema.




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