Una prueba de que los tiempos y la sociedad mexicana han cambiado, a
pesar de las inercias que prevalecen en los que ejercen el poder —tanto
el real como el de facto— es lo que ocurrirá esta semana con la película
La dictadura perfecta del director Luis Estrada. Finalmente esta cinta,
que narra cómo la televisión puso a un presidente en Los Pinos, llegará
a las pantallas de cine con casi un año de retraso, luego de que
sufriera un intento de censura por parte de Televisa, empresa que
primero financió el proyecto pero que, al no gustarle el contenido,
decidió vetarla y presionó para que no la exhibieran.
El próximo viernes, “si no hay mano negra”, como dice la publicidad
oficial, se estrenará la cinta en la cadena Cinépolis, que finalmente
aceptó exhibirla en sus salas en contra de la presión de Televisa. De
hecho, la misma cadena, propiedad de la familia Ramírez, organizó la
premier que se llevará a cabo hoy en uno de sus complejos de avenida
Universidad.
La censura de Televisa se produjo en febrero de este año cuando el
director Luis Estrada, que se había asociado con la empresa de Emilio
Azcárraga Jean para coproducir el proyecto, les enseñó la cinta
terminada. Los ejecutivos de la poderosa televisora conocieron en un
inicio el guión que les mostró Estrada y aceptaron financiarlo como un
intento de autocrítica y de limpiar su imagen tras los señalamientos por
el papel que jugaron en la elección de 2012 y la campaña del presidente
Enrique Peña Nieto.
Pero cuando los directivos de Televisa vieron la cinta terminada no sólo
ya no les gustaron varias escenas donde se veía a un presidente ficticio
—caracterizado por el actor Sergio Mayer— dominado por la televisora,
sino que además se hablaba de la turbia relación con un gobernador,
Carmelo Vargas, protagonista de la cinta encarnado por Damián Alcázar, a
quien la empresa de la historia ayudaba a tapar un escándalo de
corrupción con una campaña mediática y de manipulación de la opinión
pública para hallar a dos niñas perdidas de la alta sociedad.
Quien sabe si fue la parodia de la realidad o los paralelismos lo que ya
no gustó a Televisa, pero cuando vieron la cinta terminada le dijeron a
Estrada que no era lo que habían acordado y exigieron que les devolviera
el dinero aportado a la producción. Pero el tema no paró ahí; rota la
sociedad con Bandido Films, la televisora movió sus redes de poder en la
industria cinematográfica y presionó a Fox y Universal, empresas que
tienen intereses publicitarios y de negocios con Televisa, para que no
aceptaran distribuir La dictadura perfecta e impedir su llegada a los
circuitos comerciales.
De pronto Estrada no sólo se vio sin socios, sino que tuvo que buscar
recursos de emergencia para pagarle a Televisa y nuevos coproductores.
Tuvo que cambiar incluso el nombre original de la historia llamada
“Mentiras verdaderas” y viajó a EU para buscar canales de distribución
fuera de las grandes cadenas. Tras varias gestiones, consiguió recursos
y a una pequeña empresa de distribución que estaba lista para mover la
cinta en circuitos de exhibición.
Y ahí vino un nuevo problema: ni Cinemex ni Cinépolis, las dos
principales cadenas de salas de cine en México, que acaparan la
exhibición, mostraron interés por la cinta de Estrada nuevamente por
presiones de la televisora. Tras varios meses de insistencia con
Cinépolis, el director recibió la noticia de que aceptaban exhibir en
sus complejos a La dictadura perfecta.
La forma en que la familia Ramírez se convenció de exhibir la polémica
cinta fue que alguien les dijo que les podía ocurrir lo mismo que en
2002 con la película El Crimen del Padre Amaro, de Carlos Carrera, la
cuál por presiones de la Iglesia católica y por una petición directa del
arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, la cadena Cinépolis se negó a
exhibir. La cinta fue estrenada aquel año en las salas de Cinemex y
generó tal polémica que comenzaron a acusar a Cinépolis de censura y al
cabo de un par de semanas finalmente los cines de organización Ramírez
tuvieron que programar la película ante la presión del público y el
éxito de taquilla.
Así fue que Luis Estrada y La dictadura perfecta vencieron a la censura,
esta vez no del gobierno sino de Televisa. Y “si no hay mano negra” los
mexicanos podrán ver esta cinta, aunque a algunos poderosos no les guste.
Fuente: http://www.eluniversalmas.com.mx/columnas/2014/10/109244.php
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