“Es la idolatría de la igualdad.”
Jorge Edwards
Jorge Edwards
Chile ha sido durante décadas el país con mejor desempeño económico y educativo en América Latina. La gran pregunta es si esta brillante actuación sobrevivirá a las reformas que está impulsando la actual presidenta Michelle Bachelet.
El tema lo trataron este martes a profundidad en Madrid, dentro del VII Foro Atlántico de la Fundación Internacional por la Libertad presidida por Mario Vargas Llosa, un grupo de chilenos que incluían al escritor ganador del Premio Cervantes Jorge Edwards, al historiador y economista Mauricio Rojas, al economista y ex ministro general de la Presidencia Cristián Larroulet, al empresario Nicolás Ibáñez y al ex presidente de la República Sebastián Piñera.
La economía chilena creció 5.3 por ciento anual en el cuatrienio de gobierno de Piñera que concluyó el 11 de marzo de 2014. La expansión tuvo lugar a pesar de que 11 días antes de asumir el poder se registró un terremoto “que destruyó un quinto de nuestra infraestructura”, un 5 por ciento del Producto Interno Bruto. La expansión hizo que el PIB per cápita subiera de 15,866 dólares en 2009, último año completo del primer gobierno de Bachelet, a 21,911 dólares en 2013 (Banco Mundial con cifras ajustadas por paridad de poder de compra). Chile era así en 2013 el país más próspero de América Latina.
Las altas tasas de crecimiento de la economía permitieron reducir la pobreza en Chile en los tiempos de la democracia de un 50 a un 10 por ciento de la población, según Piñera. Pero además, de acuerdo con Mauricio Rojas, “el pobre de hace 30 años tenía una tercera parte del poder de compra que el pobre de hoy”. En el cuatrienio de Piñera además de la pobreza disminuyó la desigualdad. En el primer gobierno de Bachelet, en cambio, hubo un aumento de la pobreza mientras que la desigualdad se mantuvo igual.
El primer gobierno de Bachelet fue el que menor crecimiento económico ha registrado, 3.3 por ciento anual, desde el inicio de la democracia. En los tres primeros meses del segundo gobierno, que acaba de iniciarse, el crecimiento ha vuelto a caer, ahora a 2.7 por ciento. La promesa de la presidenta Bachelet de aumentar los impuestos ha generado una contracción de 15 por ciento en la inversión.
Bachelet ha prometido este aumento de impuestos con el objetivo de disminuir la desigualdad a pesar del riesgo de que se reduzca el crecimiento económico y aumente por lo tanto la pobreza. Estamos viendo, en opinión de Jorge Edwards, una “idolatría de la igualdad”.
El sistema educativo de Chile, que registró el mejor desempeño de América Latina en las últimas pruebas PISA, de 2012, se encuentra también en riesgo. Chile tiene desde hace tiempo un sistema en el que las subvenciones del Estado se entregan tanto a escuelas públicas como a privadas. Los padres de familia tienen la libertad de escoger entre enviar a sus hijos a escuelas públicas o a privadas. Los resultados académicos de los colegios se dan a conocer públicamente para ayudar a estas decisiones. No sorprende que los padres prefieran las escuelas privadas, que suelen tener mejores niveles de calidad y que no se ven afectadas por los paros que organizan maestros y alumnos (como en México).
La reforma de Bachelet busca promover una mayor igualdad, pero no subiendo el nivel de las escuelas de peor desempeño sino bajando el de las mejores. Para ello prohibiría “el lucro” en las escuelas subvencionadas y eliminaría la libertad de los padres de familia de escoger las mejores escuelas para sus hijos.
Chile ha sido un ejemplo para los países de América Latina tanto por su desarrollo económico como por la calidad de su sistema educativo. Hoy la presidenta Bachelet parece dispuesta a sacrificarlo todo en aras de una igualdad que quizá ni siquiera logre.
Líder en Chile
Juan Díaz de la Torre, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) de México, fue a Chile esta semana “para conocer las recientes modificaciones en materia educativa de ese país”. Espero aprenda mucho.
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