Desde que se publicó en este espacio la columna Oceanografía: un personaje clave, el 6 de junio pasado, nueva información ha surgido sobre Amado Yáñez Osuna, principal accionista de Oceanografía y uno de los clientes globales consentidos de Banamex y Citigroup. Yáñez Osuna reclutó y pagó millones de pesos a familiares de José Ortega Rivera mientras era director de Channel Finance, para que lo asesorara. Al mismo tiempo, el alto ejecutivo de Citigroup cambió manuales y procedimientos bajo los cuales se regía la relación de Banamex con Oceanografía y Pemex, con lo cual presuntamente se transfirieron los riesgos de la empresa a la paraestatal.
Channel Finance es el área donde se realizó el quebranto al banco, pero Ortega Rivera, quien podría explicar mucho de la mecánica que llevó al fraude, no forma parte de la investigación de la PGR. Ortega Rivera trabajó 15 años en Citigroup y Banamex como experto en arrendamiento y factoraje, pero salió por un recorte de personal en 2008. Dos años después regresó a dirigir el canal de descuentos donde se establecieron las líneas de crédito para Oceanografía. En este espacio se informó el viernes que Ortega Rivera renunció en 2012 y que había sospechas que estaba relacionado con Yáñez Osuna.
La nueva información revela una historia más sórdida. Ortega Rivera no renunció. Fue despedido en agosto de 2012, tras un informe elaborado por el director de Trade, Alfonso Ortega Brehm, presentado durante una reunión en donde estaban Javier Arrigunaga, director general de Banamex, Francesco Vanni, director global de Servicios Globales de Transacciones de Citi, Emilio Granja, director de Banca Corporativa de Banamex, responsable de la relación con Pemex, y Yáñez Osuna.
El informe exhibió los sistemas de seguridad interna de Banamex, y dibujó negativamente a Yáñez Osuna. Ortega Brehm había detectado en la revisión de los estados financieros de Oceanografía, pagos directos de la empresa a Susana Sabines, esposa de Ortega Rivera por más de un millón de pesos. También encontró otros depósitos por más de un millón de pesos en la cuenta de la señora Amagoya Rivera, que resultó ser la madre del director de Channel Finance. Ante ello, se pidió a Contraloría Interna (Compliance) y a Seguridad Interna (Citi Security and Investigative Services), una investigación más amplia, entregada en agosto de 2012. Entre las conclusiones sobresalían los siguientes puntos:
1.- Ortega Rivera no pudo justificar los depósitos de Oceanografía a las cuentas de su esposa y su madre, por más de 2 millones de pesos.
2.- Conducía una camioneta Audi Q7, con un valor de casi un millón de pesos, que había sido adquirida por Oceanografía.
3.- Dio asesoría financiera a Yáñez Osuna para proyectos de inversión, sin haber informado Banamex ni recibido autorización para ello, por lo que cobró 300 mil pesos.
Al concluir la investigación, los directores de Trade Channel Finance, Adolfo Herrera Pinto, su segundo en ese entonces, Roberto González Barrera, y Ortega Brehm, dieron por terminada su relación con Banamex y Citigroup. El cese fue informado a los directores de Banca Corporativa, José Antonio González Molina y Granja, quien le comunicó a los principales accionistas de Oceanografía, Yáñez Osuna y Martín Díaz, de la decisión del banco. A las pocas semanas de ser despedido, dijeron fuentes de Banamex, se ostentaba como asesor financiero de Oceanografía en Ciudad del Carmen.
Fuentes en Banamex han expresado extrañeza que su nombre no haya despertado el interés de la PGR, porque lo consideran una pieza clave en el caso. Ortega Rivera desarrolló la Guía Operativa Pemex durante su primer periodo en el grupo en 2007, y en la segunda ocasión que trabajó ahí, elaboró el Contrato Regulador con Oceanografía, mediante el cual se manejaba el factoraje para sus operaciones con Pemex, y amplió el plazo original de 90 días, a 120 y 180 de los contratos, con lo cual garantizó la viabilidad a la empresa y transfirió presuntamente los riesgos a Pemex.
Pero al mismo tiempo, se puede argumentar la falta de atención de la PGR por las pocas consecuencias que tuvo, en la relación con Yáñez Osuna y Oceanografía, la investigación interna sobre Ortega Rivera, donde sólo le imputaron el conflicto de interés para despedirlo. El reclutamiento de uno de sus ejecutivos no significó un cambio de actitud del banco hacia Yáñez Osuna, pese a lo irregular de su proceder y el abuso de confianza al haber pagado subrepticiamente los servicios de la persona que nominalmente velaba por los intereses de la institución, pero que durante ese tiempo modificó procedimientos que beneficiaron a Oceanografía. Tampoco hay evidencias de una revisión de las prácticas internas de Citigroup y Banamex, pese a que Ortega Rivera salió de la institución para ir a trabajar para Oceanografía.
Cuando el procurador general Jesús Murillo Karam ubica públicamente el origen del quebranto en Banamex, la institución filial de Citigroup y el grupo financiero en lo global, contribuye indirectamente con esa percepción. El caso del asesor de Yáñez Osuna es el mejor ejemplo. Después de todo lo que sucedió, elevaron la categoría de cliente de Oceanografía y mantuvieron una relación de privilegio con Yáñez Osuna. En este sentido, no tienen mucho porqué quejarse de que Murillo Karam les transfiera, hasta ahora en forma completa, la responsabilidad jurídica.
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